El wool roll bread es una de las sensaciones de Internet de los últimos meses, y no es de extrañar, porque con su forma que recuerda un ovillo o madeja de lana es un pan francamente bonito y llamativo. Yo lo vi hace unas semanas en el Instagram de Cupcakes a gogó y me enamoré de él. En español se podría denominar como pan de madeja, pan de ovillo o pan de lana, en atención a su forma. Es un pan abriochado, ligeramente dulce y que normalmente se rellena. El mío está relleno de pepitas de chocolate, que sin duda son el relleno estrella, aunque las posibilidades son infinitas, tanto de rellenos dulces como salados. Es un bollo con una miga esponjosa y muy suave, que además de ser muy bonito es fantástico para el desayuno y la merienda. A pesar de su aspecto tan llamativo es muy sencillo de preparar, con las fotos del paso a paso se puede ver claramente como se forma el pan para conseguir ese aspecto tan llamativo de madeja de lana.
El wool roll bread irrumpió en Internet el pasado mes de febrero, en el canal de youtube de Apron, un blog de cocina de Malasia. El vídeo fue un éxito inmediato, con más de 7 millones de visitas en apenas 2 semanas, ahora está a punto de alcanzar los 10 millones. Desde youtube conquistó rápidamente todas las redes sociales. Por lo que he leído el verano pasado ya surgió algún pan similar, pero esta versión es la que ha conseguido el éxito total.
El pan es muy vistoso, con esa superficie que parece formada por hilos finos, como de madeja de lana, bastante distinto a los bollos dulces a los que estamos acostumbrados, con formas más o menos elaboradas pero con la superficie lisa. Si a eso le unimos que a pesar de lo vistoso que es la forma de montarlo resulta sencilla y es muy asequible para cualquiera que haya hecho algo de pan o repostería es fácil entender el enorme éxito que ha tenido.
El wool roll bread es básicamente una pan dulce, una masa que podríamos clasificar como abriochada, aunque en este caso no lleve mantequilla como suele ser habitual en este tipo de masas, sino nata de montar. Es una masa bastante curiosa, la primera vez que la vi me llamó la atención precisamente la ausencia de mantequilla y su sustitución por nata, pero bueno, bien pensado la nata es el origen de la mantequilla, con lo que al final la masa tiene ese aporte de grasa que hace tan ricas estas masas, pero con una ventaja, es mucho más fácil integrar en la masa la nata que la mantequilla, que suele requerir de más amasado. Puede que ese haya sido otro de los secretos de su éxito. Siempre me ha llamado la atención como los países orientales han adaptado muchas de las técnicas de panadería de Occidente a sus gustos culinarios, habitualmente encaminadas a conseguir panes muy ligeros y suaves. Y este pan no es una excepción con una miga supersuave y ligera.
El pan de lana admite todo tipo de rellenos. Las pepitas de chocolate son la estrella indiscutible, pero no son la única opción, las posibilidades son infinitas. Confieso que yo lo prefiero con rellenos dulces, pero este tipo de masas enriquecidas al no ser muy dulces combinan muy bien con rellenos saladas. Entre los rellenos dulces además del chocolate unos frutos secos y frutas desecadas troceados o un poco de mermelada le van genial. Entre los salados el jamón cocido y queso son un clásico para combinar con estas masas, aunque en la red he visto de todo, incluso un relleno con carne picada similar al de los canelones.
La manera de formar el pan enrollando las porciones de masa extendida parece que llama a rellenarlo, pero es un bollo que tiene una textura y sabor muy agradables y que queda también muy bien sin relleno, sin más compañía que un buen café con leche.
Este pan se hornea en un molde de bizcocho redondo. La receta original emplea un molde de 20 cm. de diámetro, que es la medida que he empleado yo también. Con esta cantidad de masa es el tamaño ideal. Al crecer en el horno ocupa prácticamente todo el molde y las piezas casi se juntan en el centro. Con un molde de 22 centímetros quedaría un poco más abierto en el centro, pero podría quedar bien, con un tamaño superior ya sería necesario prorratear las cantidades de la receta para mantener el mismo efecto.
En las recetas de pan voy a empezar a añadir un pequeño recuadro que permita ver de un vistazo rápido tiempos aproximados de fermentación y de horneado de la receta. Me parece útil tener la información agrupada para poder consultarla cómodamente cuando ya se conoce la técnica para preparar un pan sin tener que revisar de nuevo la receta completa.
Primera fermentación: 2 horas.
Formado: 30 minutos.
Segunda fermentación: 2 horas.
Horneado: 20 minutos a 180 grados. Las indicaciones originales indicaban 17-20 minutos a 170 C.
- Un brioche en un molde redondo de 20 centímetros.
- 300 gramos de harina panadera.
- 9 gramos de levadura de panadería.
- 80 ml. de leche.
- Un huevo grande (55 gramos).
- 30 gramos de azúcar.
