Bizcocho de fresas y almendra

Cuando llega la temporada de las fresas (más bien fresones) me gusta aprovecharla al máximo y además de comerlos como fruta me encanta usarlos como ingrediente en numerosos postres. Quedan genial en todo tipo de tartas y bizcochos, en los que las fresas horneadas adquieren un sabor espectacular. Entre los bizcochos de frutas me encantan los del estilo de este bizcocho de fresas y almendra, bizcochos más bien planitos, con muy poca altura y con una alta proporción de fruta respecto a la cantidad de masa, que a mi me acaban pareciendo casi una tarta. La almendra da a la masa una textura y un sabor fabulosos. mientras que las almendras fileteadas de la superficie aportan un crujiente muy agradable.

Me encantan este tipo de bizcochos de fruta más bien planitos, porque al llevar una alta proporción de fruta me parecen casi un híbrido entre tarta y bizcocho. No llegan a ser tarta pero la verdad es que tiene un aire mucho más sofisticado que los bizcochos con mucha miga, son perfectos para una merienda elegante. El aire de tarta se incrementa en este caso por la cantidad de almendra molida que lleva la masa y que le da una textura espectacular.

La fruta horneada del bizcocho queda riquísima, muy blandita y con un sabor tremendo. Estamos acostumbrados a comer las fresas crudas, como fruta, pero horneadas quedan genial, al perder agua en el horno su sabor se concentra y resultan deliciosas.

La masa de este bizcocho es densa, muy densa. De hecho hay que alisarla bien en el molde para que quede nivelada porque es tan densa que no fluye. Sobre esta capa de masa se colocan las fresas. Si no son muy grandes se pueden dejar enteras, partiendo por la mitad las que tengan mayor tamaño. La fruta se coloca sobre la masa, sin hundirla mucho, solo lo justo para que no se mueva. Al hornearla la masa crece alrededor de la fruta y quedará casi oculta.

Antes de hornear toda la superficie del bizcocho se espolvorea con almendra laminada. Al hornearse queda muy crujiente y doradita y le da un toque estupendo.

Justo antes de servir se espolvorea el bizcocho con azúcar glass en abundancia.

Al llevar fruta si nos sobra bizcocho es necesario guardarlo en la nevera, que no suele ser lo ideal para la textura de los bizcochos, especialmente los que llevan mantequilla, aunque la verdad es que las sobras siguen estando ricas, un pelín menos crujientes pero con un sabor estupendo, especialmente si tenemos la precaución de sacarlo media hora antes de la nevera para que se atempere. Tampoco es mala idea añadirle un poco más de azúcar glass para que recupere su aspecto nevado.

La masa de este bizcocho lleva una buena cantidad de almendra molida, lo que le da una textura y un sabor fantásticos. Es fácil encontrar almendra molida en todos la mayoría de los supermercados, pero también se puede preparar en casa moliendo almendra cruda con un procesador de alimentos o el molinillo del café. Queda estupendo y además podemos graduar el grado de molido a nuestro gusto, pero hay que tener un poquito de precaución al moler las almendras. Las almendras tienen mucho aceite, todos los frutos secos tienen mucho aceite (por eso están tan ricos), pero las almendras son campeonas en este aspecto. Al molerlos se liberan estos aceites y acaba formándose una pasta, lo que es un problema en los casos en los que queremos harina de almendra como en esta receta.

Para evitarlo una opción es moler la almendra en tandas pequeñas, así el tiempo necesario para molerlas será corto y no da tiempo a que se calienten y liberen aceites. Cuando vayamos a emplearla en recetas dulces como esta que también llevan azúcar es muy eficaz moler la almendra junto con el azúcar de la receta, el azúcar absorbe el aceite que puede generarse y la harina quedará seca y suelta, aunque también conviene no pasarse con el tiempo de molienda. En este caso podríamos emplear la mitad del azúcar (unos 60 gramos) para moler junto con la almendra y el resto para batir la mantequilla.

