Las dos características que mejor definen a las galettes son su aspecto rústico y el hecho de que no se emplee molde. El hecho de que no necesite molde tiene muchas ventajas, la verdad. La primera y nada despreciable es que nos evita tener que desmoldar, que a mi es algo que me pone siempre muy nerviosa, incluso con los moldes en los que nunca se me ha pegado nada. Otra ventaja es que podemos preparar la galette del tamaño que más nos guste sin vernos limitados por el tamaño de los moldes que tengamos disponibles.
La base de la galette es una masa quebrada azucarada. La masa quebrada azucarada se prepara exactamente igual que la masa quebrada normal, añadiendo un poco de azúcar al inicio del proceso.
La masa quebrada es muy sencilla de preparar, yo recomiendo siempre hacerla casera por el poco esfuerzo que requiere. En apenas 10 minutos está lista, aunque hay que tener en cuenta que requiere algo de reposo en la nevera (al menos una hora) para que se enfríe bien la mantequilla y se pueda extender con facilidad. La masa quebrada puede permanecer en la nevera bien envuelta en papel de film hasta 3 días, no hace falta prepararla justo una hora antes de empezar a extender, lo que facilita mucho la organización a la hora de preparar cualquier receta que use masa quebrada.
Si dejamos toda la noche la masa quebrada en la nevera es conveniente sacarla de la nevera un rato antes de extenderla para que se atempere y no esté tan dura, pero sin dejar que se ablande demasiado, ya que se maneja mucho mejor cuando está fría, en cuanto se calienta se pega más al rodillo y la encimera. De todos modos si durante el estirado vemos que se ha calentado mucho se puede poner la masa en la nevera durante un par de minutos para que se enfríe.
En la receta detallo todos los pasos de la preparación de la masa, pero podéis encontrar una entrada completa dedicada a la masa quebrada aquí: masa quebrada.
Si a pesar de todo no os animáis a preparar la masa quebrada casera la receta puede hacerse perfectamente con masa brisa o quebrada comercial.
Mi galette tiene unos 26 centímetros de diámetros. El motivo de esta medida es muy sencillo, coincide con el de la fuente de tarta de pyrex que uso muchas veces para otras tartas y que uso de guía. Como doblamos unos 4 centímetros de masa alrededor del relleno necesitamos estirar la masa hasta obtener un círculo de unos 34 centímetros de diámetro. Si al estirarla la masa se nos queda un poco irregular se puede recortar un poco con ayuda de un cuchillo, aunque no hace falta que quede un círculo perfecto.
A mi me gusta marcar sobre la masa el círculo interior sobre el que se coloca el relleno de fruta, el de 26 centímetros de diámetro. Puede colocarse el relleno y hacer los dobleces a ojo, la galette es una tarta de aspecto un poco rústico, pero yo sin una guía me desvío mucho, y acabaría dejando en un lado un borde de 2 centímetros y en otro de 8. Así que cuando la masa está estirada simplemente coloco el molde de tarta de 26 centímetros invertido sobre la masa para marcar un poquito el círculo en el que irán las fresas, así no me salgo. Para hacer la marca nos valdría cualquier fuente o un molde de bizcocho de tamaño similar.
Me gustan mucho las fresas desde que era pequeña, pero siempre había sido muy reticente a cocinarlas, las prefería comidas simplemente como fruta o formando parte de postres en crudo, pero cocinadas no me atraían mucho. Hasta que hace años preparé por primera vez este crumble de fresas y descubrí que las fresas horneadas quedan deliciosas. El calor del horno extrae todo su dulzor y como además pierden mucho agua el sabor queda muy concentrado.
El único detalle que debemos tener en cuenta al preparar la galette es que al hornearlas las fresas soltarán bastante líquido y eso puede hacer que la galette gotee un poco. Para evitar estos escapes vamos a añadir un poco de almidón de maíz (maicena), que actuará de espesante. Las fresas se mezclan con un poco de azúcar y una cucharada de maicena y se dejan reposar media hora para que empiecen a soltar sus jugos. Al calentarse en el horno el jugo de las fresas mezclado con la maicena espesará, haciendo más difícil que se escape por cualquier grieta en la masa.
Otra buena idea para evitar "escapes" es distribuir un par de cucharadas de almendra molida sobre la masa antes de colocar las fresas. Al igual que la maicena la harina de almendra absorberá el líquido, evitando que gotee. La almendra es opcional, se puede suprimir si se quiere, pero además añade un toque muy rico a la galette.
Se puede servir templada o fría.
Os dejo también un pequeño vídeo en el que se ve la preparación y el montado de la trenza.
- 6-8 personas.
- 230 gramos de harina.
- 115 gramos de mantequilla muy fría.
- 30 gramos de azúcar.
- 2 cucharadas soperas de agua muy fría.
- Un pellizco de sal.
- 600 gramos de fresones.
- 50 gramos de azúcar.
