La quiche, la popular tarta salada francesa, se prepara con una base de masa quebrada que se rellena con una mezcla de huevos, nata y otros ingredientes. Esta quiche con base de patata es una versión un tanto especial, en la que sustituimos la clásica base de masa quebrada por una base de patata que se hornea hasta quedar doradita y un poco crujiente, casi como una patata frita. Rellena de bacon, como la clásica Quiche Lorraine, es una tarta salada original y muy rica.
Aunque el término quiche sea bastante reciente, las tartas saladas similares a la quiche, con un relleno a base de huevos y nata que se hornea en una base de masa, son muy antiguas, hay recetas ya documentadas en el siglo XIV. Al fin y al cabo, igual que sucede con las empanadas y sus infinitas versiones, envolver un alimento en una masa era desde antiguo la forma más cómoda de poderlo transportarlo.
La base de patata, aunque menos habitual, tampoco creo que sea una idea muy moderna. Imagino que en cuanto se popularizó el consumo de patata en el siglo XVIII algún avispado cocinero tardaría poco en descubrir que con la patata se podía formar una base sobre la que cocinar o colocar otros alimentos, pocas cosas habrá más versátiles que la humilde patata.
Las quiches con base de patata se han popularizado mucho en los últimos meses en Instagram, al menos a mi parece que me persiguen. La verdad es que he visto algunos reels en los que se prepara la base aplastando patatitas de guarnición con su piel y todo con un vaso que visualmente resultan muy atractivas y además tenían muy buena pinta. La idea me pareció interesante y francamente, está muy rica.
Si tuviera que elegir prefiero la versión original con masa quebrada, pero la versión con patata está también buenísima y yo diría que es un poco sencilla de preparar, sobre todo para los que se sientan intimidados por la masa casera. Además es algo más ligera y tiene menos calorías que la original (la masa quebrada lleva mucha mantequilla), aunque desde luego sigue siendo una receta contundente y bastante calórica.
Para preparar la base se emplea patata cocida. Se cuecen enteras con su piel, como cuando preparamos una ensaladilla rusa.
Podemos emplear cualquier tipo de patata para la base. En las publicaciones que se han hecho populares en instagram emplean patatitas pequeñas, de guarnición, y se colocan en el molde enteras, con su piel. Luego se aplastas con el fondo de un vaso hasta formar una base que cubra el fondo y los laterales del molde.
Con patatas pequeñitas queda muy vistoso, pero no es la única opción. Yo uso patatas "normales", grandes. Se necesitan unos 700 gramos de patatas, un par de patatas grandecitas. Las cuezo enteras y en cuanto se enfrían lo suficiente para poder manejarlas las pelo, personalmente la idea de usarlas con piel no me agrada demasiado. Si son grandes se parten en trozos, se ponen en el molde previamente untado con aceite y se aplastan hasta formar una capa uniforme que cubra todo el molde.
La primera vez que preparé la quiche intenté aplastar las patatas con el fondo de un vaso de cristal untado con un poco de aceite, tal y como había visto en los vídeos. Es un sistema que funciona muy bien para formar la base de galletas en las tartas de queso, pero con la patata pelada me resultó imposible porque la patata se pega al vaso y al levantar el vaso nos llevamos la patata. Con piel no se pegaría. Así que empleo un tenedor para aplastar la patata y distribuirla bien. No queda tan vistoso pero funciona. Hay que intentar que quede con un grosor uniforme, pero no os preocupéis si quedan marcas del tenedor, no se verán al poner el relleno.
Lo único que debemos tener en cuenta es que según el tamaño de las patatas variará el tiempo que necesitaremos para cocerlas. Las pequeñas estarán listas en unos 20 minutos, pero con las grandes nos iremos a los 40 minutos más o menos, dependiendo de la variedad.
Como en las quiches tradicionales la base se cuece en dos pasos. Buenos, en realidad serían tres pasos, si tenemos en cuanta que primero se cuecen las patatas. Una vez que hemos forrado el molde con la patata se hace una primera cocción de la base vacía, sin el relleno, hasta que los bordes están doraditos. Es lo que se denomina cocción en blanco. A diferencia de lo que sucede con la masa quebrada la base de patata no se despega del molde en el horno y no es necesario colocarle ningún tipo de peso para que mantenga la forma. A continuación, después de añadir el relleno, se vuelve a hornear hasta que el relleno está completamente cuajado.
El relleno es similar al que se emplea en las quichés clásicas, una mezcla de nata y huevo batido a la que se añaden otros ingredientes, ya sean carne, pescado o verduras. Es una receta muy versátil que admite cualquier tipo de relleno.
Para esta versión he elegido uno de los rellenos más clásico, el de la quiche lorraine, preparado con bacon o panceta. Muchas veces añado también un poco de queso rallado en el relleno, la quiche Lorraine canónica no lleva queso, pero bueno, tampoco lleva una base de patata.
