Muchas veces la tarta de zanahoria se recubre con una espesa cobertura de queso crema. En esta tarta de zanahoria con remolino de crema de queso cambiamos el orden y ponemos la crema de queso dentro del bizcocho de zanahoria, formando un vistoso remolino. El resultado es un bizcocho fantástico, que casi parece una tarta, con un sabor riquísimo, la combinación del bizcocho de zanahoria con la crema de queso es espectacular.
Me fascinan los bizcochos de zanahoria. La primera vez que los oí mencionar, hace ya una eternidad, me pareció curioso lo de poner verduras en un bizcocho, a pesar de que me encanta el sabor dulzón de la zanahoria en las ensaladas, pero una vez que los pruebas te conquistan totalmente. Una de las característica que más me gusta es que la abundancia de zanahoria rallada hace que sean densos y húmedos sin resultar pesados. También el hecho de que admitan muy bien la abundancia de especias como la canela o la nuez moscada, lo que hace que tengan un sabor espectacular.
Para crear el remolino se prepara una crema de queso con queso crema, estilo philadelphia, un huevo y azúcar, que se baten con unas varillas hasta obtener una crema homogénea y algo esponjosa. Es la misma crema que se emplea como base en estos hojaldres de fresa con crema de queso.
Es una crema muchísimo más ligera que el frosting que habitualmente se emplea para cubrir las tartas de queso, que lleva una generosísima cantidad de mantequilla y azúcar glass.
Para formar el remolino se vierte en el molde que usemos aproximadamente la mitad de la masa de bizcocho.
A continuación se coloca sobre ella la crema de queso, procurando dejar un espacio libre todo alrededor del molde. Ver la imagen en la descripción de la receta. Lo más cómodo es emplear una cuchara para depositar porciones de crema sobre la masa con suavidad. Intentaremos distribuir la masa de forma uniforme, pero no importa si queda algún trocito sin cubrir o si hay algo más de crema en unos puntos que en otros.
Una vez que hemos colocado al crema vertemos con suavidad el resto de la masa de bizcocho de zanahoria, procurando que la crema quede completamente cubierta. Suelo emplear un cucharón para verter la masa y evitar que caiga con mucha fuerza sobre la crema.
Aunque inicialmente hayamos puesto una capa más o menos uniforme de crema de queso en medio de la masa, casi como si se tratara de un sandwich, al hornear el bizcocho se forman corrientes dentro de la masa que van a mover y "desordenar" la capa de crema de queso, haciendo que se forme un vistoso remolino de crema. Al subir el bizcocho en el horno la crema de queso también se eleva y en algunos puntos incluso llega a asomar por la superficie del bizcocho horneado.
Una de las cosas más divertidas de este bizcocho es el momento de cortar la primera porción y ver qué aspecto tiene el remolino, siempre cambiante y distinto en cada porción del bizcocho. Bueno, reconozco que cuando corté este para hacer la foto más que curiosidad tenía temor por si tenía la masa suerte de hacer el corte en un punto en el que no se viera bien el remolino.
El bizcocho crece de forma espectacular en el horno, formando una amplia greña por la que asoma la crema de queso que ha conseguido abrirse paso hasta la superficie. Al enfriarse se bajará un poco y quedará más bien planito.
Es un bizcocho muy húmedo, como todos los de zanahoria, y al añadirle la crema de queso es más gordito de lo habitual, por lo que es un bizcocho que va a necesitar una cocción un poco más larga de lo normal. Necesitará entre 50 y 60 minutos, más bien cerca de 60, y dependiendo del horno podría ser necesario añadirle 5 o 10 minutos más. Lo mejor es probar el grado de cocción pinchando en el centro del bizcocho con un palillo. En este tipo de bizcochos el palillo siempre va a salir algo húmedo, pero debemos vigilar que salga limpio, sin restos de masa pegados.
Me gusta preparar este bizcocho en un molde redondo de 20 centímetros. Para mi es un bizcocho que está a medio camino entre ser bizcocho y ser una tarta sencilla, y me parece que el formato redondo con las porciones en forma de cuña pega bien con su personalidad de casi-tarta. Si os gusta más el formato alargado se puede emplear también un molde alargado, de los típicos de plum-cake. Necesitaremos uno gradecito, de unos 30 centímetros de largo.
