Si os gusta el sabor a limón este pudding de limón os va a encantar. Se prepara con una única masa que en el horno se separa formando dos capas, de modo que bajo un esponjoso bizcocho de limón se forma una capa de crema de limón riquísima, toda una sorpresa cuando hundes la cuchara por primera vez. Es una receta típica de Australia y Nueva Zelanda, muy extendida en la mayoría de países de habla inglesa, donde se denomina Lemon delicious pudding (pudding delicioso de limón), Lemon surprise pudding (pudding sorpresa de limón), mi denominación favorita, o Self Saucing Lemon Pudding (pudding de limón con su propia salsa). Una delicia para los amantes del limón.
El pudding de limón no es el único caso que podemos encontrar de postres (o recetas en general) en las que partiendo de una sola preparación esta se separa en el horno mágicamente o por sorpresa en varias capas. Normalmente el origen de este comportamiento está en unas proporciones erróneas en los ingredientes de la receta. En este caso por ejemplo la masa no lleva harina suficiente para la cantidad de líquido que se añade, lo que hace que parte del huevo se cuaje en el fondo formando una crema. Algunas veces el resultado es desastroso, pero en ocasiones como esta las capas que se crean tienen una textura y un sabor estupendo y se consigue una receta muy rica, con una capa de bizcocho ligero y esponjoso en la parte superior y una capa de crema de limón en la parte inferior que a mi me recuerda mucho al lemon curd.
La receta lleva tanto zumo de limón como ralladura de limón, para conseguir un sabor intenso a limón. No es un postre recomendable si no te gusta el limón. Se necesitan 80 ml. de zumo de limón, que sale de 2 limones grande o de dos y medio de tamaño mediano. En cuanto a la ralladura se añade una cucharada. Yo pongo toda la ralladura de los 2 o 3 limones que uso para el zumo. Recordad que es importante rallar solo la parte amarilla, evitando la parte blanca que aporta sabor amargo.
El pudding de limón puede prepararse en formato individual o en una fuente grande para partir porciones. A mi personalmente me gusta más en formato individual y servido sin desmoldar, directamente en el recipiente en el que se hornea. La verdad es que en los moldes tienen un aspecto muy mono, con la superficie doradita y un poco craquelada espolvoreada de azúcar glass y además es muy divertido meter la cuchar hasta el fondo y encontarte la crema, pero me resulta complicado servir porciones de una fuente grande y que quede con forma presentable. Eso sí, aunque el aspecto de las porciones no quede muy elegante está igual de rico. Pero ya os digo, yo prefiero los moldes individuales.
Para prepararlo en formato individual son perfectos los ramenkines, con sus paredes rectas, pero nos sirve igual cualquier recipiente individual, unas flaneras de loza resultan también perfectas.
Los ramenkines blancos de la foto son más bien grandecitos (260 ml. en total, unos 220 hasta el reborde) y han salido casi 5 unidades (la quinta fue en un molde un poco más pequeño). Con moldes un poco más pequeños (unos 150-180 ml.) salen 6 puddings.
El pudding de limón se puede servir tibio o dejarlo enfriar por completo antes de servir. Como más ricos están y mejor se disfrutan es si se comen el mismo día que se hornean. De un día para otro al quedar la crema de limón en el fondo conviene guardarlos en la nevera y no suele ser el mejor sitio para los bizcochos. Al llevar mantequilla esta se solidifica en la nevera y la textura de la capa de bizcocho se queda un poco más dura y menos esponjosa, aunque siguen estando ricos y sacándolos de la nevera con un poco de antelación la textura se recupera bastante.
- 4-6 personas.
- 175 gramos de azúcar. He usado azúcar vainillado.
- 60 gramos de mantequilla.
- 3 huevos.
- 80 ml. de zumo de limón (2 limones granes o 3 medianos).
- Una cucharada de ralladura de limón (los limones que usemos para el zumo).
- 40 gramos de harina.
