Las fresas con chocolate son un postre sofisticado y elegante con el que triunfaremos en cualquier ocasión, uno de los bombones más sencillos que podemos preparar en casa. Todo un clásico de las veladas románticas, son un colofón perfecto para cualquier celebración. La idea de estos bonitos bombones de fresa no puede ser más sencilla: fresas en su punto justo de maduración recubiertas de chocolate negro casi en su totalidad, dejando ver únicamente una pequeña porción de fresa situada junto a las hojas. Visualmente son muy atractivas por el contraste entre el chocolate oscuro, el rojo brillante de la pequeña porción de fresa que asoma y el verde de las hojas de la fresa, que se mantienen para esta preparación. Y como bombón la combinación de fresa y chocolate resulta absolutamente exquisita.
Las fresas con chocolate son sencillísimas de preparar. De hecho la parte más complicada es seleccionar las fresas adecuadas. Me gusta emplear fresas de tamaño medio, que estén en su punto justo de maduración, bien rojas. Como estos bombones dejan visible y sin cubrir de chocolate la parte de la fresa cercana al pedúnculo, las hojitas, deberíamos escoger fresas que estén bien rojas en esta parte, y la verdad es que no siempre es tarea fácil. Muchas veces incluso cuando el resto de la fresa está en su punto óptimo de maduración y presenta un bonito color rojo intenso la parte más cercana a las hojas tiene un color pálido y eso es un problema en esta receta porque es precisamente la parte de la fresa que se ve. Si es posible el penacho de hojas debería estar bien verde y con las hojitas enteras, para que quede más atractivo.
A mí me gusta mucho el microondas para fundir chocolate, si se hace una temperatura baja y programando tiempos cortos para no quemar el chocolate es un método supercómodo, pero para estas recetas prefiero hacerlo al Baño María. Me parece que al poder mantenerlo en el cazo del Baño María el chocolate se mantiene líquido durante más tiempo, lo que es muy conveniente para trabajar con comodidad mientras se recubren las fresas. Cuando el chocolate comienza a espesar la capa que queda adherida a las fresas acaba siendo excesivamente gruesa y poco uniforme.
Cuando se funde el chocolate de cobertura y se vuelve a solidificar es fácil que adquiera un aspecto mate, debido a que la cristalización de la manteca de cacao se produce de forma desordenada. Para que el chocolate conserve el brillo es necesario atemperar el chocolate. El atemperado es un proceso que consiste en calentar el chocolate hasta una temperatura dada, que dependerá del tipo de chocolate (negro, con leche, blanco), enfriarlo después hasta que alcanza una temperatura determinada manteniendo la textura líquida para volverlo a calentar después a una temperatura inferior a la inicial.
La técnica tradicional de atemperado consiste en verter el chocolate fundido sobre el mármol de la encimera, extendiéndolo con una espátula hasta que baja la temperatura hasta el punto indicado, una operación muy espectacular de ver cuando la hacen reposteros profesionales pero muy engorrosa de hacer en casa, especialmente para cantidades de chocolate no muy grandes. Otras técnicas de atemperado más cómodas de realizar en casa emplean un doble baño María de agua caliente y fría para calentar y enfriar el chocolate o reservan una parte del chocolate para añadirlo al resto de la mezcla ya fundida y bajar así la temperatura.
Yo empleo este segundo método, aunque reconozco que sin controlar la temperatura con precisión. Fundo parte del chocolate al baño María, lo retiro del fuego y añado el resto del chocolate, que se fundirá con el calor acumulado y hará bajar un poco la temperatura y lo vuelvo a poner un momento al fuego, siempre al baño María. No es un atemperado demasiado canónico pero la cobertura queda bastante bien.
Es importante dejar secar completamente el chocolate antes de manipular las fresas con chocolate. Hay que dejar que se sequen sobre papel de horno antes de tocarlas. Si intentamos moverlas mientras el chocolate está todavía blando se quedará pegado al papel y nuestras bonitas fresas se romperán. Una vez que esté completamente frío y endurecido de nuevo se pueden separar fácilmente del papel para pasarlas a un plato o fuente. Tened cuidado con los dedos al manipularlas, ya que se quedan marcados con facilidad. Si las fresas no son muy grandes las cápsulas pequeñitas de magdalenas (o más bien de trufas) son una buena opción para servirlas y para poder moverlas con facilidad.