En esta época de primavera me gustan mucho también las quiches preparadas con espárragos, que están ya en plena temporada.
Para preparar la quiche empleo un molde de tarta con la base desmontable. El mío tiene 25-26 centímetros de diámetro. Salen 6 raciones generosas, que suelo servir acompañadas de ensalada. Si el resto de la comida va a ser más copiosa podrían salir perfectamente 8 raciones.
Me parece el tipo de molde más cómodo para preparar las tartas con una base de masa, o de patata, como en este caso, pero si no disponemos de uno podría servirnos un molde de bizcocho, extendiendo la patata en la base y el lateral hasta una altura de unos dos dedos y medio. En este caso no cubriríamos todo el lateral con patata, necesitaríamos una cantidad enorme de relleno, solo el inicio, hasta una altura similar a la de los moldes de tarta.
Una de las mejores cosas de las quiches y toda su familia de tartas saladas es que están igual de ricas calentitas, recién sacadas del horno, o frías, o más bien del tiempo. Eso las hace muy versátiles y prácticas, al poderse servir frían son recetas muy cómodas para dejar hecha la cena por la mañana o para prepararlas de un día para otro. También son cómodas para llevarlas en el tupper al trabajo, como no hace falta calentarlas quedan muy ricas.
- 6 personas.
- 700 gramos de patatas.
- 4 huevos.
- 250 ml. de nata para cocinar.
- 150 gramos de bacon o panceta.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal
- Pimienta negra.
- Nuez moscada.
- Queso rallado (opcional).
Lavar bien las patatas, sin pelar, bajo el chorro de agua fría. Pincharlas en varios puntos con un tenedor.
Poner las patatas en una cazuela con agua de forma que queden completamente cubiertas. Añadir un pellizco de sal.
Poner la cazuela al fuego hasta que comience a hervir. Bajar un poco el fuego y dejar que se cuezan las patatas hasta que al pincharlas con un cuchillo entre hasta el centro con facilidad.
El tiempo necesario dependerá del tamaño de las patatas, las grandes necesitarán unos 40 minutos, si son patatas pequeñas de guarnición estarán listas en unos 20 minutos.
Una vez que las patatas estén cocidas sacarlas del agua.
Las recetas que se han popularizado en Instagram usan las patatas enteras con su piel. A mi la idea de comer las patatas con piel no me atrae mucho (más bien nada, la verdad), así que prefiero pelarlas.
Cuando las patatas se enfríen un poco para poder manejarlas sin quemarnos las pelamos.
Si las patatas son grandes partirlas en varios trozos.
Untar con aceite el molde que vayamos a usar para preparar la quiche. Yo uso siempre un molde de tartas desmontable, así para servir basta con levantar la base para sacar la quiche del aro.
Distribuir las patatas en el fondo del molde.
Ahora vamos a aplastar las patatas para formar la base.
El proceso es bastante similar al que se utiliza para formar las base de galletas en una tarta de queso.
Aplastar las patatas hasta formar una capa de grosor uniforme que cubra el fondo y las paredes del molde.
Si usamos patatitas pequeñas con piel se hace muy bien aplastándolas con el fondo de un vaso que habremos untado con un poco de aceite, pero si están peladas se pegan mucho al vaso y se hace mejor con un tenedor. No importa que queda alguna marca del tenedor.
Untar la superficie de la base de patata con una gotita de aceite empleando un pincel de cocina.
Espolvorear con un poco de sal y pimienta negra molida.
Mientras preparamos la base precalentar el horno a 190 grados.
Colocar el molde con la base de la quiche en la zona central del horno.
Hornear durante unos 40 minutos, hasta que esté doradita.
Cortar el bacon en trocitos pequeños.
Poner al fuego una sartén con una gotita de aceite (muy poquita, el bacon tiene mucha grasa) y añadir el bacon.
Cocinar removiendo de vez en cuando hasta que se dore. Retirar del fuego y reservar.
Cascar en un bol los huevos.
Batirlos como para tortilla.
Añadir la nata, un pellizco de sal, pimienta negra molida y nuez moscada al gusto.
Batir para que se mezcle todo por igual.
Sacar la base de la quiche del horno.
Distribuir el bacon por toda la superficie.
Se puede añadir un poco de queso rallado sobre el bacon, pero es opcional.
Verter la mezcla del nata y huevos sobre el bacon.
Volver a poner la quiche en el horno.
Hornear hasta que el relleno esté cuajado, necesitará unos 25 minutos. Para probar que está hecho se puede pinchar con un palillo en la zona central.
Sacar la quiche del horno y dejar reposar sobre una rejilla durante 10 minutos.
Desmoldar y colocar la quiche sobre un plato de servir. Yo normalmente retiro el aro pero coloco la quiche en el plato con la base del molde, me da miedo levantarla de la base.
Servir cortada en porciones. Se puede servir caliente o del tiempo.
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