- 240 ml. de leche.
- 1/4 cucharadita de sal.
- Azúcar glass para espolvorear loa puddings.
Sacar la mantequilla y los huevos de la nevera con antelación. Así la mantequilla estará blanda y los huevos a temperatura ambiente.
Reservar 30 gramos de azúcar para montar las claras.
Poner en un bol el resto del azúcar (140 gramos) y la mantequilla, que debería ester un poco blanda.
Batir con unas varillas (mejor si son eléctricas) hasta que esté cremoso.
Separar las claras de las yemas. Reservar las claras en otro bol.
Añadir las yemas de una en una a la mezcla de mantequilla y azúcar y continuar batiendo hasta que estén bien incorporadas.
Incorporar la ralladura de limón, la sal y la harina y mezclar hasta que no se vea harina suelta. Cuidado si lo hacemos con las varillas eléctricas porque es fácil que la harina salte.
Añadir el zumo de limón y mezclar. Añadir por último la leche poco a poco mientras seguimos mezclando hasta que esté bien integrada.
Reservar.
Poner en otro bol las claras y un pellizco de sal.
Recordad que para que las claras suban bien tanto el bol como las varillas tienen que estar bien limpios y sin restos de grasa. No se deben emplear por ejemplo las varillas directamente con restos de la primera mezcla (que es algo que se puede hacer con muchas preparaciones), hay que limpiarlas primero.
Batir las claras con unas varillas (aquí para mi si es imprescindible que sean eléctricas, yo soy incapaz de hacerlo a mano) hasta que estén espumosas y hayan aumentado mucho de volumen.
Añadir en 2 veces los 30 gramos de azúcar que habíamos reservado y seguir batiendo hasta que forme picos. No necesitamos que quede tan duro como el merengue pero sí bastante denso.
Añadir un tercio o un poco menos de las claras a punto de nieve a la primera mezcla y batir bien para integrarlo. El objetivo es aligerar la mezcla para poder incorporar el resto de claras sin que se bajen.
Añadir el resto de las claras y mezclar con suavidad y sin batir para que no se bajen las claras. Lo haremos con una espátula de cocina y movimientos envolventes hasta que veamos que la mezcla es uniforme.
El pudding de limón se puede servir sin desmoldar, en el mismo recipiente en el que lo horneemos. En este caso no hace falta untar mantequilla en los moldes. En caso de que queramos desmoldarlos untaremos bien los moldes con mantequilla.
Verter la mezcla en los moldes usando un cazo. No crecen mucho en el horno, por lo que se pueden llenar bastante.
El pudding de limón se cuece en el horno al baño maría, dentro de una fuente con agua. Yo no tengo ninguna fuente en la que quepan todos (salieron 4 en los ramenkines blancos de las fotos y otro más pequeño). Se podrían usar 2 fuentes, pero lo que suelo hacer en estos casos es ponerlos en la bandeja del horno. Tiene unos 2 dedos de alta, con lo que llena de agua como los ramenkines no son muy altos llega a mitad del molde, que es lo que buscamos en este caso.
Precalentar el horno a 170 grados.
Calentar agua para llenar la fuente (o la bandeja) que contendrá los recipientes del pudding.
Poner los recipientes con la mezcla en una fuente o en la bandeja del horno, como se ha indicado. Añadir agua caliente hasta que llegue a la mitad de la altura de los recipientes con el pudding.
Hornear durante 40-45 minutos hasta que estén doraditos (no es un bizcocho que se dore mucho, pero se nota que cambian de color) y al insertar un palillo salga limpio. Ojo, en la base se forma una crema de limón, no hay bizcocho, por lo que no se debe pinchar con el palillo hasta el fondo porque siempre saldrá húmedo de la crema.
Sacar los recipientes del baño María con cuidado de no quemarnos.
Dejar que se enfríen un poco (o del todo) antes de servir.
Espolvorear con azúcar glass justo antes de servir.
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