La tarta de galletas o tarta de la abuela es una de las tartas más sencillas que podemos preparar, casi me atrevería a asegurar que la más sencilla: capas de galletas rellenas de crema pastelera y una cobertura de chocolate. Unas horas de reposo en la nevera harán el trabajo de unir las capas para conseguir una tarta supersencilla pero deliciosa. Un clásico de los cumpleaños que triunfará en cualquier ocasión, tanto con niños como con mayores.
La tarta de galletas o tarta de la abuela era hace años un clásico de los cumpleaños infantiles. Yo recuerdo haberla visto hace muchos años en alguna revista con ese título, pero lo cierto es que en mi pueblo en las meriendas de los cumpleaños infantiles no se servía tarta: sandwiches con pan de molde, que nos parecía lo más fino del mundo porque habitualmente no se usaba, patatas fritas y picoteos varios y refresco de cola, naranja y limón, que en aquella época (yo tengo ya algunos añitos) solo tomábamos en ocasiones así. Y luego nos íbamos a jugar a la calle, que es una de las ventajas de los pueblos pequeños, a aprovechar que como se reunían más críos se podían organizar juegos de equipos con más facilidad. Aunque luego nos hemos resarcido de esta omisión y la preparo de vez en cuando.
Como decía ha sido siempre una tarta clásica para los cumpleaños infantiles, y lo cierto es que es muy buena opción para estos casos, y para cualquier otra ocasión, la verdad: Es supersencilla y rápida de preparar (especialmente si tenemos en cuenta que casi todas las recetas antiguas hacen la crema pastelera con preparado de sobre), no necesita horno, está muy rica, pero los sabores son lo suficientemente simples como para que les guste a los críos (y a todo el mundo(, y además es fácil de escalar para adaptarla al tamaño del cumpleaños, lo que no siempre es sencillo con algunas tartas. Con los ingredientes que doy la tarta se monta en un molde de 20x20 centímetros y salen 8 raciones generosas (llena bastante), que para niños incluso podrían reducirse un poco de tamaño. Si necesitamos más cantidad basta con emplear una fuente más grande para montar la tarta y duplicar los ingredientes.
La tarta se compone de 4 elementos:
- Galletas
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Para preparar la tarta de galletas se emplean galletas sencillas, cualquier variedad de las típicas de desayuno sirve. Resulta más cómodo emplear galletas rectangulares o cuadradas, ya que es más fácil ajustarlas a la forma del molde, pero en Internet he visto tartas de este tipo preparadas en moldes redondos y con galletas de tipo María, redondas. Las de las fotos son "napolitanas", que me gustan mucho para mojar en el café con leche por el sabor a canela.
Al reposar en la nevera entre las capas de crema pastelera las galletas se quedan muy blanditas. - Leche para mojar las galletas
- Las galletas se mojas en leche antes de ponerlas en el molde. Lo más clásico es emplear leche sola, pero se pueden añadir ingredientes que le den sabor. A mí me gusta añadir un poco de café soluble. Si no hay niños tampoco le va mal un chorrito de licor. Conviene que no esté caliente para que no se deshagan las galletas.
- Crema pastelera
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Lo más tradicional es preparar esta tarta con la clásica crema pastelera. En realidad en la mayoría de las recetas antiguas lo que se emplean es preparado para flan del que se vende en polvo en sobres, pero yo creo que merece la pena preparar una crema pastelera de “verdad”. Elaborarla nos va a llevar 20 minutos, y lo cierto es que el resultado no tiene nada que ver, hay una diferencia abismal. Aunque lo más habitual es emplear una crema pastelera clásica como variación se podría emplear una crema pastelera al chocolate.
La crema pastelera debería estar fría, o tibia como mínimo, antes de ponerla en la tarta. Si está muy caliente las galletas se reblandecen demasiado rápido. Yo prefiero prepararla el día anterior y así doy tiempo a que se enfríe bien en la nevera. En general en la mayoría de preparaciones que emplean crema pastelera suelo dejarla lista el día anterior, lo que permite organizarse luego muy bien para montar el postre final. - Cobertura de chocolate
- El toque final de la tarta de galletas es una ganaché de chocolate. Es la clásica que se emplea para cubrir numerosas tartas, como la clásica tarta Sacher. Aunque lo anterior pueda sonar muy sofisticado es muy sencilla de preparar: se calienta la nata, se vierte sobre el chocolate hasta que se funda y finalmente se añade un poquito de mantequilla para dar brillo a la ganaché. Es una ganaché que fluye muy bien y permite que la superficie quede muy lisita y con muy buen acabado Con las cantidades de la receta sale como podéis ver una capa de chocolate de grosor generoso.
La tarta de galletas se sirve muchas veces sin desmoldar. Se monta en una fuente rectangular (yo uso las de Pyrex de horno, que valen para todo) y se sirven porciones directamente de la fuente. Más o menos como se hace con el tiramisú, que es un postre que se parece bastante a esta tarta en la forma de montarlo.
La tarta de galletas es muy rápida de preparar. Teniendo la crema pastelera hecha se prepara la ganaché y se monta la tarta en menos de tres cuartos de hora. Eso sí, luego necesitará unas cuantas horas de nevera para que las capas se unan bien. Se puede preparar perfectamente el día anterior y dejarla de un día para otro en la nevera.