- 100 ml. de nata de montar (mínimo 35% de materia grasa).
- 5 gramos de sal.
- 50 gramos de pepitas de chocolate, chocolate en trozos, frutos secos, frutas desecadas o mermelada para el relleno.
- Leche para pintar el brioche.
- Mantequilla para engrasar el molde.
Poner en un bol la harina, la leche, la nata, el azúcar, el huevo, la sal y la levadura desmenuzada.
Los ingredientes están calculados para un huevo grande, de unos 55 gramos sin cáscara. Es aconsejable pesar el huevo y compensar la diferencia con la cantidad de leche. Así por ejemplo si el huevo pesa 50 gramos añadiremos 5ml. más de leche, mientras que si pesa 60 gramos pondremos 5 ml. menos de leche.
Mezclar bien con una cuchara, una rasqueta flexible o la mano hasta que no quede harina suelta.
Volcar sobre la encimera y amasar hasta que la masa tenga un aspecto liso y homogéneo. La masa al principio es bastante pegajosa, al fin y al cabo es una masa enriquecida, pero empleando el amasado francés se trabaja bastante bien, se sigue pegando un poco incluso al final del amasado pero mucho menos que la masa inicial.
Formar una bola con la masa y ponerla en el bol. Taparla bien para que no se seque.
Dejar reposar en un sitio cálido y alejado de corrientes hasta que casi doble su tamaño. Yo la he tenido dos horas.
Volcar la masa sobre la encimera y dividirla en 5 porciones iguales. Cada porción tendrá unos 115 gramos.
Amasar ligeramente cada porción y formar una bola bien apretada con cada una.
Según vamos formando las bolas las dejamos alineadas en un lateral, tapadas con un paño para que no se resequen. A mí me gusta irlas dejando en orden, así empiezo a formar siempre por la primera que he boleado, que estará más relajada.
Dejar reposar las bolas de masa 15 minutos para que se relaje el gluten y sea más fácil extender la masa.
Mientras que reposa la masa vamos a preparar el molde.
Cubrir la base del molde con un círculo de papel de horno.
Untar con mantequilla tanto el fondo (el papel que hemos puesto en el fondo más bien) como los laterales del molde.
Preparar también el relleno que vayamos a usar. Yo he usado chocolate de cobertura bien picadito, no tenía pepitas.
Espolvorear un poco de harina sobre la encimera.
Poner la primera bola sobre la encimera. Espolvorear una nubecita de harina sobre la bola.
Con ayuda del rodillo extender la masa hasta que quede un óvalo bastante alargado, tal y como se ve en la imagen. Si al levantar el rodillo se encoje dejamos reposar un par de minutos y volvemos a extirar.
A continuación vamos a hacer los cortes que dan el aspecto de ovillo o madeja a este pan. Con la rasqueta metálica se hace muy bien, pero se puede emplear perfectamente un cuchillo.
Hacer cortes paralelos de unos 5 mm. de ancho en la mitad inferior de la masa, dejando la mitad superior (o un poco menos) entera. Cuanto más finitas sean las tiras más se parecerá el bollo a una madeja, pero no deberían ser tan finas que se rompan a intentar enrollarlo.
En la foto se ve claramente cómo queda la masa cortada.
Colocar una quinta parte del relleno en el trozo de masa que hemos dejado sin cortar.
Ahora vamos a empezar a enrollar la masa, hasta formar un cilindro. Empezar por la parte sin cortes, la que tiene el relleno, intentando que este quede bien encerrado en la masa antes de llegar a los cortes.
Colocar el rollito que hemos formado en el molde, casi pegado al borde exterior.
Seguir el mismo procedimiento para formar las otras cuatro porciones de masa.
Después de colocar las 5 porciones en el molde quedarán como una corona. Parece increíble pero después de fermentar y hornearse casi va a ocupar el molde completo.
Tapar el molde y dejar reposar en un sitio cálido.
Necesitará entre hora y media y dos horas (es lo que estuvo el mío) para tener este aspecto.
Cuando está casi listo precalentar el horno a 180 grados. La receta original indicaba 170, pero me ha parecido un poco baja.
Justo antes de hornear pintar el pan con un poco de leche. Esto ayudará a que se doré y quede más brillante.
Hornear en la parte central del horno durante 20 minutos, hasta que adquiera un bonito color dorado.
Al finalizar el tiempo de cocción he medido la temperatura interior con el termómetro de sonda. Para alegría mía marcó 82 grados, pero al sacarlo la punta estaba manchada de chocolate, por lo que me parece poco fiable, ya que más bien estaba midiendo la temperatura del chocolate fundido.
Sacar el molde del horno y dejar reposar sobre una rejilla.
En cuanto podemos manejar el molde desmoldar y dejar enfriar totalmente sobre la rejilla antes de partirlo.
En este corte se puede ver el relleno de chocolate.
Comentarios
Publicar un comentario