Mousse de albaricoque al ron

Los albaricoques son una de mis frutas de verano preferidas. Me encanta su delicioso sabor y también lo fácil que resulta comerlos, simplemente abriéndolos por la mitad con la mano, sin necesidad de pelar o partir con un cuchillo. Habitualmente los pongo en una fuente sobre la encimera de la cocina y voy picoteando cada vez que paso cerca.

Además de comerse crudos los albaricoques pueden formar parte de muchos postres, como esta mousse de albaricoque al ron.

Las mousses y otros postres similares (como la panna cotta o la bavariose) me parecen perfectos para los meses veraniegos. Además de ser fresquitos y ligeros no necesitan horno. A mí el horno me encanta para cocinar, pero en verano en Madrid da una pereza tremenda usarlo por el calor que desprende y lo pongo sólo lo imprescindible. Además suelen ser fáciles postres fáciles de preparar.

Yo suelo preparar las mousses la tarde anterior y las dejo toda la noche en la nevera, sobre todo las que llevan algo de gelatina que ayuda a que no se baje la nata. De modo están bien fresquitas a la hora de comer y la gelatina tiene tiempo de coger cuerpo.

La receta lleva una pequeña cantidad de ron. Puede sustituirse por otro licor que nos guste o incluso eliminarse totalmente. En las instrucciones indico como proceder si no se desea usarlo.

Ingredientes

• 8 albaricoques maduros
• 100 gramos de azúcar.
• 100 ml. de agua.
• 200 ml. de nata para montar (contenido en materia grasa superior a 35%).
• 2 hojas de gelatina.
• 30 ml. (2 cucharadas soperas) de ron.

Preparación

Poner en un cazo el azúcar y el agua y ponerlo al fuego. Cuando comience a hervir bajar el fuego y dejar cocer unos cinco minutos para que se forme un almíbar.

Poner las hojas de gelatina a remojo con agua fría que las cubra totalmente durante al menos 5 minutos.

Mientras tanto separar los albaricoques en sus dos mitades procurando que no se rompan y eliminar los huesos.

Añadir las mitades de albaricoque al almíbar y dejar que se cuecen durante 10 o 15 minutos. Deberán estar blandas al pincharlas con un cuchillo pero sin que pierdan su forma.

Apartar del fuego y dejar que se enfríen en el almíbar.

Reservar 4 mitades de albaricoque que hayan quedado bonitas para decorar. Después de cocidos la piel está muy arrugada y desprendida de la carne y se retira con mucha facilidad.

Medir 100 ml. del almíbar de cocer los albaricoques y meterlo a la nevera para que esté frío a la hora de montar la nata.

Escurrir el resto de albaricoques y triturarlos con la batidora hasta obtener un puré fino.

Calentar un poco el ron en el microondas.

Escurrir las hojas de gelatina para eliminar el agua y añadirlas al ron caliente. Remover bien para que se disuelvan completamente.

Añadir el ron con la gelatina a la pulpa triturada y mezclar bien.

Si no queremos emplear ron porque hay niños o simplemente porque no nos apetece se puede eliminar sin problemas. En este caso bastaría con calentar un par de cucharadas de pulpa de albaricoque triturada y disolver la gelatina en la pulpa caliente.

Poner la nata, que deberá estár muy fría, en un bol y montarla con ayuda de unas varillas manuales o eléctricas.

Cuando esté bien montada añadir poco a poco los 100 ml. de almíbar frío reservado mientras continuamos batiendo.

Verter la pulpa triturada sobre la nata montada y mezclar con delicadeza con ayuda de una lengua de silicona.

Mezclar con movimientos suaves de abajo hacia arriba y sin batir, pera evitar que la nata se baje.

Repartir la mezcla en 4 recipientes individuales (yo la he puesto en copas de helado) y poner en la nevera durante al menos 6 horas para que la gelatina coja cuerpo.

Poner las 4 mitades de albaricoque reservadas en un recipiente cerrado. Si nos ha sobrado almíbar se lo añadimos para que no se resequen. Ese almíbar sobrante luego está buenísimo para endulzar un té.

Para servir colocamos una mitad de albaricoque sobre cada mousse.

La mousse tiene un color crema claro, pero en las fotos ha quedado tan blanca que casi parece un huevo frito, con la mitad de albaricoque en almíbar con su color tan naranja haciendo el papel de yema.