Si se desea se puede decorar la tarta antes de servir, aunque la ganaché cuando queda bien lisita resulta muy elegante. Por cierto, esperad a que se enfríe completamente antes de cubrirla con papel de film y meterla en la nevera. Alguna vez me ha pasado que la he guardado un poco tibia todavía y por efecto de la condensación se han marcado gotitas de agua sobre la ganaché, con lo que no queda ya tan bonita. Para decorarla a mí me gusta espolvorearla simplemente con un poco de cacao en polvo, me gusta el aspecto aterciopelado que da. Aunque si la preparamos para un cumpleaños infantil yo casi usaría algo más colorido, unos fideos de colores por ejemplo, que seguro que a los críos les gusta más.
- 8 personas.
- Medio litro de leche.
- 3 yemas de huevo.
- 40 gramos de almidón de maíz (maicena).
- 100 gramos de azúcar.
- Un palito de canela.
- La cáscara de un limón.
- Galletas, preferiblemente rectangulares. La cantidad necesaria para hacer 3 capas.
- 150 ml. de leche.
- Una cucharadita de café soluble (opcional).
- 150 gramos de chocolate de cobertura.
- 150 ml. de nata de montar.
- 20 gramos de mantequilla.
En primer lugar vamos a preparar la crema pastelera.
Separar un vasito de leche del total de medio litro y añadir la maicena, mezclando bien hasta que se disuelva completamente y no queden grumos.
Poner en un cazo al fuego el resto de la leche junto con la cáscara de limón y el palito de canela.
Poner en un bol las yemas y el azúcar y batir bien. Añadir la leche en la que hemos disuelto la maicena y mezclar bien.
Cuando la leche comience a hervir apartar del fuego y retirar la cáscara de limón y la canela.
Verter poco a poco la leche caliente en el bol que tiene las yemas, sin dejar de remover para evitar que se cuajen. No es necesario añadir toda la leche caliente, con la mitad más o menos es suficiente.
Poner la mezcla de nuevo en el cazo y poner de otra vez al fuego. A mí me gusta ponerlo a fuego medio (5-6), tarda un poco más a espesar pero es más fácil evitar que se formen grumos.
Cocinar sin dejar de remover hasta que espese. No debe hervir en ningún momento, ya que entonces se forman muchos grumos.
Al principio parece que no va a espesar, pero poco a poco veremos que empieza a ofrecer un poco más de resistencia a la cuchara. En 5-10 minutos estará listo.
Verter la crema pastelera en un bol. Tapar con film de cocina puesto en contacto con la superficie de la crema pastelera. Así evitaremos que se forme en la superficie una telilla más dura y seca.
Cuando se enfríe ponerlo en la nevera hasta la hora de usarlo.
A mí me gusta prepararlo el día anterior para que se enfríe bien y coja un poco más de consistencia.
Al sacarla de la nevera para montar la tarta me gusta mezclarla bien un momento.
Para montar la tarta poner la leche en un plato hondo.
Yo suelo añadir un poco de café soluble. En este caso caliente un poco la leche en el micro, disuelvo el café y dejo de que se enfríe antes de mojar las galletas, ya que en la leche caliente se ponen demasiado blandas.
Poner el molde que vayamos a usar sobre la encimera. Yo he usado una fuente de Pyrex de 20x20 centímetros.
Colocar una primera capa de galletas en el molde, de forma que cubran toda la superficie. Antes de colocar cada galleta la remojamos por las dos caras en la leche. Lo hacemos rápidamente, para que no se empapen demasiado y se rompan. Si quedan huecos los rellenamos con galletas partidas. Yo prefiero dejar las galletas partidas en el centro. Antes de poner la primera capa me gusta colocar las galletas "en seco" para hacerme una idea de cómo encajan.
Cubrir las galletas con la mitad de la crema pastelera.
Extenderla bien con una espátula para que llegue bien hasta los bordes, intentando dejarla con un grosor uniforme.
Colocar una segunda capa de galletas mojadas en leche sobre la crema pastelera.
Repartir la segunda mitad de la crema sobre las galletas y extenderla bien.
Cubrir la segunda capa de crema pastelera con una última capa de galletas mojadas en la leche.
Para preparar la ganaché trocear un poco el chocolate y ponerlo en un bol.
Poner la nata en un cazo y calentarla justo hasta que empiece a hervir.
Retirar del fuego y verter sobre el chocolate troceado.
Remover bien con ayuda de una espátula y movimientos circulares hasta que el chocolate esté completamente fundido y no queden trocitos. Al principio parece que no va a fundirse nunca, pero poco a poco el calor de la nata va derritiendo el chocolate.
Añadir la mantequilla y remover hasta que se funda completamente.
La ganaché deberá templarse un poco antes de añadirla a la tarta. Habitualmente después de terminar de fundir el chococate está bastante templada y se puede emplear directamente. Si vemos que está muy caliente dejamos que se temple un poco, pero tampoco demasiado, es mejor que fluya con facilidad cuando la vertamos.
Verter la ganaché sobre la tarta, de modo que quede completamente cubierta. Para que quede muy lisita lo mejor es dejarla que se distribuya sola, sin tocarla con nada. Si no llega a alguna esquina inclinamos un poco el molde para ayudarla.
En cuanto se enfríe la ponemos en la nevera hasta la hora de servir. Es mejor que repose al menos 3 horas para que coja consistencia y se integren bien los sabores.
Decorar si se desea justo antes de servir. A mí me gusta espolvorearla con cacao en polvo.
Servir cortada en porciones rectangulares.
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