Estos rollitos de calabacín rellenos de jamón y queso son una forma original de comer verdura. Unos pequeños canelones de calabacín con jamón y queso horneados hasta que estén doraditos. Están riquísimos como entrante o primer plato de verdura y aunque tienen un aspecto sofisticado son sencillos de preparar.
Para preparar estos rollitos de calabacín rellenos de jamón y queso necesitamos partir el calabacín a lo largo en láminas finas, de unos 4 o 5 milímetros de grosor. Con cada lámina formaremos un rollito. Si tenemos una mandolina es comodísimo, porque salen todas las láminas igualitas y se hace muy rápido. En caso de no disponer de una haremos láminas empleando un cuchillo, quedarán un poco menos regulares, pero los rollitos quedan igual de ricos.
Podemos emplear cualquier calabacín, pero a la hora de cortar láminas es más cómodo si son más bien rectos, eso nos permitirá que sean más regulares y falicitará la tarea de enrollarlos.
Me gusta que los calabacines sean más bien grandes para que las láminas queden un poco más anchas. Los dos que usé para estos rollitos pesaban entre 450 y 500 gramos cada uno. Salen unas 8 láminas de cada uno de ellos.
El número de rollitos que preparo por ración depende del tamaño. Con calabacines de buen tamaño suelo preparar 4 rollitos por persona. Para preparar 4 raciones (16 rollitos) necesitaremos dos calabacines hermosos, alrededor de un kilo de calabacín. Puedo parecer mucho, pero hay que tener en cuenta que el calabacín tiene una altísimo porcentaje de agua y en el horno menguan mucho.
No pelo nunca los calabacines. La piel del calabacín una vez cocinada queda blandita y se puede comer perfectamente. En esta receta además el borde oscuro queda muy vistoso. Para mi gusto las láminas sin piel se manejan peor porque son demasiado blandas.
Al cortarlos los calabacines en láminas vamos a tener al principio una lámina o dos mucho más estrechas y con mucha piel. Nos pasará lo mismo con el final del calabacín. Estas láminas más irregulares no las empleo para hacer rollitos, las guardo para un salteado de verduras (como este salteado de calabacín con zanahoria, champiñones y pollo) o una crema de calabacín, así no se desperdicia nada.
Una vez cortados los calabacines escaldamos las láminas en agua hirviendo durante 3 minutos. El objetivo de este paso, más que cocer los calabacines (que se harán al horno), es ablandar las láminas lo suficiente para poder enrollarlas con facilidad. Al sacarlas de la cazuela debemos tratarlas con un poco de cuidado para que no se rompan, ya que quedan muy blanditas. Las colocamos en un plato cubierto con papel absorbente para eliminar el agua sobrante.
Antes de enrollar las láminas las pasamos por huevo y pan rallado, como si fuéramos a empanarlas. El pan rallado formará en el horno una costra crujiente que queda muy rica. El huevo se usa únicamente para que el pan rallado se pegue al calabacín, y lo podemos sustituir por una gotita de aceite, que extenderemos sobre cada lámina con un pincel antes de pasarlas por el pan rallado, se podría usar también aceite en spray.
Una vez que "empanamos" cada lámina colocamos sobre ella una tira larga de jamón cocido, un trozo de mozarella y más queso rallado. Me gusta poner mozarella porque se funde muy bien en el horno, pero se puede emplear la variedad de queso que más os guste.
Una vez que formamos el rollito lo cerramos con un palillo para evitar que se abra en el horno. La primera vez intenté colocarlos sobre la bandeja de horno sin palillo, simplemente con el cierre hacia abajo, pero mantienen peor la forma.
A mi me gusta colocar los rollitos separados sobre la bandeja de horno, pero la primera vez que vi esa receta los horneaban en un molde de bizcocho (nos valdría cualquier fuente de horno con unos 4 dedos de borde) forrado con papel de horno, colocándolos sobre la base del rollito. Tiene la ventaja de que al estar pegados unos a otros no se abren y además si queremos hornear muchos el espacio cunde más, nos caben más en cada tanda, pero quedan menos crujientes.
