El París Brest (escrito muchas veces como París-Brest es una tarta clásica de la repostería francesa. Está formada por una corona de masa choux espolvoreada con almendra laminada y azúcar glass que se abre y se rellena con una crema muselina (crème mousseline) enriquecida con praliné de avellana. Un postre impresionante, capaz de dejar con la boca abierta a cualquiera y absolutamente delicioso que sirvió de tarta en mi último cumpleaños.
Esta maravilla de la repostería fue creada en 1910 por Louis Durand, dueño de una pastelería en Maisons-Laffitte, muy cerca de París, en honor de la carrera ciclista París-Brest-París, que pasaba muy cerca de su establecimiento. La forma redonda del pastel representaría en este caso una rueda de bicicleta, la rueda de bicicleta más suculenta que podamos imaginar.
La París-Brest-París nació en 1891 como una prueba ciclista que transcurría entre París y Brest (situado en la Bretaña francesa) y de vuelta a París, recorriendo en total 1200 Km. Se corrió como una carrera hasta 1951, desde entonces es simplemente un evento ciclista en el que el objetivo no es ganar, aunque se siguen entregando trofeos (y gloria) a los primeros posicionados.
En realidad hay dos pruebas distintas. La primera sería el brevet, una modalidad de prueba ciclista no competitiva en la que el objetivo no es ganar, sino finalizar el recorrido sin ningún tipo de ayuda en un máximo de 90 horas y que se celebra cada 4 años. La segunda modalidad es denominada audax y es concebida como una prueba en grupos que se celebra cada 5 años.
La próxima edición de esta prueba se celebrará en apenas un par de meses, el 20 de agosto de 2023.
El París Brest es una tarta un poco laboriosa, pero no es complicada de realizar, cada una de las preparaciones que la componen son bastante asequibles para cualquiera con algo de afición a la cocina, con un poco de orden y organización no vamos a tener ningún problema para elaborarla.
Veremos a continuación cada elemento de esta fabulosa tarta:
Corona de pasta choux
La base del París Brest está formada por una corona, aunque pare ser precisos deberíamos decir una rueda, de pasta choux. La pasta choux o masa choux es una de las preparaciones básicas de la repostería francesa, una masa blanda que da lugar a preparaciones muy ligeras, casi completamente huecas que se suelen usar para rellenar. Entre las preparaciones más conocidas elaboradas con masa choux están los profiteroles, los éclairs o nuestros clásicos buñuelos de viento, que emplean la misma masa pero frita en vez de horneada.
Es una masa peculiar porque se cuece dos veces. Primero se escalda la harina añadiéndola a los ingredientes líquidos de la receta que habremos calentado hasta que hierven. Se forma entonces una bola de masa que se desprende de las paredes del cazo y se cocina durante unos minutos para secarla. Posteriormente se cocerá una segunda vez en el horno o en la sartén como en el caso de los buñuelos.
A la hora de hornear las preparaciones de masa choux vamos a combinar 2 temperaturas. Durante los primeros 15 minutos emplearemos una temperatura alta, unos 200 grados, lo que hará que la masa se hinche y crezca rápidamente. A continuación bajaremos la temperatura a unos 180 grados y continuaremos horneando las pieza para secarlas completamente, lo que evitará que se desinflen al enfriarse. Bajo ningún concepto se debe abrir la puerta del horno durante los primeros 20 minutos de cocción.
Uno de los puntos claves para que la masa choux quede perfecta es la forma en la que se añaden los huevos a la masa. Se deben añadir de uno en uno una vez que se enfría un poco la masa, mezclando a conciencia antes de añadir el siguiente. También es importante respetar la proporción de huevo en la receta. Las cantidades que indico son para huevos grandes, de entre 55 y 60 gramos, con lo que estamos añadiendo entre 220 y 240 gramos de huevo. Si se emplean huevos más pequeños será necesario añadir un huevo adicional para alcanzar esta cantidad.
Es una preparación muy agradecida, aunque pueda parecer muy sofisticada es fácil de preparar en casa con muy buenos resultados.
Podeis consultar toda la información sobre la masa choux en este enlace: masa choux
Para formar el París Breast se trazan tres círculos de masa choux sobre una bandeja de horno con ayuda de una manga pastelera provista de una boquilla lisa. Dos de los círculos se trazan en la base, uno al lado del otro, el tercero se trazará sobre los dos anteriores. En la receta podéis ver fotos del trazado de los círculos.
