De vez en cuando me gusta preparar unas tortitas para desayunar un día de fiesta o para merendar un día en que nos apetece darnos un pequeño capricho. La verdad es que son muy sencillas de preparar y hechas en casa quedan muy ricas, para mi mejor que las que sirven en la mayoría de los sitios. Antes las preparaba siempre con leche, pero desde que vi una receta con buttermilk las preparo siempre así, las tortitas de buttermilk (buttermilk pancakes) quedan igual de ricas que las preparadas con leche, pero mucho más esponjosas. ¿Quién se apunta a desayunar?
El buttermilk es suero de leche. Tradicionalmente se denominaba así al suero que queda cuando se hace mantequilla, pero en la actualidad la mayoría del buttermilk que se comercializa es en realidad leche fermentada.
En la repostería americana es bastante habitual su uso, ya que se consiguen preparaciones más esponjosas que usando leche, especialmente si en la receta se añade también un poco de bicarbonato. El ácido del buttemilk reacciona con el bicarbonato, producciendo gran cantidad de gas, que hace que los bizcochos, muffins y preparaciones similares queden más esponjosas. En las tortitas tiene el mismo efecto y aunque pueda parecer que en una masa tan finita no tiene demasiada importancia si la masa crece más o menos lo cierto es que quedan más esponjosas que cuando se hacen con leche, o eso me parece a mí al menos.
El buttermilk es un producto muy popular en países como Estados Unidos o Alemania, pero en en otros sitio, como en España, es difícil de encontrar. En este caso se puede sustituir con buenos resultados por un buttermilk casero. No es lo mismo pero da buen resultado para emplearlo en recetas de repostería. Para prepararlo simplemente añadimos una cucharada de vinagre o de zumo de limón (a mi me parece que funciona mejor el vinagre) a la leche, removemos bien y lo dejamos reposar 5 minutos. Al añadir el ácido la leche se corta, su textura cambia, parece un poco más espesa. Si os estáis preguntando si sabrá a vinagre ya os digo que no, el buttermilk tiene un sabor un poquito ácido (como el yogur por ejemplo), pero en ningún caso se aprecia el sabor del vinagre.
Para estas tortitas he empleado la receta clásica de tortitas, con una taza de harina y otra de buttermilk (leche en la versión clásica), un huevo, 2 cucharadas de azúcar y otras dos de mantequilla fundida, además de un poquito de levadura y bicarbonato. Es una receta muy cómoda porque al igual que pasa con el popular bizcocho de yogur las cantidades son muy fáciles de recordar. Puede prepararse indistintamente con buttermilk o con leche.
Con las cantidades de la receta salen entre 9 y 12 tortitas, dependiendo del tamaño. Si necesitamos más se pueden doblar las cantidades de la receta.
- 9-12 tortitas.
- 1 taza de harina (125 gramos).
- 1 taza de buttermilk (250 ml.). Ver nota sobre cómo preparar buttermikl casero.
- 1 huevo.
- 2 cucharadas (30 gramos) de mantequilla.
- 2 cucharadas (30 gramos) de azúcar.
- 1 cucharadita de levadura de repostería (polvos de hornear).
- 1/2 cucharadita de bicarbonato.
- 1/4 cucharadita de sal.
- Aceite o mantequilla para la sartén.
Fundir la mantequilla en un cacito al fuego o en el microondas, siempre a media potencia. Dejar que se temple un poco.
Poner en un bol todos los ingredientes secos: harina, sal, azúcar, levadura de repostería y bicarbonato. Remover un poco con una cuchara para que se mezclen bien.
Hacer un pozo en el centro y echar el buttermilk. Añadir también el huevo ligeramente batido.
Mezclar con unas varillas hasta que no quede harina suelta. La masa tiene tendencia a formar grumos. No se batir en exceso hasta que desaparezcan los grumos, ya que las tortitas quedan correosas. No importa que queden grumos, se desharán en el reposo y en la sartén.
Añadir la mantequilla fundida y mezclar un poco más hasta que esté bien integrada.
Dejar reposar la masa 10 minutos.
Poner al fuego una sartén o una plancha para preparar las tortitas. Yo uso una sartén pequeña y las voy haciendo de una en una, pero si se emplea una plancha se pueden ir haciendo varias a la vez, aunque yo reconozco que no me apaño bien, por eso prefiero irlas haciendo de una en una.
Untar la sartén o la plancha con una gotita de aceite y ponerla al fuego hasta que se caliente. Cuando la sartén esté caliente bajar un poco el fuego.
Yo uso una sartén antiadherente y solo pongo aceite para la primera tortita, pero dependiendo del tipo de sartén es probable que haya que ir poniendo un poquito más de aceite.
La forma más sencilla de medir la masa para las tortitas, al menos para mí, es emplear un cazo de servir la sopa. Para cada tortita vamos a emplear entre un tercio de cazo y medio cazo.
Dar un par de vueltas a la masa..
Verter una medida de masa en la sartén.
Cuando empiecen a aparecer burbujas en la superficie de la tortita (tardará un minuto o así) es el momento de dar la vuelta a la tortita.
Dejar que se haga por el otro lado, necesitará otro minuto más o menos.
Sacar la tortita de la sartén y colocarla en un plato.
Continuar haciendo las tortitas de la misma forma, apilándolas en el plato al sacarlas de la sartén.
Servir recién hechas.
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