Las fresas simplemente recubiertas de chocolate están riquísimas, pero si se desea se pueden adornar con unos hilillos de chocolate blanco que rompan la uniformidad de la cobertura. La función del chocolate blanco es puramente ornamental, la cantidad que se emplea es mínima y su sabor no se percibe en el bombón, pero queda vistoso.
En la receta no indico cantidades exactas de fresas, lo dejo al gusto y criterio de cada cual. Con 3 o 4 piezas por persona creo que queda bien para acompañar un café.
Las fresas con chocolate se conservan bien un par de días en la nevera. La cobertura de chocolate puede adquirir un aspecto un poco mate (chocolate y nevera no son buenos amigos), pero las fresas se mantiene en buen estado.
Con las cantidades de chocolate indicadas sobrará bastante chocolate después de cubrir las fresas. Se puede emplear para otra receta que utilice chocolate fundido. Yo lo que hago es pasar el chocolate que sobra a un tupper de cristal con tapa y lo guardo después en un armario fresco, igual que cuando estaba en la tableta. Como este chocolate lo habremos fundido un par de veces ya no quedará tan brillante de aspecto, pero para recetas como un brownie, un bizcocho de chocolate (este pan de plátano es estupendo) o cualquier flan o crema con chocolate (por ejemplo este flan de chocolate o estos petit suisse de chocolate caseros) se puede emplear perfectamente.
Estas fresas con chocolate son muy bonitas y elegantes, pero mirad que aspecto tan tentador tienen al morderlas.
- 4 personas.
- Fresas enteras.
- 250 gramos de chocolate de cobertura (sobrará).
- 50 gramos de chocolate de cobertura blanco (opcional).
Lavar las fresas sin dejarlas en remojo y secarlas con cuidado con papel de cocina.
Trocear el chocolate.
Partir el chocolate en trocitos
Poner unos 200 gramos de chocolate en un cazo al Baño María y calentar hasta que se funda, removiendo con frecuencia para asegurarnos de que no quedan trocitos enteros. Es imprescindible hacerlo al baño María para evitar que el chocolate se caliente demasiado y se queme.
Retirar del fuego y añadir el resto de chocolate picado, removiendo bien hasta que quede completamente fundido.
Poner sobre la encimera una hoja de papel de horno.
Para bañar las fresas de chocolate con mayor comodidad sin estropear las hojas se puede clavar un palillo en el centro del peciolo, de forma que quede encajado en la fresa. Yo no lo pongo nunca.
Coger una fresa sujetándola por el peciolo (con cuidado de no estropear las hojas) o el palillo y sumergirla en el chocolate fundido, dejando sin cubrir la zona más cercana a las hojas para que se vea el color rojo de la fresa.
Levantar la fresa y dejar escurrir el exceso de chocolate sobre el cazo.
Colocar la fresa tumbada sobre la hoja de papel de horno.
Proceder de la misma forma con el resto de las fresas.
Si en algún momento el chocolate se enfría demasiado y espesa se puede volver a calentar suavemente al baño María hasta adquiera de nuevo textura líquida.
Con esto las fresas ya estarían listas, pero quedan muy bien si se decoran con unos hilillos de chocolate blanco. Es completamente opcional.
Para decorar las fresas con hilos de chocolate blanco fundir el chocolate blanco en un cazo al baño María o en el microondas.
Para hacer los hilitos es muy cómodo formar un cucurucho con un semicírculo de papel de horno. También se puede usar una jeringa de cocina o incluso un tenedor con el que dejaremos caer hilillos sobre las fresas. Se puede usar también una manga con una boquilla fina, pero para esta cantidad de chocolate me parece un poco excesivo.
Verter el chocolate blanco fundido en el cucurucho.
Hacer un pequeño corte en la punta con una tijera para que salga el chocolate.
Formar hilos de chocolate blanco sobre las fresas.
Dejar reposar las fresas sin moverlas hasta que el chocolate esté completamente seco y endurecido. No moverlas mientras el chocolate está húmedo porque se quedará pegado al papel.
Levantar con cuidado las fresas del papel de horno y colocarlas en un plato de servir o en cápsulas de papel rizado.
Lo mas rico que he probado!
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