Vamos a trazar círculos de unos 20 centímetros de diámetro. Este tamaño puede parecernos pequeño, pero nuestra rueda se expandirá en el horno y alcanzará casi 30 centímetros de diámetro.
Para formar los círculos he empleado una boquilla lisa de 12 milímetros. Cuando planificaba la receta me pareció un poco estrecha y de hecho estuve buscando una un poco más ancha, pero la verdad es que tal y como crece la masa en el horno es un tamaño perfecto.
Con las cantidades de masa de la receta va a sobrarnos masa, que podernos emplear para preparar unos profiteroles.
También se pueden preparar porciones de tamaño individual, en este caso haremos círculos de unos 8 centímetros de diámetro con una sola vuelta de masa choux.
Antes de hornear los aros de masa se cubren de almendra laminada.
Crema pastelera
La crema pastelera es la base de la crema muselina con la que se rellena el París Brest, un básico de la repostería del que poco podemos añadir.
Cuando se usa crema pastelera me gusta prepararla el día anterior y dejarla toda la noche en la nevera, así da tiempo a que se enfríe bien y adquiera la consistencia definitiva.
Tras retirar el cazo del fuego pasamos al crema pastelera a un bol y la cubrimos con film de cocina, que debe estar en contacto con la superficie de la crema, de esta forma evitamos que se forme una telilla de crema más dura y seca en la superficie.
No debemos olvidarnos de sacar la crema pastelera de la nevera a la vez que la mantequilla cuando vayamos a preparar la crema muselina para que estén a la misma temperatura.
Praliné de avellana
Para dar sabor a crema muselina con la que se rellena el París Brest se emplea praliné de avellanas.
El praliné es una crema utilizada en repostería compuesta por una mezcla de frutos secos (habitualmente almendra y avellana, solas o mezcladas las dos) caramelizados con azúcar y triturados. Normalmente lleva la misma cantidad de frutos secos y de azúcar.
Se utiliza como base de cremas, rellenos y también en la preparación de bombones, donde muchas veces se usa en forma de gianduja (praliné mezclado con chocolate fundido).
Una vez que los frutos secos caramelizados se enfrían y endurecen se trocean y se trituran hasta obtener una crema. Para triturarlos podemos emplear el procesador de alimentos que viene con las batidoras o un robot de cocina normal, teniendo en cuenta que es una tarea más bien dura para los robots caseros, al fin y al cabo estamos triturando caramelo sólido.
El proceso para triturar el praliné requiere un poco de paciencia, primero la mezcla se reduce a trocitos muy pequeños pero secos y luego poco a poco los frutos secos, en este caso las avellanas, comienzan a desprender el aceite que contienen y se acaba formando una pasta. Yo reconozco que acostumbrada a preparar tahini esperaba que el proceso fuera igual de rápido, pero claro, el caramelo hace que todo el proceso sea más lento.
El praliné casero queda un poquito más rugoso que el comercial, los robots de cocina caseros no suelen tener suficiente potencia para dejarlo completamente liso y se notan algunos trocitos, pero el resultado es fabuloso, está de muerte.
Para preparar el praliné se usan avellanas tostadas. Las podemos tostar en el horno, distribuyéndolas en una bandeja y horneándolas a 175-180 grados durante 10 o 12 minutos, moviéndolas un poco a la mitad de ese tiempo, hasta que veamos que empiezan a dorarse. Una vez que las saquemos del horno se envuelven en un trapo de cocina limpio y se frotan con él para desprender las cáscaras.
Para la crema museluna se emplean 150 gramos de praliné. Con las cantidades de la receta sale algo más de praliné, el sobrante lo emplearemos para rellenar la corona de masa choux.
El praliné se puede preparar con algún día de antelación, se conserva muy bien, el único problema de prepararlo antes es tener que luchar con la tentación de irlo comiendo a cucharadas.
Crema muselina
El Parist Breast se rellena con una crema mouselina con praliné de avellana.
La creama mouselina (crème mousseline) es una elaboración tradicional de la cocina francesa que se emplea como relleno en numerosas tartas y pasteles.
