Las patatas con costillas son un clásico de toda la vida de la cocina de mi casa. Bueno, de mi casa y de muchísimas otras, porque es una de esas de esas recetas clásicas de la cocina casera que con pequeñas variantes son muy populares en muchos hogares, porque además de estar muy buenas son un plato bastante económico. Además ahora que empieza el frío son un plato de cuchara muy apetecible y reconfortante. Y acompañadas de una buena ensalada solucionan perfectamente una comida como plato único.
En mi casa el sofrito para las patatas con costillas se preparaba casi siempre con pimientos choriceros o tomate (o los dos), lo que les daba un característico tono rojo. Recuerdo que a nosotras de pequeñas nos gustaban más los guisos de patata cuando tenían el caldo de color rojizo. No sé si es que lo asociábamos con el tomate frito y ya se sabe que a los críos les suele gustar todo lo que lleve tomate. Yo ahora las preparo siempre con pimientos choriceros, que además de dar un bonito color a la salsa les da un sabor fantástico. Es un producto que da un sabor increíble a muchas salsas y potajes. Hay que acordarse de ponerlos en remojo en agua caliente un par de horas antes de usarlos para que se hidraten y poder separar fácilmente la pulpa de la piel, pero el pequeño esfuerzo merece la pena.
Para este plato pueden usarse costillas frescas o adobadas, como más os gusten. Lo más cómodo es pedirle al carnicero que nos las parta a nuestro gusto. A mí me gusta que las partan de modo que quede cada costilla suelta (la forma habitual para guisos), pero enteras, pero si preferís que queden trozos más pequeños podéis pedir que os las partan por la mitad.
Para preparar este tipo de guisos me gusta una cazuela un poco honda. Este año estoy usando la última que me regaló pyrex correspondiente a su nueva colección Attraction. Este invierno se está convirtiendo en la cazuela de los potajes. Me parece estupenda porque el fondo es muy grueso, con lo que el calor se difunde de forma muy uniforme, y además el interior antiadherente se limpia muy bien, no se pega nada de nada.
- 4 personas.
- Un costillar de cerdo (entre 800 gramos y un kilo).
- 800 gramos de patatas.
- Una cebolla.
- Medio pimiento verde.
- Dos pimientos choriceros.
- Un vasito (100 ml.) de vino blanco.
- Una hoja de laurel.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
Pedir en la carnicería que nos corten las costillas a nuestro gusto.
Lavar los pimientos choriceros y ponerlos en remojo en agua caliente al menos un par de horas antes de usarlos para que se hidraten bien.
Lavar las patatas y pelarlas. Partirlas en trozos. Para esta receta, como para todos los guisos, lo mejor es cascarlas, sin cortarlas de todo con el cuchillo. Se hinca el cuchillo en la patata para hacer el corte, pero en lugar de finalizarlo se tira para romperla. De esta forma el corte queda rugoso y permite que salga mejor la fécula de la patata, con lo que conseguiremos un caldo más espeso. Reservar las patatas troceadas.
Partir la cebolla y el pimiento verde en cuadritos pequeños.
Poner al fuego una cazuela con un chorro de aceite en el fondo.
Poner un poco de sal a las costillas.
Cuando se caliente el aceite poner las costillas en la cazuela y dorarlas por todos los lados. Cuando estén doradas sacarlas a un plato.
En el mismo aceite poner la cebolla y el pimiento verde junto con un pellizco de sal. Bajar el fuego y dejar que se cocine hasta que las verduras estén blandas.
Mientras se hace el sofrito separar la carne de los pimientos choriceros. Sacar los pimientos del agua del remojo y escurrirlos. Abrirlos a lo largo y ponerlos sobre la tabla de partir, con la piel hacia abajo. Con ayuda de un cuchillo afilado (yo uso la puntilla) puesto casi en horizontal separar la carne de la piel.
Picar la carne de los pimientos choriceros.
Cuando las verduras estén blandas añadir los pimientos choriceros al sofrito.
Incorporar el vino blanco, subir el fuego y dejar cocer un par de minutos para que se evapore el alcohol.
Añadir un vaso de agua al sofrito y la hoja de laurel y esperar que dé el primer hervor.
Incorporar a la cazuela las costillas y las patatas. Añadir agua de modo que queden cubiertas
Cocer tapado a fuego suave entre 45 y 60 minutos, hasta que las patatas y las costillas estén hechas.
Si nos gusta el caldo más espeso 5 minutos antes de finalizar la cocción sacar una cucharada de patatas, machacarlas y volverlas a poner en la cazuela.
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