El bizcocho de manzana al revés (Upside-Down Apple Cake) es un tipo de bizcocho que se hornea al revés, esto es, con la manzana en el fondo y la masa de bizcocho sobre las manzanas, de forma que al volcarlo sobre una fuente de servir para desmoldarlo la manzana quede en la parte de arriba. En cierto modo es similar a la tarta Tatín, sólo que con masa de bizcocho en vez de hojaldre. La manzana se hornea sobre una base de caramelo, lo que hace que este bizcocho sea más jugoso que los bizcochos habituales, aunque bastante más ligero que una tarta. Los bizcochos hechos al revés son muy populares en la repostería francesa (gâteaux renversés) y en la americana (Upside-Down Cake), y además del de manzana son habituales los de plátano y piña.
Para preparar este bizcocho de manzana al revés se emplea un molde redondo de unos 22 centímetros de diámetro. Uno de 20 centímetros serviría perfectamente, aunque probablemente habría que incrementar un poco el tiempo de cocción, pero no es conveniente usar uno más grande ya que la capa de bizcocho quedaría demasiado fina.
Para esta receta me gusta emplear un molde que no sea desmontable. Reconozco que no he probado a hacerla con un molde desmontable, pero por experiencia con otras recetas me da miedo que se escape algo de caramelo por el cierre. Yo suelo usar el plato de tarta de Pyrex. Va justito de tamaño, la masa no se me ha desbordado nunca pero se queda al límite y alguna vez algo de caramelo sube por las paredes y llega a gotear, si os fijáis en la foto una de las dos asas está llena de caramelo. Si tenéis un molde un pelín más alto (unos 5 centímetros) sería ideal. Para evitar un desastre en el horno en caso de que desborde suelo poner una bandeja en el nivel inferior para que recoja la masa o el caramelo que puedan gotear. Es también buena idea usarla si empleamos un molde desmontable.
En los bizcochos hechos al revés la frutas se coloca normalmente sobre un caramelo hecho con azúcar moreno y mantequilla. El azúcar moreno hace que la superficie tengo un tono muy oscuro. Al desmoldarlo parte del caramelo se va filtrando en el bizcocho, con lo que queda muy jugoso. Para preparar el bizcocho se emplea tanto azúcar moreno como azúcar blanco. Es algo muy habitual en las recetas de repostería americana, que son las que he tomado como base. Los bizcochos hechos con azúcar moreno suelen tener una miga más húmeda, con un toque más de caramelo. Se puede preparar empleando sólo azúcar blanco, pierde ese punto húmedo pero sigue siendo un bizcocho muy rico. He reducido un poco la cantidad de azúcar de la receta, la mayoría de las que he visto empleaban 100 gramos de cada tipo y me parecía un poco excesivo, sobre todo teniendo en cuenta la base de caramelo que lleva una buena cantidad adicional.
Para esta receta puede emplearse cualquier clase de manzana, aunque dan mejor resultado las variedades que se ablandan con facilidad al cocer. Para mí la golden es ideal para estos usos.
Revisando el índice índice alfabético del blog me he dado cuenta de que tengo una cantidad considerable de postres con manzana, entre ellos varios bizcochos. La verdad es que es una fruta que me gusta mucho, tanto al natural como en postres.
- 8 raciones.
- 2 manzanas.
- 60 gramos de mantequilla.
- 100 gramos de azúcar moreno.
- 1/4 de cucharadita de canela.
- 190 gramos de harina.
- 2 huevos.
- 75 gramos de azúcar moreno (100 gramos en la receta original).
- 75 gramos de azúcar blanquilla (100 gramos en la receta original).
- 115 gramos de mantequilla.
- 90 ml. de leche.
- Medio sobre de levadura de repostería (unos 8 gramos).
- Una cucharadita de canela.
- 1/4 cucharadita de nuez moscada.
- Un pellizco de sal.
Para preparar la capa de manzanas caramelizadas poner la mantequilla y el azúcar moreno en un cazo a fuego no muy alto, removiendo de vez en cuando hasta que la mantequilla se haya derretido totalmente. Añadir la canela.
Cocinar el caramelo durante un minuto más sin dejar de remover.
Apartar del fuego y verter en un molde de 22 o 23 centímetros de diámetro, extendiéndolo con una espátula para que quede una capa más o menos uniforme.
Partir en cuartos las manzanas, descorazonarlas y pelarlas. Dividir cada cuarto en 3 gajos.
Colocar los gajos de manzana de forma ordenada sobre el caramelo. Primero se distribuye una fila alrededor del molde, formando una corona y se rellena el hueco que queda en el centro con más gajos de manzana.
Al distribuir la manzana hay que tener en cuenta que cuando desmoldemos el bizcocho quedará al revés, la cara que se ve es la que ahora queda en la parte de abajo. La disposición tradicional de los pasteles de manzana con las rodajas solapadas no se verá igual al dar la vuelta.
Meter el molde con las manzanas en la nevera mientras se prepara la masa.
Poner en un bol la harina, la levadura, el pellizco de sal, la canela y la nuez moscada. Mezclar un poco con una cuchara.
Poner en otro bol la mantequilla, que deberá estar blandita, sacada de la nevera un par de horas antes, y los dos tipos de azúcar (el blanco y el moreno).
Batir con unas varillas, mejor si son eléctricas, hasta que esté cremoso.
Añadir los huevos de uno en uno, esperando a añadir el segundo a que el primero esté bien integrado. Es preferible que los huevos estén a temperatura ambiente al mezclarlos con la mantequilla.
Incorporar la harina en 3 veces, alternándola con la leche, esto es, se añade un tercio aproximadamente de la harina, la mitad de la leche, otro tercio de la harina, el resto de la leche y por último la harina restante, mezclando siempre bien con una espátula después de añadir cada parte. A mí me gusta tamizar la harina para que haga menos grumos. Quedará una masa bastante densa.
Sacar el molde con la base de manzana de la nevera.
Con ayuda de una cuchara distribuir la masa sobre las manzanas, procurando que quede una capa de grosor uniforme.
Mientras se prepara la masa precalentar el horno a 180 grados.
Poner el molde en la parte central y hornear durante 40-45 minutos. Para comprobar que está hecho insertar un palillo en la parte central. Si sale casi seco y sin masa pegada estará listo, en caso contrario vamos añadiendo cinco minutos extra hasta que salga limpio.
Sacar el molde del horno y dejar enfriar en una rejilla durante 15 minutos.
Colocar un plato o fuente de servir invertido sobre el molde y dar la vuelta con cuidado para desmoldarlo. Cuidado con el caramelo que puede quemar. Hay que dejar enfriar el bizcocho un poco antes de desmoldarlo para poderlo manejar cómodamente sin peligro de quemarnos con el caramelo, pero no más de los 15 minutos indicados, porque el caramelo espesará demasiado al enfriar y es fácil que la manzana se quede pegada al molde.
Esperar a que se enfríe totalmente antes de cortarlo.
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