Es una de las cremas derivadas de la crema pastelera, que se enriquece en esta receta añadiendo una generosa cantidad de mantequilla para lograr una crema suave, esponjosa y sedosa, muy fácil de emplear tanto extendiéndola con un cuchillo como usando la manga pastelera y que además es muy estable, ya que mantiene con facilidad el volumen una vez montada.
En el caso del Paris-Brest se da sabor a esta crema muselina añadiendo praliné de avellana, obteniendo una crema con un sabor impresionante. Creo poder decir sin exagerar que es la crema más rica que he empleado para rellenos.
La forma de preparar la crema muselina y la proporción de mantequilla puede variar dependiendo de los autores.
Christophe Felder y el Larousse Gastronomique por ejemplo preparan una crema de mantequilla con praliné de almendras y se la añaden a la crema pastelera. La crema de mantequilla sería similar a la empleada en la tarta Ópera, con las yemas mezcladas con almíbar, su merengue italiano y mantequilla, mucha mantequilla.
Otros autores emplean una versión un poco más simple en la que la mantequilla batida hasta que está esponjosa se mezcla directamente con la crema pastelera. Es la versión que he seguido en esta receta y os puedo garantizar que el resultado es espectacular.
Es una preparación fácil de realizar simplemente con la ayuda de unas varillas eléctricas.
La mantequilla a temperatura ambiente (blandita de modo que ceda cuando apretamos con un dedo pero no fundida) se bate hasta que esté esponjosa y suave, se añade el praliné y a continuación se mezcla poco a poco con la crema pastelera.
La única precaución que deberemos tener para que quede perfecta es que la crema pastelera y el praliné deberían estar también a temperatura ambiente cuando los añadamos a la mantequilla, a la mantequilla le siente un poco mal que se le añadan ingredientes muy fríos.
Para esta receta la crema muselina se aplica con una manga pastelera, normalmente se emplea una boquilla rizada. He empleado la 1M de Wilton, que hace un rizo precioso, es una de las boquilla básicas que vienen en cualquier juego.
En la imagen podéis ver las dos boquillas que he usado para la receta, a la izquierda laredonda lisa de 12 mm. para dar forma a la corona de masa choux. A la derecha la boquilla 1M de Wilton con la que he repartido la crema del relleno.
Una vez preparada pasamos la crema muselina a una manga pastelera.
Si después de montarla vemos que está un poco blanda se puede meter un ratito a la nevera. Con el frío la mantequilla se solidifica y la crema coge más cuerpo. Eso sí, tampoco se debe dejar demasiado rato porque entonces se endurece demasiado y se maneja mal con la manga. Yo la he tenido una hora más o menos.
A la hora de rellenar la corona podemos realizar el diseño que más nos guste. Yo he formado rosetas pegadas una a otra hasta cubrir completamente la corona, pero se puede realizar cualquier otro diseño: distribuir la crema en círculos concéntricos, una sola línea ondulada, lo que más os guste.
Montaje
El montaje final del París-Brest una vez que tenemos todos los componentes es bastante sencillo.
En primer lugar se abre horizontalmente la corona de pasta choux. Empleando un cuchillo de sierra no resulta complicado. Al abrirlo el interior de la rueda debería estar casi hueco.
Una vez abierto se retira la parte superior y se coloca la mitad inferior en un plato de servir. El montaje es muy limpio y no se mancha el plato, por lo que en este caso no pongo las habituales tiras de papel de plata debajo de la tarta.
A continuación se distribuye el praliné que no hemos usado para la muselina sobre la base y se rellena todo el aro con la crema muselina.
Por último se coloca la mitad superior sobre el relleno y se espolvorea de azúcar glass. La corona no es completamente redonda, al crecer en el horno forma un círculo un poco irregular, lo que puede dificultar volver a colocar la parte superior en la posición adecuada.
Organización
La elaboración de tarta requiere algo de trabajo, pero se puede dividir bien en etapas que nos facilitan la organización. He visto recetas en las que se hace todo seguido, pero a mí me parece un poco pesado y prefiero dividirlo en dos días.
Os cuento como me suelo organizar.
La corona de pasta choux la preparo el día anterior, así da tiempo a que se enfríe lentamente en el horno y no se desinfle. Una vez que está completamente fría la cubro con otra hoja de papel de horno y cierro bien el paquete con celo y un poco de cuidado para no romperlo para evitar que se reseque.
La crema pastelera la preparo también el día anterior y la dejo toda la noche reposando en la nevera.