- Una cucharada sopera de almidón de maíz (maicena).
- 2 cucharadas soperas de almendra molida (opcional).
- Un poco de azúcar para decorar.
Vamos a comenzar preparando la masa quebrada azucarada. La técnica es la misma que la de la masa quebrada normal, añadiendo un poco de azúcar. Todos los detalles para preparar la masa quebrada pueden verse en esta entrada: Masa quebrada.
Poner en un bol la harina, el azúcar y un pellizco de sal. Remover un poco para mezclarlo todo bien.
Hacer un hueco en el centro y poner la mantequilla cortada en cuadros. Yo la saco un rato antes de la nevera, pero tampoco es conveniente que esté muy blanda.
Comenzar a mezclar la mantequilla y la harina pellizcando con la punta de los dedos, hasta conseguir una masa de aspecto arenoso. No os olvidéis de la harina que está en el fondo del bol.
Añadir las 2 cucharadas de agua muy fría y mezclar un poco más de la misma forma.
Volcar la masa sobre la encimera. Doblarla y extenderla aplastando con el canto de la mano dos o tres veces, hasta que tenga un aspecto un poco más cohesionado. No trabajarla mucho, la gracia de la masa quebrada es precisamente su textura arenosa.
Recoger la masa y aplastarla para formar un disco.
Envolverlo en papel de film y ponerlo en la nevera al menos una hora. Es importante no saltarse este paso.
La masa se mantiene en la nevera en perfecto estado 2 o 3 días, por lo que podemos prepararla con algo de antelación, yo la hago siempre el día anterior y la dejo toda la noche en la nevera.
Si hemos dejado la masa en la nevera toda la noche sacarla de la nevera más o menos una hora antes de comenzar a extenderla para que se atempere un poco.
Vamos a preparar el relleno de fresas de la galette una media hora antes de estirar la masa.
Lavar las fresas sin quitar el pedúnculo y sin dejarlas en remojo.
Eliminar el pedúnculo y partirlas en cuartos. Ponerlas en un bol.
Espolvorear las fresas con el azúcar y la maicena. Dependiendo de lo maduras que estén o lo golosos que seamos se puede poner un poco más o menos de azúcar, pero a mi me parece que con esta cantidad de azúcar quedan bien.
Remover bien para cubrir todas las fresas con el azúcar y la maicena.
Dejar reposar media hora. Tras el tiempo de reposo habrán empezado a soltar su jugo.
A continuación vamos a extender la masa.
Como vamos a hornearla sin molde, colocada sobre una hoja de papel de horno, lo más cómodo es extenderla directamente sobre el papel de horno. Así no necesitamos harina para que no se pegue a la encimera. Yo he aplicado el rodillo directamente sobre la masa, pero se puede colocar otra hoja de papel de horno encima.
Extender la masa hasta obtener un círculo de entre 32 y 34 centímetros. Serían unos 26 centímetros de diámetro para la galette más 3 o 4 centímetros para doblar en cada lado.
Si vemos que la masa se calienta mucho y se vuelve un poco pegajosa se puede meter un par de minutos en la nevera.
Una vez que la masa está extendida me gusta marcar el círculo central sobre el que irá la fruta. Lo hago porque yo calculo muy mal a ojo, y sin una referencia mi galette puede acabar teniendo una forma poco redondeada. Para marcarlo simplemente coloco un molde de tarta de pyrex de 26 cm. invertido sobre la masa. Se puede usar cualquier molde de bizcocho.
Si cuando acabemos de extender la masa está muy blanda se puede meter un par de minutos a la nevera, pero hay que tener un poco de cuidado, ya que si se enfría mucho se romperá al doblarla y puede salirse el jugo de las fresas.
Antes de empezar a montar la galette colocamos el papel con la masa extendida sobre una bandeja de horno.
Repartir las 2 cucharadas de almendra molida sobre la masa, dejando 3 o 4 centímetros de borde alrededor.
Repartir las fresas de la misma manera. Yo las he puesto bastante escurridas y he añadido el caldo que han soltado después de cerrar la galette.
Doblar el borde de masa que hemos dejado libre sobre la fruta, haciendo pequeños pliegues para ajustarlo.
Si en algún punto se rompe la masa la sellamos bien para evitar que se salga el jugo de las fresas al hornear.
Espolvorear un poco de azúcar sobre el borde de la masa.
Mientras montamos la galette precalentar el horno a 190 grados.
Colocar la bandeja con la galette en la parte central.
Hornear durante 30-35 minutos, hasta que la masa esté dorada.
Sacar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.
Se puede servir templada o fría, cortada en cuñas.
Que delicia de Galette!!!, amo las fresas, ya las veo para mi primavera en unos meses, una delicia, el truco para absorber el liquido de la fruta es maravilloso, lo he utilizado en otras preparaciones y además de darle un rico sabor con las almendras, pues evita esos derrames, deliciosa y preciosa gran galette. besos
ResponderEliminar