Los rollitos se cocinan en el horno. Si conectamos el gratinador los últimos minutos se dorarán el queso y el pan rallado de la superficie, y quedan más vistosos.
Como mejor están estos rollitos es recién sacados del horno, con el queso fundido y la costra un poco crujiente, pero si sobran aguantan con mucha dignidad de un día para otro, no están tan crujientes pero siguen estando ricos, eso sí, conviene tener la precaución de no calentarlos demasiado en el micro.
- 4 personas (16 rollitos).
- 2 calabacines grandecitos (los míos pesaban casi un kilo entre los dos).
- Una bola de queso mozarella (unos 125 gramos).
- Jamón cocido. He usado 4 filetes.
- Queso rallado (emmental, parmesano, etc.).
- 2 huevos.
- Pan rallado.
- Sal y pimienta negra molida.
Despuntar los calabacines.
Cortar los calabacines en tiras finas a lo largo, de unos 4-5 milímetros de grosor. Se hace muy bien con la mandolina, quedan perfectas, todas iguales y es muy rápido. En caso de no tener mandolina lo hacemos con un cuchillo y un poco de paciencia para que queden finas y todas parecidas.
La primera y la última tira (a veces dos en cada lado) quedan muy irregulares y con mucha piel, por lo que no las usaremos para preparar rollitos y las reservamos para otro uso. Podemos aprovecharlas para hacer una crema de calabacín.
Mis calabacines eran grandecitos, sobre 450 gramos cada uno, y salen 8 tiras de cada uno, además de los recortes.
Poner a hervir una cazuela con agua en abundancia y un pellizco de sal. Tiene que ser amplia para que quepan las tiras de calabacín enteras.
Cuando el agua comience a hervir poner las tiras de calabacín en la cazuela.
Cocer durante 3 minutos. Apartar del fuego.
Sacar las tiras de calabacín del agua con cuidado (estarán más bien blanditas) usando una espumadera y colocarlas sobre un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de agua.
Batir los huevos como para tortilla en un plato hondo, añadiendo un poco de sal y pimienta negra.
Colocar sobre la encimera otro plato con pan rallado.
Cortar la bola de mozarella. Yo tenía 16 tiras de calabacín y la he cortado en 16 trozos, necesitamos un trocito de mozarella para cada rollito.
Partir el jamón cocido en tiras a lo largo. De cada filete salen perfectamente 4 tiras. Yo he empleado 4 filetes, pero la cantidad total dependerá del número de rollitos que vayamos a hacer.
Poner una hoja de papel antiadherente sobre una bandeja de horno.
Coger una tira de calabacín, pasarla por huevo y a continuación por pan rallado para que quede cubierta por los dos lados, como si la estuviéramos empanando.
Colocarla sobre la tabla de partir.
Poner una tira de jamón cocido sobre el calabacín.
Poner un trozo de mozarella en un extremo.
Espolvorear con queso rallado el jamón cocido.
Enrollar empezando por el extremo que tiene la mozarella, que de esta forma quedará en el centro, hasta formar un rollito.
Atravesar el rollito con un palillo para evitar que se abra en el horno.
Colocarlo sobre la bandeja de horno.
Formar el resto de rollitos de la misma forma.
Cuando tengamos todos los rollitos espolvorear la superficie con un queso rallado y un poco de pan rallado.
Mientras formamos los rollitos precalentar el horno a 190 grados.
Colocar la bandeja con los rollitos en la parte central del horno.
Hornear durante 30 minutos, hasta que estén tiernos, los 5 últimos minutos se puede conectar el gratinado para que se dore mejor la superficie.
Sacar del horno.
Pasar los rollitos a una fuente de servir.
Servir inmediatamente.
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