El praliné puede prepararse perfectamente 2 o 3 días antes.
Por último el día del evento ya solo queda preparar la crema mouselina, que es bastante sencilla y rápida, y rellenar la corona con ella.
Si termino de preparar la tarta justo antes de comer no suelo meterla a la nevera, para que la masa choux esté en su máximo esplendor al servirla. Es una masa que aguanta bastante bien en la nevera, pero siempre se ablanda un poco. Si tiene que esperar más rato la pongo en la nevera.
Con las cantidades de la receta salen 8 o 10 raciones. Es una tarta que llena mucho, la crema parece ligera de lo suave que es, pero como os podéis imaginar por la cantidad de mantequilla que lleva es contundente.
Si sobra aguanta bastante bien en la nevera. Con el frío la crema muselina se endurece debido a la cantidad de mantequilla que lleva, pero mantiene la textura súper suave incluso recién sacada de la nevera. La masa choux aunque pierde un pelín de crujiente en la nevera aguanta muy bien el tipo durante dos o tres días más.
- 8-10 personas.
- 125 ml. de leche.
- 125 ml. de agua.
- 100 gramos de mantequilla.
- Una cucharada de azúcar.
- Un pellizco de sal.
- 150 gramos de harina.
- 4 huevos grandes (unos 55-60 gramos por huevo).
- 1 huevo para barnizar la corona.
- Almendras laminadas (50 - 100 gramos).
Nota: El número de huevos está calculado para huevos grandes, de 55-60 gramos, con lo que se emplean en total unos 240 gramos de huevo. Si se emplean huevos más pequeños puede ser necesario emplear algún huevo adicional hasta completar esa cantidad.
- 125 gramos de avellanas.
- 125 gramos de azúcar (puede emplearse una cucharadita de miel y el resto azúcar).
- 40 ml. de agua.
- 500 ml. de leche.
- 4 yemas de huevo.
- 100 gramos de azúcar.
- 40 gramos de almidón de maíz (maicena).
- 150 gramos de praliné.
- Toda la crema pastelera.
- 150 gramos de mantequilla.
- El resto del praliné.
- Azúcar glass para espolvorear.
Corona de pasta choux
Poner en un cazo la leche, el agua, la cucharada de azúcar, un pellizco de sal y la mantequilla cortada en cubos.
Calentar hasta que se funda completamente la mantequilla y comience a hervir.
Añadir la harina de golpe. Si se quiere se puede tamizar la harina para evitar los grumos, pero debería hacerse antes de añadirla al cazo para poder incorporarla toda de golpe.
Remover bien hasta que la harina se mezcle con el líquido y la mezcla forme una bola que se separe de las paredes.
Una vez que se separe de las paredes cocinar durante un par de minutos removiendo constantemente para "secar" la masa.
Pasar la masa a un bol y dejar que se enfríe un poco antes de añadir los huevos.
Cascar el primer huevo y añadirlo a la masa, no es necesario batirlo.
Mezclar bien con una lengua de cocina hasta que el huevo esté completamente incorporado. Al empezar a remover la masa se separa y parece que está formada de bolitas en vez de ser una sola masa, es un proceso normal y a medida que removemos volverá a unirse y formar una masa lista.
Una vez que el huevo esté completamente incorporado añadimos el siguiente y removemos de nuevo hasta incorporarlo del todo.
Repetimos el proceso hasta añadir los 4 huevos.
La cantidad de huevo está calculada considerando huevos grandes (55-60 gramos por huevo), si son más pequeños nos hará falta otro huevo adicional.
Es importante añadir los huevos de uno en uno y asegurarnos de que está completamente incorporado antes de añadir el siguiente.
A medida que añadimos huevo la masa se irá haciendo más fluida (aunque sigue siendo una masa densa) y adquirirá un aspecto cada vez más brillante.
Para ver si la masa tiene la consistencia adecuada levantar un poco de masa con la espátula e inclinarla para que caiga. Deberá caer formando una cinta.
Pasar la masa a una manga pastelera equipada con una boquilla lisa de 12 milímetros.
Para formar la corona (o la rueda) de masa choux vamos a marcar en una hoja de papel de horno un círculo de 20 centímetros de diámetro. Puede parecer pequeño, pero la masa crece mucho en el horno y alcanzará casi 30 centímetros cuando se expanda.
