Mejillones en escabeche

Los mejillones en escabechen son perfectos para un aperitivo o para improvisar una cena rápida.

Los comprados son muy cómodos porque como las conservas duran mucho es posible tenerlos siempre disponibles en la despensa, además de que existen muy buenas marcas de conservas. En casa son muy sencillos de preparar y además salen bien de precio, ya que los mejillones suelen ser baratos.

La primera vez que vi una receta para preparar mejillones en escabeche caseros fue en el programa que el cocinero José Andrés tenía en TVE. Los preparé poco después y aunque quedaron muy ricos me olvidé completamente de ellos hasta que hace unas semanas vi la receta en Directo al paladar: mejillones en escabeche

La receta está llena de ventajas: fácil, rápida de hacer (lo que más tiempo lleva es limpiar los mejillones), buen precio (los mejillones mantienen un precio bajo todo el año) y además está buenísima, con un sabor estupendo, mientras que los mejillones mantienen la textura del mejillón natural.

Aunque se pueden servir justo después de prepararlos esta receta, como todos los escabeches, está mejor si se deja reposar al menos 24 horas en la nevera.

Ingredientes

• 4-6 personas.

• 1 kilo de mejillones.
• 150 ml. de aceite de oliva virgen extra.
• 75 ml. de vinagre.
• 1 cucharadita de pimentón.
• 10 - 12 granos de pimienta (he empleado negra, pero se puede poner de cualquier tipo).
• 2 hojas de laurel.

Preparación

Comenzamos limpiando los mejillones. Los lavamos bien bajo el chorro de agua fría, raspando con un cuchillo para eliminar todas las adherencias de la concha. Tiramos para eliminar la estopa que tienen adherida. Segun vamos limpiando los mejillones los ponemos en una cazuela.

Una vez que estén limpios todos los mejillones ponemos un par de dedos de agua en la cazuela y la ponemos a fuego vivo. Si se prefiere en vez de agua sola se pueden poner 100 ml. de vino blanco y completar con agua hasta la cantidad necesaria.

Según se van abriendo los mejillones los sacamos a un plato empleando unas pinzas. Si algún mejillón queda sin abrir lo tiramos pues significa que no estaba vivo, aunque ahora normalmente se abren bien todos.

El caldo de cocción que queda en la cazuela no vamos a emplearlo en esta receta. A mí me gusta guardarlo para tenerlo a mano para añadirlo luego a una sopa de pescado o a la paella, ya que da un sabor muy bueno. Lo filtro a través de un colador de tela (puede usarse un filtro de cafe de los de papel o una servilleta de papel mojada previamente con un poco de agua), lo guardo en un tarro y lo congelo.

Cuando se enfríen un poco para poder manejar las conchas sin quemarnos sacamos el mejillón y los vamos poniendo en un recipiente con cierre hermético. Mejor un recipiente pequeño, ya que necesitamos que los mejillones queden bien cubiertos por el escabeche. Los bichos separados ocupan muy poco.

Ponemos el aceite a calentar a fuego suave con los dientes de ajo pelados. Cuando comiencen a dorarse retiramos del fuego y añadimos el pimentón, dando unas vueltas para que se disuelva en el aceite. Es importante no hacerlo al fuego para evitar que se queme. Añadimos también los granos de pimienta y las dos hojas de laurel. Por último echamos el vinagre sobre el aceite caliente con cuidado porque al calentarse el vinagre desprenderá unos vapores bastante fuertes.

Por último vertemos el líquido del escabeche sobre los mejillones. Movemos un poco el recipiente para que se distribuya bien, lo tapamos y lo guardamos en la nevera.

Los mejillones en escabeche pueden comerse inmediatamente, pero están mucho mejor si dejamos reposar en la nevera al menos durante 24 horas para que se impregnen bien de los sabores del escabeche.

Para servirlos sacamos los mejillones con una cuchara escurriendo un poco el aceite del escabeche procurando no coger los condimentos y los disponemos sobre un plato o cuenco. Si nos gusta mojar pan en el escabeche (que la verdad es que está muy rico) no los escurrimos al sacarlos, eso sí, procurando siempre que los que queden estén bien cubiertos para que no se estropeen.

Se conservan en perfecto estado en la nevera durante más de una semana ... si es que llegan a durar tanto.