El bizcocho de naranja invertido (Upside-Down Orange Cake) pertenece a la categoría de bizcochos invertidos o bizcochos hechos al revés (Upside-Down Cakes), bizcochos, normalmente con fruta, que se hornean invertidos, como las tartas tatín, con la fruta en el fondo del molde y la masa sobre ellas. Después de hornearlos se dan la vuelta y la fruta queda en la parte superior. Son muy populares también el de piña y el de manzana (Bizcocho de manzana al revés), pero para estas últimas semanas de invierno nada mejor que este de naranja, con su intenso sabor cítrico y su bonita superficie decorada con rodajas de naranja enteras. Son preparaciones muy sencillas, al fin y al cabo es un bizcocho con una capa de fruta, pero la presencia de la fruta le da un aire mucho más festivo, casi de tarta.
El bizcocho de naranja invertido se decora con rodajas de naranja enteras, con piel incluida, que además de darle un sabor estupendo aportan un color y un aspecto muy vistoso. La piel se cocina perfectamente durante la cocción del bizcocho y queda blandita y agradable de comer, pero debo aclarar que yo soy fan declarada de la cáscara de naranja confitada, así que mi opinión quizá no sea muy objetiva. De todos modos si os horroriza la idea de encontrar la cáscara de la naranja en el bizcocho también se puede pelar antes de cortar las rodajas.
Algunas recetas recomiendan blanquear las rodajas de naranja para eliminar el amargor, aunque yo no lo he hecho, por otras veces que he empleado estas naranjas enteras en postres sé que no se nota el sabor amargo en el resultado final. Si preferís blanquearlas para aseguraros de que no van a quedar amargas se pone al fuego una cazuela con agua en abundancia. Cuando hierva se añaden las rodajas de naranja y se dejan cocer 3 o 4 minutos. Luego las aclaramos con mucho cuidado bajo el grifo, sin abrirlo del todo para que no tenga demasiada fuerza. Se explica detalladamente en esta receta de naranjas confitadas.
Las naranjas se parten en rodajas finas empleando un cuchillo bien afilado o con una mandolina. Con la mandolina se hace muy bien, y eso que al mía es de las normalitas. Hay que dejarlas finitas, que salgan enteras y no se rompan, pero no muy gordas, tendrán algo menos de medio centímetros de grueso.
Las rodajas de naranja se colocan en la base del molde formando un diseño atractivo. Al montar la capa de fruta en este tipo de bizcochos hay que tener en cuenta que la cara visible es la que queda en el fondo, la que no vemos. Parece una tontería, pero al montarlo se olvida y uno tiene tendencia a poner la cara más bonita hacia arriba. Yo decidí colocarlas formando dos círculos. Visto en el molde quedaba bonito, pero al hornearlo me encontré con un problema, con la forma de solaparse las rodajas de naranja quedaban muchos huecos entre las dos capas y como la masa es muy líquida acabó colándose entre ella, haciendo que la capa exterior no sea visible. Eso sí, sigue aportando un sabor muy rico y fresco escondida entre la masa. Para la próxima vez probaré un diseño que quede más planito.
Estas últimas semanas he visto muchas versiones de este bizcocho en la red, sobre todo en instagram. Especialmente en las recetas americanas usan con mucha frecuencia naranja sanguina para prepararlo. Con el color tan fuerte que tienen queda muy vistoso, y combinándolas con naranjas de color naranja quedan patrones muy elegantes por el contraste de colores, pero yo la verdad es que hace años que no veo naranjas sanguinas.
Para preparar este bizcocho puede emplearse un molde normal, de los desmontables que se usan habitualmente para hacer bizcochos. Algunos bizcochos invertidos añaden en el fondo del molde, debajo de la fruta, una gruesa capa de caramelo, y con los moldes desmontables es fácil que se filtre algo por las juntas y gotee en el horno, por lo que es preferible usar moldes sin juntas, pero en este caso solo ponemos en la base un poco de mantequilla fundida y un par de cucharadas de azúcar, pudiéndose usar un molde desmontable sin problemas. De todos modos nunca está de más dejar una bandeja de horno en la base del horno por si goteara.
Para esta receta emplearemos un molde de 20 o 22 centímetros. Con el de 20 el bizcocho queda bastante alto. El tiempo de horno requerido para cocer el bizcocho dependerá del molde usado. Con uno de 22 centímetros en 50 minutos puede estar listo, en el molde de 20 al quedar la masa más alta necesitará algo más, en mi caso lo tuve un total de 70 minutos.
Al buscar recetas en la red para preparar este bizcocho me llamó la atención que muchas de ellas usaban aceite de oliva, incluso las de blogs americanos. Me gustan los bizcochos con aceite de oliva, con esa textura un poco más húmeda que los de mantequilla, así que me pareció una idea estupenda. Me he basado para la receta en el que para mí es el bizcocho con aceite de oliva por antonomasia, el bizcocho de yogur, siempre tan versátil y adecuado para mil variaciones. A mí me gusta el sabor del aceite de oliva en los bizcochos (empleo uno suave), pero no a todo el mundo le agrada. Como siempre en estos casos si el sabor del aceite de oliva os parece muy fuerte en los bizcochos se puede sustituir por aceite de girasol, mucho más neutro de sabor.
Además de las 2 naranjas de la capa superior de fruta (hay unas segunda cada que no se ve debajo de la masa) el bizcocho lleva otra naranja en la masa. De esta tercera naranja se emplean la ralladura y la pulpa, desechando la parte blanca que hay entre la ralladura y los gajos. Yo añado al bizcocho los gajos enteros y lo trituro con la batidora, pero si lo preferís también se puede hacer zumo y añadir el zumo.