Colocar el papel sobre una bandeja de horno, con el lado de la tinta hacia abajo, así la tinta no está en contacto con la masa, pero veremos el círculo a través de la hoja.
Para evitar que se mueva podemos poner 4 pegotitos de masa en las esquinas, entre el papel y la bandeja, que actuarán de pegamento.
Formar un círculo de masa siguiendo la línea que hemos marcado en el papel.
Trazar un segundo círculo en el interior del primero. Los dos círculos deberían tocarse en todo el contorno, si no se tocan la masa no se unirá bien en el horno.
Es conveniente empieza a trazar cada círculo en un punto distinto, para que las uniones, que siempre queda más irregular, no queden juntas.
Trazar el tercer y último círculo sobre los dos anteriores, en el surco que queda en la unión de los dos.
Batir un huevo para tortilla. Añadir una cucharada de agua y mezclar bien.
Con ayuda de un pincel de cocina pintar con cuidado el aro de masa choux, intentando que no queden zonas sin huevo.
Espolvorear la masa con almendras laminadas.
Poner la bandeja a media altura en el horno precalentado a 200 grados.
A los 15 minutos bajas la temperatura a 180 grados y hornear durante 30 minutos más, 45 en total.
No se debe abrir el horno durante los primeros 20 minutos de horneado para evitar que se desinfle la pasta choux.
Cuando esté horneado apagar el horno y dejar la puerta un poco abierta (yo suelo poner una cuchara de madera para mantener una rendija) para que se vaya enfriando lentamente, así evitamos que se baje.
Cuando se enfríe del todo sacar del horno.
Crema pastelera
Poner en un bol las 4 yemas, el azúcar, la maicena y un poco de leche (un vasito o así).
Batir bien hasta que esté todo bien mezclado y homogéneo.
Poner el resto de la leche en un cazo al fuego.
Cuando comience a hervir la leche verterla muy lentamente sobre el recipiente en el que tenemos la mezcla de yemas, removiendo sin parar para evitar que las yemas se cuajen con el calor. No es necesario verter toda la leche, con algo más de la mitad es suficiente.
Volver a poner la mezcla en el cazo y poner el fuego de nuevo.
Remover constantemente hasta que espese, sin dejar que hierva en ningún momento porque se cortará y quedará grumoso.
Volcar la crema pastelera en un bol limpio y alisar la superficie.
Tapar con film de cocina puesto de modo que quede en contacto con la crema, así evitaremos que se forme una telilla más seca en la superficie al enfriarse.
Cuando se enfríe ponerlo en la nevera hasta el momento de usarlo.
Praliné de avellana
Poner las avellanas en una bandeja de horno.
Tostar en el horno precalentado a 180 grados durante 10-12 minutos, hasta que empiecen a dorarse ligeramente.
Sacar las avellanas del horno, envolverlas en un trapo de cocina limpio y frotar para eliminar todas las pieles.
Poner sobre la encimera una hoja de papel de horno antiadherente. A mi me gusta colocarla sobre una bandeja de horno para que al verter las avellanas caramelizadas el calor no llegue directamente a la encimera.
Poner en un cazo el azúcar, las avellanas enteras y el agua.
Remover para que se empiece a disolver el azúcar.
Poner al fuego y dejar que se vaya calentando.
Inclinar de vez en cuando el cazo hacia los lados para que se vaya haciendo por igual. Una vez que lo ponemos al fuego no se debe remover nunca con una cuchara o una espátula, ya que se cristaliza el azúcar y el caramelo no queda bien. Si se forman cristales en las paredes del cazo los limpiamos con un pincel de cocina humedecido en agua fría.
Al principio hará mucha espuma, cuando empiece a alcanzar el punto de caramelo disminuirá un poco la espuma.
Dejar que se vaya haciendo poco a poco hasta que adquiera un color dorado. Como siempre que trabajamos con caramelo hay que tener cuidado una vez que empieza a dorarse, ya que pasa del dorado al casi quemado rápidamente.
Verter las avellanas caramelizadas sobre la hoja de papel de horno que teníamos preparada, separándolas bien con una cuchara de madera o una espátula de silicona para que no queden amontonadas.
Dejar que se enfríe completamente.
Trocear con las manos.
A continuación vamos a triturar las almendras caramelizadas.
