Las galletas María me recuerdan siempre a mi infancia, a meriendas de galletas con mermelada, más aun en recetas como este flan de galletas en que se combinan con uno de los postres que más recuerdo de mi infancia, el flan de huevo. En esta versión de flan de huevo con galleta María se añaden galletas trituradas a la mezcla habitual de leche y huevos del flan, consiguiendo un flan con una textura más densa, sin llegar a ser un budin, pero sí con más cuerpo que el flan clásico.
Para preparar el flan de galletas emplearemos galletas de desayuno tipo María o similares, las que compréis habitualmente, pero siempre unas galletas sencillas. Yo esta vez no tenía Marías y he empleado napolitanas, quitando un poco del azúcar indicado en la receta para compensar la que llevan las galletas. La galleta añade densidad al flan, dándole una textura más densa, un poco más de budin, aunque mucho más ligero que este budin de pan, pero desde luego con una textura más consistente que el flan de huevo clásico.
Las galletas se añaden al flan trituradas hasta que quedan reducidas casi a polvo. Si tenemos un robot de cocina o cualquier tipo de procesador o picadora de las que vienen con la batidora es lo más rápido para triturarlas. Si no tenemos, al igual que siempre recomiendo cuando hablamos de tartas con base de galleta, para mí lo más cómodo es meterlas en una bolsa de congelación con cierre ziplop y aplastarlas con algo que pese (vale cualquier lata grande de conserva) hasta triturarlas completamente. Al estar metidas dentro de la bolsa no se desperdigan y no acabaremos con la cocina llena de cachitos de galleta. Otra opción sería poner las galletas en un bol junto con la leche para que se ablanden y tras dejarlas reposar unos 10 minutos triturarlo todo con la batidora de mano, hasta que no queden trocitos de galleta visibles.
Este flan, como es habitual en los flanes de huevo, se hornea al baño María. El baño María consiste simplemente en poner el recipiente que contiene el alimento que queremos cocinar dentro de otro recipiente más grande con agua, antes de ponerlo al fuego o en el horno. El recipiente con agua, el baño María, hace que los alimentos del recipiente interior se cuezan a una temperatura más baja, de forma mucho más suave y delicada, evitando que se quemen por efecto del calor. En el caso de los flanes el baño María evita también que la mezcla de leche y huevos del flan hierba al ponerlo en el horno, con lo que conseguimos esa textura lisita y uniforme del flan. Si no se usara baño María al hervir se formarían remolinos que harían que la textura fuera menos homogénea, además de mancharse con el caramelo que se suele poner para ayudar a desmoldar.
Al cocer al baño María no es necesario que el agua alcance una altura elevada, con un par de dedos es suficiente. En cualquier caso debemos recordar que deberá llegar como mucho a la mitad de la altura del recipiente interior, para evitar que al borbotear en el horno pueda entrar agua a la flanera, lo que nos aguaría la preparación. Para elaborar el baño María podemos emplear cualquier recipiente, con el único requisito de que pueda ir al horno y que quepa el recipiente a hornear, por supuesto. Tened en cuenta únicamente que si el recipiente exterior pesa, una vez que esté lleno de agua el conjunto puede resultar bastante pesado y volverse un poco engorroso de manejar, sobre todo con el agua caliente.
Podemos preparar el flan en versión individual o en una flanera grande para partir porciones. En flaneras individuales salen 6 flanes. Cuando partimos saldrían entre 6 y 8 raciones.
Este flan lo suelo preparar siempre en formato grande para partir. Mis flaneras individuales van ya muy justas con las cantidades del flan de huevo y con el añadido de la galleta no cabe.
Como en todas las recetas de flan el fondo y las paredes de la flanera se cubren de caramelo para evitar que el flan se pegue y facilitar el desmoldado. Podemos optar entre preparar caramelo casero o usar caramelo comprado. Yo suelo prepararlo casero, me gusta más, pero si os gusta el comprado se puede usar perfectamente, la verdad es que es muy cómodo y rápido. En este caso simplemente nos saltamos las instrucciones (y los ingredientes) para preparar el caramelo que aparecen en la receta.