Cuando queremos dar la vuelta a los bizcochos como en este caso siempre es interesante que crezcan de manera uniforme en el horno, sin formar esa gran joroba central que tanto nos gusta para otros bizcochos. La mejor manera de controlar el crecimiento del bizcocho es la temperatura del horno. Temperaturas altas hacen que el bizcocho crezca más por el centro, por eso horneamos las magdalenas a temperaturas altas, por el contrario temperaturas mas moderadas hacen que el bizcocho crezca de manera más uniforme. No quedan completamente planos, pero si lo suficiente para que al darlos la vuelta asienten bastante bien. Con temperaturas entre 175-180 grados conseguiremos nuestro propósito.
He añadido a la masa unas semillas de cardamomo. Es una especia que me encanta, con un aroma maravilloso, se usa mucho en la repostería nórdica y combina muy bien con el sabor de la naranja, así que he aprovechado para añadirla a la masa, pero se puede prescindir de ella.
- 8 personas (un molde de 20-22 centímetros).
- 225 gramos de harina.
- 200 gramos de azúcar.
- Una naranja.
- 3 huevos.
- 100 ml. de aceite de oliva suave.
- Un yogur natural (125 ml.).
- 10 gramos de levadura de repostería.
- Un pellizco de sal.
- 3 vainas de cardamomo (opcional).
- 2 naranjas.
- Una cucharada (15 gramos) de mantequilla.
- 2 cucharadas soperas de azúcar.
- Aceite para el molde.
- Harina para el molde.
En primer lugar vamos a preparar el molde. Usaremos un molde redondo de 20-22 centímetros de diámetro.
Untar el molde con aceite y espolvorear un poco de harina, moviéndolo para que queden cubiertas las paredes y la base.
Forrar la base con papel antiadherente, así nos aseguraremos de que las naranjas no se pegan al desmoldarlo.
Cortar las dos naranjas en rodajas finas. Se puede hace con un cuchillo o con la mandolina. Con la mandolina se hace muy bien, la verdad, y eso que la mía es de las normalitas. Tienen que ser finitas, no tanto que se rompan, de algo menos de medio centímetro está bien.
Fundir la mantequilla en un cacito al fuego o en el microondas a media potencia. Si lo hacemos en el micro hay que tener un poquito de cuidado, con esta cantidad en menos de medio minuto está lista.
Verter la mantequilla en el molde y distribuirla bien por todo el fondo.
Espolvorear 2 cucharadas soperas de azúcar sobre la mantequilla fundida.
Colocar las naranjas en la base del molde. Podemos colocarlas de cualquier forma que nos parezca bonita. Tened en cuenta que al desmoldarlo se verá al revés, es decir, la cara que vemos ahora es la que queda en contacto con la masa, se verá el diseño tal y como está en contacto con la base. Parece una tontería pero mientras vas ordenando las rodajas se te olvida.
Yo he puesto dos círculos de rodajas de naranja.
Primero un círculo en la parte central. He solapado el inicio y el fin para que hubiera continuidad.
Y luego otro círculo en la parte exterior.
Visto en el molde quedaba bonito, pero al solaparse las rodajas queda hueco entre las dos y como la masa es bastante líquida se coló debajo de las naranjas del círculo exterior, que no son visibles al desmoldar. Para la próxima vez intentaré formar un patrón que quede más planito.
Vamos a preparar ahora la masa.
Poner en un bol los huevos y la mantequilla y batir hasta que esté espumoso.
Añadir el aceite y el yogur y batir hasta que esté bien integrado.
Rallar la cáscara de naranja y añadirla al bol, procurando no coger la parte blanca, ya que amarga.
Retirar toda la parte blanca de la naranja que podamos para dejar los gajos limpios. Añadirlos al bol y triturar con bien con la batidora. Si lo preferís también se puede exprimir la naranja y añadir el zumo.
Poner en otro recipiente la harina, la levadura y un pellizco de sal. Remover un poco para que se mezclen.
Añadir la harina al primer bol, preferiblemente a través de un tamiz.
Mezclar con una cuchara o una lengua de cocina, sin trabajar demasiado la masa, lo justo para que no se vea harina suelta.
Verter la masa en el molde. El de 20 centímetros queda lleno casi hasta arriba.
Mientas preparamos la masa precalentar el horno a 175-180 grados.
Colocar el bizcocho en la parte central del horno, sobre la rejilla.
Hornear hasta que al insertar un palillo en el centro salga limpio, aunque un poco húmedo. El tiempo dependerá del molde y del horno. Comprobar si está ya cocido a los 50 minutos, si no lo está iremos probando cada 5-7 minutos más o menos. En mi caso necesitó 70 minutos para estar listo.
Sacar el molde del horno y reposar sobre una rejilla durante 10 minutos.
Pasados los 10 minutos vamos a desmoldarlo sobre un plato. No conviene dejarlo más rato porque corremos el peligro de que las naranjas se peguen en la base al enfriarse el caramelo que se forma.
Antes de desmoldarlo se puede insertar un cuchillo de punta roma todo alrededor para asegurarnos de que el lateral no está pegado.
Poner el plato en el que vayamos a desmoldarlo invertido sobre el molde.
Sujetando el molde y el plato darles la vuelta. Cuidado porque quema. Es conveniente usar un trapo de cocina o unos guantes de horno guateados.
Si el molde es de los desmontables abrir el muelle del lateral y retirarlo. Retirar también la base. Quitar con cuidado el papel que habíamos puesto en la base y que ahora queda sobre las naranjas.
Dejar que se enfríe completamente antes de cortarlo.
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