El bizcocho se prepara en un molde redondo de 20 centímetros. Valdría también uno cuadrado de la misma medida, quedaría un pelín más planito pero todavía bien. Para prepararlo en un molde más grande, de 24-26 centímetros sería necesario aumentar la cantidad de masa, empleando una vez y media las cantidades indicadas.

Mirar qué pinta tiene el corte, con las fresas blanditas y todo su jugo empapando la masa de la base.

Podemos hacer múltiples variaciones de esta receta empleando distintas frutas: otras bayas como arándanos o frambuesas, melocotón, nectarinas, albaricoques, unas cerezas, peras o manzanas en gajos, siempre tan resultonas en bizcochos. En el caso de las peras yo lo haría en un molde un poco más grande (24-26 centímetros) de modo que podamos colocar ordenadas las mitades de pera alrededor del molde.

Ingredientes

• 6-8 personas (un molde redondo de 20 centímetros).

• 110 gramos de mantequilla.
• 125 gramos de azúcar (he usado azúcar vainillado).
• 2 huevos grandes.
• 100 gramos de almendra molida.
• 50 gramos de harina de repostería.
• Medio sobre de levadura de repostería (unos 7 gramos).
• Un pellizco de sal.
• Medio kilo de fresas (aproximadamente).
• 50 gramos de almendras fileteadas.
• Azúcar glass para decorar.

Preparación

En primer lugar vamos a preparar el molde, usaremos preferiblemente uno desmontable..

Forrar la base del molde con un círculo de papel de horno. Untar el papel del fondo y las paredes con mantequilla. Espolvorear harina, moviendo el molde para que se adhiera en toda la superficie. Sacudir para eliminar el exceso de harina. Reservar.

Para preparar el bizcocho necesitaremos que la mantequilla esté blanda (aunque no fundida), por lo que hay que sacarla de la nevera con bastante antelación.

Poner en un bol la mantequilla y el azúcar.

Batir bien con unas varillas (mejor si son eléctricas) hasta obtener una mezcla suave y esponjosa.

Añadir los huevos de uno en uno, asegurándonos de que está completamente integrado antes de añadir el siguiente. Como en todos los bizcochos en los que empleamos mantequilla los huevos deberían estar a temperatura ambiente. Si los añadimos directamente de la nevera el contraste de temperatura hará que se corté la crema de mantequilla y nos tocará batir un buen rato para que vuelva a alcanzar un estado cremoso y homogéneo.

Poner en otro recipiente la almendra molida, la harina, la levadura y un pellizco de sal.

Remover para que se mezcle de forma homogénea.

Añadir la mezcla de almendra y harina al primer bol.

Mezclar con una espátula o una lengua de cocina hasta que la mezcla sea homogénea, sin trabajarla en exceso. Es una masa muy densa.

Verter la masa en el molde. Alisarla para que quede con una altura homogénea.

Lavar las fresar sin retirar el pedúnculo y sin dejarlas en remojo. Secarlas con papel de cocina.

Eliminar el pedúnculo. Si son muy grandes se pueden partir por la mitad, en otro caso dejarlas enteras.

Distribuir las fresas por toda la superficie de la masa. Hundirlas solo un poco en la masa, al cocer la masa crecerá y las dejará casi tapadas.

Repartir las almendras laminadas por toda la superficie.

Mientras preparamos la masa precalentar el horno a 185 grados.

Colocar el molde con el bizcocho en la parte central del horno.

Hornear hasta que el insertar un palillo en el centro salga limpio. Necesitará entre 40 y 50 minutos, el mío ha requerido 45 minutos.

Sacar el molde del horno y colocarlo sobre una rejilla para que se enfríe.

Desmoldar el bizcocho, pasando si es necesario un cuchillo de punta roma entre en bizcocho y el aro del molde para separarlo.

Espolvorear con azúcar glass antes de servir.