Triturar caramelo es una tarea que puede resultar dura para muchos robots de cocina caseros, así que una forma de facilitarles la tarea es hacer trocitos de caramelo lo más pequeños posibles antes de empezar a triturar. Para ello ponemos los trozos de guirlache que hemos rotos con las manos dentro de una bolsa de congelar de las que tiene cierre zip-loc, sacamos bien el aire y la cerramos.
Colocar la bolsa sobre la tabla de cortar y golpearla repetidas veces con el rodillo, hasta que las avellanas caramelizadas queden reducidas a trocitos muy pequeños. Puede usarse también un martillo o incluso una lata grande con la que iremos aplastando las avellanas. Cuidado porque los bordes del caramelo son afilados y harán agujeritos en la bolsa con facilidad, también pueden dejar alguna señal en el rodillo de madera.
Poner las avellanas caramelizadas en cachitos en un procesador de alimentos y triturar hasta obtener una pasta uniforme, nuestro praliné.
Con un robot casero cuesta un poco que se forme el praliné. Cuando empezamos a procesarlo se acaban de triturar las avellana caramelizadas y se forma una mezcla de grano muy fino, pero seca.
Con un poco de paciencia al seguir triturando la avellanas empiezan a soltar su aceite y empieza por fin a formarse el praliné, hay que darle un poco de tiempo. Yo lo fui haciendo a intervalos, trituraba 3-4 minutos y luego dejaba descansar un ratito la batidora, para que no se calentara mucho. También es conveniente parar de vez en cuando y remover un poco la mezcla para que se triture por igual, en mi procesador al ser una mezcla muy seca la porción que se quedaba bajo el nivel de la cuchilla no se movía demasiado.
Con un procesador casero el praliné no va a quedar completamente liso, quedará algún trocito chiquitín.
Pasar el praliné a un recipiente que pueda cerrarse bien y guardar en la nevera.
Crema muselina
Sacar la mantequilla de la nevera con antelación para que se ablande.
Sacar también la crema pastelera y el praliné para que estén a la misma temperatura que la mantequilla.
Poner la mantequilla en trozos en un bol.
Batir con una varillas, mejor si son eléctricas, hasta que tenga un aspecto suave y cremoso. Bajar repetidas veces la mantequilla que se va quedando pegada a las paredes del bol para que se manteque toda por igual.
Añadir 150 gramos de praliné.
Batir hasta que esté completamente integrado.
Ahora vamos a comenzar a añadir la crema pastelera poco a poco, añadiendo una cucharada sopera cada vez y batiendo bien con las varillas hasta que se integre totalmente antes de añadir más.
Poner la crema muselina en una manga pastelera equipada con una boquilla rizada. Yo he usado la 1M de Wilton, que hace unas rosetas preciosas.
Podemos poner un ratito la crema en la nevera para que tenga un poco más de consistencia, lo que hace siempre facilita la aplicación y sobre todo que mantenga la forma, pero tampoco conviene dejarla demasiado rato en la nevera, ya que al llevar bastante mantequilla se puede poner demasiado dura.
Montaje del París Brest
En primer lugar vamos a abrir la corona de masa choux.
Se hace muy bien con un cuchillo de sierra de los de cortar pan. Yo la verdad es que le tenía mucho miedo a este paso, pero se ha cortado fenomenal.
Comenzamos en cualquier punto de la corona, atravesándola con el cuchillo. No haremos el corte el la mitad, lo haremos un poquito más abajo de la mitad.
Con cuidado serrar toda la corona.
Levantar con cuidado la parte superior y depositarla sobre una lámina de papel de horno. La pondremos tal y como está, con las almendras hacia arriba.
Colocar la parte inferior sobre el plato de servir.
Distribuir el praliné que ha sobrado sobre la capa mitad inferior de la corona. No es necesario untarlo para que quede una capita uniforme, basta con ir depositando puntitos de praliné en toda la cavidad.
Si se quiere se pueden distribuir también algunas avellanas tostadas enteras o partidas por la mitad (no demasiadas).
Distribuir la crema sobre la base. Yo lo he hecho formando rosetas con la manga. Ha sobrado un poco de crema.
Queda así de bonito.
Colocar la parte superior de la corona, sin apretar para no aplastar la crema.
Espolvorear con azucar glass. Si vamos a tardar mucho a servir es mejor espolvorear con azúcar glass justo antes de servir.
Para servir cortar porciones con un cuchillo de sierra.
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