Con las cantidades de la receta salen 8-10 raciones. Con la crema de queso es un bizcocho que llena bastante y conviene no cortar porciones excesivamente grandes.
No es aconsejable guardar los bizcochos en la nevera, pero en este caso al llevar la crema de queso lo pongo en la nevera. Como la masa lleva aceite la textura no se resiente tanto como en los bizcochos de mantequilla, que se quedan más duros al solidificarse esta, pero conviene sacarlo de la nevera con una media hora de antelación para que se atempere.
- 8-10 personas (20 centímetros de diámetro).
- 250 gramos de harina de repostería.
- 250 gramos de zanahoria rallada (4-5 zanahorias medianas).
- 4 huevos grandes.
- 175 ml. de aceite de oliva suave.
- 150 gramos de azúcar moreno.
- 50 gramos de azúcar blanco.
- 8 gramos de levadura de repostería (medio sobre).
- Un pellizco de sal.
- Una cucharadita de canela molida.
- Media cucharadita de nuez moscada molida.
- 100 gramos de nueces peladas (opcional).
- Un pellizco de sal.
- Aceite y harina para el molde.
- 225 gramos de queso crema.
- 50 gramos de azúcar.
- Un huevo.
- Un pellizco de sal.
- Aceite de oliva suave para preparar el molde.
- Harina para preparar el molde.
Para preparar la crema de queso poner en un bol el queso crema, 50 gramos de azúcar, el huevo y un pellizco de sal.
Mezclar bien con unas varillas, mejor si son eléctricas, hasta que esté cremoso.
Preparar el molde que vayamos a usar para el bizcocho, en mi caso un molde desmontable de 20 centímetros de diámetro.
Untar todo el molde con aceite y espolvorear con harina, sacudiendo bien el molde para eliminar el exceso. También se puede cubrir la base con un círculo de papel antiadherente, que también se puede untar con aceite y harina.
Pelar las zanahorias y eliminar los extremos.
Rallarlas empleando un rallador fino o un robot de cocina provisto de un rallador fino. Reservar.
Poner en un bol los huevos, el azúcar blanco y el azúcar moreno.
Batir bien con unas varillas, mejor si son eléctricas, hasta que esté espumoso.
Añadir el aceite, la canela molida y la nuez moscada y continuar batiendo hasta que esté bien integrado.
Añadir la zanahoria rallada y mezclar bien con una espátula o una cuchara. En este punto ya no usamos las varillas.
Poner en otro bol la harina, la levadura y la sal.
Remover bien para que se mezclen de manera uniforme.
Añadir la harina al primer bol con los ingredientes húmedos, preferiblemente a través de un tamiz.
Mezclar con una espátula hasta que no se vea harina suelta, sin trabajar demasiado la mezcla.
Verter aproximadamente la mitad de la masa de bizcocho en el molde.
A continuación vamos a colocar la crema de queso sobre la masa.
Con ayuda de una cuchara colocar porciones de la crema de queso sobre la masa, dejando un borde libre todo alrededor del molde. Intentaremos que quede cubierta toca la superficie, pero si hay algún claro no pasa nada.
Verter con cuidado la otra mitad de la masa de bizcocho, procurando que quede cubierta toda la crema de queso.
Mientras se prepara la masa precalentar el horno a 190 grados.
Colocar el molde con el bizcocho en la parte central.
Es un bizcocho húmedo y algo más alto de lo normal, necesitará unos 50-60 minutos. A los 50 minutos podemos probar si está listo insertando un palillo en la parte central. Cuando el bizcocho esté hecho deberá salir limpio, en este bizcocho al ser húmedo y con la crema de queso no va a salir seco.
Sacar el bizcocho del horno y dejar reposar 10 minutos sobre una rejilla.
En el horno crece de una forma notable, formando una greña espectacular por la que asoma la crema de queso.
Al enfriarse se bajará un poco.
Desmoldar para evitar que se humedezca y dejar sobre la rejilla hasta que se enfríe completamente.
Servir cortado en porciones.
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