En casa nos encantan los mejillones preparados de cualquier manera y los consumimos como aperitivo con bastante frecuencia. Simplemente abiertos al vapor y rociados con zumo de limón están buenísimos, pero pueden formar parte también de preparaciones un poco más complicadas, como estos mejillones a la marinera. Las recetas a la marinera se emplean con casi todos los moluscos (mejillones, almejas, etc.) y consisten en una salsa que suele llevar ajo, cebolla, vino blanco, pimentón y el caldo de cocción entre otros elementos. Una salsa riquísima en la que uno no puede parar de untar par.
En España tenemos la enorme suerte de que Galicia sea el mayor productor de mejillones, lo que nos permite acceder a un producto de gran calidad a un precio muy, muy asequible. Y además es un producto muy saludable por su bajo contenido en grasa y la gran cantidad de vitaminas y minerales que aporta. Un producto fantástico: sabroso, saludable y barato. No hay excusa posible para no disfrutar con frecuencia de un aperitivo de mejillones en cualquiera de sus variedades.
Yo suelo servir los mejillones a la marinera calientes, pero se pueden tomar también fríos.
¿Con tomate o sin tomate? Existe cierto debate sobe si las preparaciones a la marinera llevan tomate o no. A mí con los mejillones me gusta añadir un tomate. Si sois de los que creéis que no debería añadirse tomate a la marinera se puede suprimir y queda también una salsa muy rica.
Cuando preparéis esta receta acordaos de poner en la mesa pan en abundancia, porque esta salsa es de esas que pide pan para untar.
- 1 kilo de mejillones.
- 1 cebolla mediana.
- 1 tomate hermoso.
- 2 dientes de ajo.
- Un vasito (100 ml.) de vino blanco.
- Perejil picado.
- Una cucharadita de harina.
- Una cucharadita de pimentón.
- Una hoja de laurel.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
El primer paso es limpiar los mejillones. Lavar los mejillones bajo el grifo con abundante agua, raspando las conchas con un cuchillo para desprender todos los restos y barbas que pueda tener pegados. Ir poniendo los mejillones limpios en una cazuela.
Añadir un vaso de agua a la cazuela y poner a fuego vivo hasta que se abran los mejillones. Según se van abriendo sacar los mejillones de la cazuela con ayuda de unas pinzas y ponerlos en un plato hondo. No dejarlos cocer mucho rato una vez que se abren para que no se resequen.
Si algún mejillón no se abre descartarlo porque está en mal estado.
Colar el el líquido que queda de abrir los mejillones pasándolo a través de un colador de tela o un colador de rejilla en el que se pone un paño de estameña. Yo suelo mojar el paño desde que oí decir a José Andrés que es mejor hacerlo así porque sino la primera porción del líquido que colemos se queda en el paño y no en el vaso. Reservar el caldo filtrado para hacer la salsa.
Cuando los mejillones se enfríen un poco para poder manejarlos eliminar una de las dos conchas de cada mejillón, dejando únicamente la que tiene el bicho unido. El caldo que queda en el fondo del plato se filtra y se une al que tenemos reservado.
Picar la cebolla en cuadritos muy finos. Pelar los diente de ajo y picarlos finos. Pelar el tomate. Picarlo en trocitos pequeños o rallarlo.
Poner al fuego la cazuela en la que vamos a preparar la salsa con un chorro de aceite en el fondo. A mí me gusta usar una cazuela baja y amplia.
Cuando el aceite se caliente añadir la cebolla y el ajo picados. Bajar el fuego y dejar que se haga hasta que se ponga transparente, unos 10 minutos. Como vamos a añadir el caldo de los mejillones a la salsa y suele estar bastante salado no se pone de momento nada de sal hasta ver como queda la salsa.
Cuando la cebolla esté transparente añadir el tomate y dejar que se haga bien.
Añadir la cucharadita de harina. Dejar que se haga removiendo durante un par de minutos para que no sepa a crudo.
Retirar un momento la cazuela del fuego y añadir el pimentón, removiendo bien para que se fría.
Volver a poner al fuego y añadir el vino blanco. Dejar un par de minutos para que se evapore un poco el alcohol.
Añadir un vaso del caldo de cocer los mejillones y la hoja de laurel.
Dejar que la salsa cueza durante unos minutos.
Probar la salsa y rectificar la sal si es necesario.
Incorporar los mejillones con su concha a la cazuela. Espolvorear con perejil picado. Dejar cocer a fuego medio durante unos 5 minutos.
Para servir se pueden pasar a una fuente un poco honda. También se pueden repartir en varios recipientes más pequeños para distribuirlos por la mesa. Dependiendo de como sea la cazuela incluso se podrían sacar directamente en la cazuela.
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