Me encanta probar nuevas recetas, especialmente de postres y repostería. Tengo una lista interminable de recetas que me gustaría hacer, una lista que creo que no completaré nunca porque voy añadiendo nuevas recetas más rápido de lo que me da tiempo a prepararlas. Pero por muchas recetas nuevas que encuentre sigo preparando una y otra vez los postres caseros de siempre: natillas, arroz con leche, flanes, etc.. Postres muy sencillos de realizar y que hemos comido con distintas variantes cientos de veces, pero que siguen gustando tanto como el primer día. Son siempre un valor seguro. Hoy les toca el turno a unas natillas de chocolate, tan ricas e irresistibles como las clásicas.
Para preparar las natillas de chocolate empleo la misma receta que para las natillas clásicas de vainillas, añadiendo chocolate de cobertura a la leche. Esta versión emplea un poco de maicena, lo que facilita que las natillas espesen sin cortarse. El chocolate hace que queden más espesas que las de vainilla, pero sin llegar a tener una textura pesada.
Y para decorar estas sencillas natillas de chocolate nada mejor que la clásica galleta María.
- Un litro de leche.
- 3 yemas de huevo.
- 125 gramos de azúcar.
- 40 gramos de maizena.
- 125 gramos de chocolate de cobertura (yo utilizo Netslé Postres).
- Galletas María para servir.
Separar un poco de leche en un tazón y poner el resto a calentar junto con el chocolate troceado. Remover frecuentemente hasta que el chocolate se derrita completamente.
Añadir la maizena a la leche fría que hemos reservado, mezclando bien hasta que no haya grumos. Incorporar el azúcar y las yemas y batir hasta que sea homogéneo.
Cuando la leche comience a hervir verter lentamente un poco de leche caliente sobre la mezcla con los huevos mientras removemos constantemente para evitar que los huevos se cuajen. Con un par de cazos bastará. Añadir de nuevo a la cazuela con la leche.
Cocer las natillas a fuego medio removiendo constantemente hasta que espese. Con el chocolate tardan menos a espesar que las natillas normales. No dejar que hierva nunca porque se formarán grumos y puede cortarse.
Pasar las natillas a una fuente. Se pueden pasar a través de un colador para eliminar los grumitos que puedan quedar. No es imprescindible hacerlo pero las deja con una textura fantástica, sin un solo grumo.
Tapar con papel de film y ponerlas en la nevera hasta la hora de servir. Si el papel de film se pone en contacto con las natillas evitaremos que se forme una capita más dura en la superficie.
Para servir distribuir las natillas en recipientes individuales.
Acompañarlas con una galleta María.
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