Abraham García, chef del restaurante Viridiana, tiene un encuentro con los lectores del diario El Mundo todas las semanas, normalmente los viernes a las doce de la mañana. En estos encuentros suele dar numerosas recetas a petición de los lectores para emplear determinado ingrediente o cocinar de forma distinta algún alimento. Son encuentros muy entretenido, porque Abraham García no tiene pelos en la lengua y opina de cualquier tema por el que se le pregunte, sea o no de cocina, con una prosa muy florida y bella, la verdad. Un detalle que me encanta de estos encuentros es que las recetas que propone pueden realizarse perfectamente en casa. Le gustan mucho las especias exóticas (que por lo demás ahora son fáciles de encontrar en cualquier ciudad un poco grande) pero al contrario de lo que sucede con otros chefs todos los platos pueden elaborarse con el equipamiento de una cocina normal, sin necesidad de sofisticados aparatos. En este enlace se encuentra el índice de enlaces semanales: Abraham García en El Mundo.
Hace unas semanas cuando volvió a repetir la receta de las natillas a petición de un lector me di cuenta de que no tenía publicada ninguna en el blog, algo raro teniendo en cuenta que siempre me han gustado mucho y que las preparo a menudo. Así que decidí subsanar rápidamente este vacío. Y nada mejor para eso que hacerlo con la receta que él había indicado.
Esta versión de la receta incorpora un poco de almidón de maíz (maizena). De esta forma es más fácil conseguir que las natillas liguen sin cortarse.
Para perfumar las natillas tenemos distintas opciones. Yo en esta receta he empleado cáscara de limón y naranja, que le aportan una nota cítrica deliciosa, y la mitad del azúcar que he añadido ha sido azúcar vainillado. Si se desea se puede poner también a infusionar en la leche una rama de vainilla abierta por la mitad y con su interior raspado o un palito de canela. Es muy importante que cuando empleemos cáscara de cítricos la cortemos procurando evitar en la medida de lo posible la parte blanca, ya que da un sabor amargo que no resulta muy agradable.
Yo las suelo servir solas, adornadas con un poco de canela molida, porque así es como se han servido siempre en mi casa, pero es muy típico servirlas con unas galletas (están muy ricas con unas simples María) o bizcochos de soletilla sobre la superficie.
- 1 litro de leche.
- Tres yemas de huevo.
- 100 gramos de azúcar (yo he empleado la mitad azúcar vainillado y la otra mitad azúcar normal.
- 40 gramos de maizena.
- Cáscara de limón y de naranja.
- Canela en polvo para decorar.
Reservar un poco de leche y poner el resto a calentar junto con el azúcar y las cáscaras de naranja y limón.
En un bol añadir la maizena y las yemas de huevo a la leche reservada y batir bien con unas varillas hasta que esté espumoso y la maizena esté bien disuelta y no tenga grumos.
Cuando la leche comience a hervir bajar el fuego y retirar las pieles de cítrico. Añadir un par de cazos de leche caliente al recipiente con las yemas sin dejar de batir. De esta forma evitamos que los huevos se cuajen muy rápido y de manera poco uniforme al entrar en contacto con la leche caliente.
Verter la mezcla de las yemas en la cazuela con la leche.
Cocinar a fuego suave sin dejar de remover con una cuchara de madera hasta que comience a espesar. Es importante no dejar hervir la mezcla porque puede cortarse y entonces la textura no será tan agradable.
Retirar las natillas del fuego y pasar a un bol a través de un colador para eliminar cualquier pequeño grumo que haya podido formarse. Este paso no es imprescindible, pero la textura queda mucho más fina.
Distribuir las natillas en los recipientes individuales en los que las serviremos y dejar enfriar. Reservar en la nevera.
Para servir espolvorear con canela molida y decorar si se desea con una galleta (lo más habitual son las típicas galletas María) o bizcochos de soletilla.
No hay nada como unas buenas natillas caseras...
ResponderEliminarUn postre clásico, de toda la vida, pero exquisito. Nos encanta.
ResponderEliminarBesos.