De pequeña me encantaban las manzanas asadas de mi tía Felisa. Eran fabulosas. Ya sé que parece una receta sencilla y sin ningún misterio, pero creedme, las de mi tía eran especiales. Las hacía a fuego muy muy lento y al final quedaba en el fondo de la fuente una capa como de gelatina espesa que casi parecía una gominola. La responsable de esa deliciosa capa espesa era la gran cantidad de pectina que contiene la manzana, que tiene gran poder espesante, y que se disolvía en los jugos durante la larga cocción, pero no es fácil que quede así. Cuando las hago yo el caldo queda bastante espesito, pero reconozco que es complicado conseguir una capa tan rica como la que ella lograba, o como el recuerdo que yo tengo. La verdad es que mi tía no era una gran cocinera, de hecho no sé de dónde me viene a mí esta afición porque la cocina no es algo por lo que destacara nadie en la familia, pero lo que le salía bien le salía muy pero que muy bien. Además de las manzanas asadas siempre recordaremos sus croquetas de pescado y sus patatas fritas: bien doraditas, crujientes y sueltas, sin gota de aceite, y eso que las preparaba saltándose todos los manuales de la buena fritura, a fuego lento y casi sin aceite. Cada vez que veo en un anuncio o una tienda la freidora que fríe patatas sin casi aceite me acuerdo de ella, porque ella lo hacía con una simple sartén. Pero bueno, volvamos a las manzanas asadas ...
A mí me gusta añadir muchas veces unas nueces y pasas a las manzanas asadas, además de un poquito de canela. La receta normal de manzanas asadas (sólo manzanas y azúcar) es fantástica pero ya os he comentado que mis recuerdos de esta receta son inmejorables, así que me gusta ponerle algo que le dé un puntito más. Bueno, y también es verdad que me gustan mucho las nueces, pasas, orejones y similares y tengo tendencia a añadirlas a cualquier receta en la que peguen un poco. Se puede prescindir de ellas perfectamente, pero yo creo que le dan un toque muy interesante. Aquí os dejo un detalle de cómo quedan.
Para elaborar la receta, como siempre que se cocinan las manzanas, es importante escoger variedades que se ablanden bien durante la cocción. Me gustan mucho para este uso la golden y la reineta, aunque esta última mantiene siempre un puntito ácido que no le gusta a todo el mundo. Y aunque parezca una tontería conviene elegir manzanas un poco bonitas de forma que se mantengan rectas. Da igual que sean grandes, pequeñas, que la piel esté feucha o tenga defectos, pero que sean redonditas y se mantengan derechas.
Las manzanas asadas pueden servirse a la temperatura que más nos guste, todavía algo tibias o incluso calentitas del horno o bien fresquitas después de estar en la nevera.
El único defecto que les veo manzanas asadas es que nunca me han parecido un postre con el que sea posible mantener los buenos modales en la mesas. Nunca sé si servirlas con cucharilla o con cuchillo o tenedor, ya que con las dos opciones me parece poco cómodo comerlas. Al final muchas veces uno acaba cogiéndola con la mano y así se aprovecha hasta el último trocito pegado al corazón. No muy fino para una comida de postín, pero tampoco está mal para una comida familiar.
- 6 personas.
- 6 manzanas hermosas.
- Azúcar.
- Canela en polvo (opcional).
- Nueces (opcional).
- Pasas (opcional).
Lavar las manzanas y secarlas.
Con ayuda de un cuchillo afilado quitar un casquete en la parte superior de cada manzana. Será el huevo que se rellene con el azúcar. Si tenemos un descorazonador de manzanas se pueden descorazonar y poner el azúcar y el resto de los ingredientes en el hueco central, pero en mi casa siempre se hacía de la otra forma y me gusta así.
Hacer un corte alrededor de todo el contorno en la parte central. Basta con uno superficial que corte únicamente la piel y deje salir el vapor, evitando que se rompan las manzanas.
Poner las manzanas de pié en una fuente resistente al horno. Yo uso una fuente de cristal de pyrex, que se pueden sacar perfectamente a la mesa para servir.
Si usamos nueces pelar unas nueces (para 6 manzanas bastan 2 o 3) y partir el fruto en trocitos menudos.
Repartir en los huecos que hemos hecho en las manzanas unos trocitos de nuez y unas pasas y poner un poquito de canela en polvo.
Acabar de rellenar los huecos con azúcar de forma más bien generosa (con un buen copete de azúcar, vamos).
Verter en la fuente 6 o 8 cucharadas soperas de agua.
Mientras se preparan las manzanas precalentar el horno a 190 ºC.
Poner la fuente con las manzanas en la parte central del horno y hornear hasta que estén bien cocidas. Necesitarán entre 45 minutos y una hora, dependiendo de las manzanas y de como nos gusten de hechas. A mí reconozco que me gustan muy blanditas.
Sacar la fuente del horno y dejar enfriar un poco.
Dejar que se enfríen a nuestro gusto antes de servirlas.
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