El flan se puede comer recién hecho, después de dejarlo enfriar un poco, pero en mi opinión está mucho más rico si lo dejamos reposar varias horas en la nevera, mejor toda la noche, la textura se asienta. Yo suelo prepararlo el día anterior y una vez que se enfría lo dejo toda la noche en la nevera.
- 6-8 personas.
- Medio litro de leche.
- 4 huevos.
- 100 gramos de azúcar para el flan.
- 100 gramos de galletas María o similares.
- 4 cucharadas soperas de azúcar para el caramelo. También se puede usar caramelo de bote.
- 4 cucharadas soperas de agua para el caramelo.
Poner las galletas en un robot de cocina y triturar hasta que quede reducidas a polvo. Si no tenemos un robot de cocina se pueden poner en una bolsa de congelación y apastarlas bien hasta triturarlas. Otra opción sería poner las galletas en un bol con la leche para que se ablanden y triturar todo con la batidora de mano.
Poner en un bol los 4 huevos y batir lo justo para que quede bien mezclado, pero sin meter mucho aire.
Añadir los 100 gramos de azúcar, la leche y las galletas trituradas y mezclar bien.
Para preparar el caramelo casero poner las otras cuatro cucharadas de azúcar unto con cuatro cucharadas de agua en un cazo o sartén al fuego.
Remover hasta que se disuelva bien el azúcar y cocinar sin volver a remover hasta que coja un color dorado oscuro, se puede mover el cazo a los lados pero no se debería remover con la cuchara porque cristaliza.
El caramelo está listo cuando coja un color dorado oscuro, Lo retiramos del fuego sin dejar que coja más color, en este punto el caramelo aumenta de temperatura muy rápido y corremos el peligro de que se tueste demasiado y se queme, y entonces adquiere un sabor amargo muy poco agradable.
Verter el caramelo en el molde que vayamos a usar. Podemos emplear un molde grande o 6 moldecitos individuales. Mover el molde para distribuir el caramelo por el fondo y las paredes (con que cubra un par de dedos de la pared es suficiente). Manipuladlo con cuidado, el caramelo está muy caliente y puede provocar quemaduras peores que las del aceite.
A mi me gusta usar caramelo casero, pero se puede emplear sin problema el de bote. En este caso simplemente vertemos en los moldes la cantidad deseada y lo repartimos bien por el fondo y el inicio de las paredes.
Remover un poco la mezcla de ingredientes que tenemos en el bol, con el reposo la galleta se habrá ido al fondo.
Verter la mezcla en el molde o moldes caramelizado.
Precalentar el horno a 180 grados.
Para cocer el flan se prepara un baño María, para lo que colocaremos la flanera o flaneras dentro de otro recipiente más amplio que llenaremos de agua. Debería llegar como mucho a la mitad del molde que contiene el flan, para evitar que pueda entrar dentro y aguarlo. Es preferible añadir agua caliente, pero con fría funciona igual
Poner el recipiente en la parte central del horno y cocer con calor arriba y abajo hasta que esté cuajado. Estará listo cuando al tocar con el dedo en el centro notemos que está ya casi cuajado aunque todavía un poco tierno, se acabará de hacer con el reposo. Los moldes individuales necesitarán unos 35-40 minutos, el molde grande necesitará una hora más o menos.
Sacar del horno y dejar enfriar completamente. Si se puede es conveniente dejarlo varias horas en la nevera (preferiblemente toda la noche) para que se asiente la textura.
Para desmoldarlo introducir un cuchillo de punta roma entre el flan y el molde todo alrededor para separarlo. Poner el plato en el que lo vayamos a servir invertido sobre el molde y dar la vuelta al conjunto de flanera y plato. Si no cae darle un para de memeos seco arriba y abajo hasta que se desprenda.
Si hemos preparado el flan en un solo molde para servirlo lo cortamos en cuñas.
Servir acompañado de su propio caramelo.
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