Ya tenemos casi encima la Navidad. Y con ella llegan los típicos dulces navideños, entre los que no pueden faltar las hojaldrinas junto a polvorones y mantecados, mazapanes y turrones.
Las hojaldrinas son unos pequeños pastelitos navideños con forma generalmente rectangular y una textura crujiente y hojaldrada, con un característico sabor a naranja y cubiertos de una generosa capa de azúcar glass.
En casz gustan mucho, así que este año no me he podido resistir a hacerlas.
En la red he visto que hay dos versiones de la recetas: una que simplemente estira la masa y la corta y otra en la que se hacen múltiples dobleces a la masa, como en el hojaldre. Yo, que soy más bien cabezota, la verdad es que no acabo de ver que simplemente estirando la masa esta se hinche y hojaldre en el horno, más bien me parece que debería quedar como un mantecado. ¡Ojo!, no digo que no funcione, digo que yo no lo veo. De modo que como tenía tiempo para elaborar las hojaldrinas he hojaldrado la masa haciendo varias vueltas (como en el hojaldre) después de poner una capa de manteca en la masa. Haciendo 3 vueltas dobles la masa han subido bien en el horno.
Una peculiaridad de las hojaldrinas es que no llevan nada de azúcar en la masa. El único azúcar que las endulza en la abundante capa de azúcar glass con que se cubren una vez horneadas. Por esos es importante espolvorear con un cantidad generosa de azúcar.
Tradicionalmente las hojaldrinas, como en general todos los dulces caseros navideños, se elaboran con manteca de cerdo. Aunque he visto numerosas recetas en las que se sustituye la manteca por mantequilla he preferido ser fiel al original y emplear manteca. Se pueden elaborar con mantequilla con la misma receta, aunque el sabor y la textura cambiarán un poco.
- 16 hojaldrinas.
- 300 gramos de harina (la normal de todo uso).
- 200 gramos de manteca (150 para la masa y 50 para hojaldrar).
- 50 gramos de moscatel.
- 40 gramos de zumo de naranja.
- La ralladura de una naranja.
- Un pellizco de sal.
- Abundante azúcar glass para espolvorear.
Poner en un bol todos los ingredientes menos los 50 gramos de manteca que se emplearán para hojaldrar. No es necesario sacar la manteca de la nevera con antelación. Con le calor de las manos es suficiente para manejarla con comodidad.
Amasar con la mano. Lo más efectivo al igual que con la masa quebrada o los polvorones es ir pellizcando la masa con la punta de los dedos hasta que quede bien mezclado. Cuando esté bien integrado formar una bola. Envolverla en papel de film y dejarla reposar en la nevera al menos un para de horas, aunque lo mejor es dejarla toda la noche.
A continuación vamos a proceder a hacer el hojaldrado.
La masa tiene bastante grasa, por lo que se pega bastante. Para extenderla con facilidad lo más cómodo es hacerlo entre dos hojas de papel de horno (esta cantidad de masa se maneja bien con un único papel doblado). Así no se pega ni a la encimera ni al rodillo sin necesidad de añadir ni pizca de harina.
Estirar la masa con el rodillo hasta formar un rectángulo bastante más largo que ancho.
Distribuir la manteca restante (50 gramos) sobre los 2/3 de la masa. Se hace muy bien con un cuchillo de mesa, es como si estuviéramos untando mantequilla blandita en una tostada.
Doblar la masa en tres partes, como en la vuelta sencilla del hojaldre. Primero se dobla el tercio sin manteca sobre el centro y a continuación el otro extremo sobre las dos capas anteriores. En la entrada de los croissants se puede ver un esquema de la vuelta simple del hojaldrado.
Girar la masa 90 grados, de modo que quede un lado corto hacia nosotros.
Estirar la masa hasta formar de nuevo un rectángulo alargado, procurando que no pierda demasiado la forma rectangular. Trabajar con cuidado para evitar que se salga la manteca.
Volver a doblarlo en 3 (vuelta simple).
Envolverlo en papel de film y dejar en la nevera entre media hora y una hora para que se enfríe de nuevo la manteca.
Volver a poner la masa sobre la encimera, entre las hojas de papel de horno. Colocarlo con el lado corto hacia nosotros, como si fuera un libro. Vamos a hacer otra vuelta doble.
Estirar con el rodillo hasta formar un rectángulo alargado y volver a doblarlo en 3.
Girar 90 grados.
Estirar de nuevo y volver a doblar en tres.
Envolver de nuevo en el film y dejar en la nevera al menos media hora.
Al sacar de la nevera hacer dos nuevas vueltas.
Una vez acabadas las vueltas ya vamos a cortar las hojaldrina.
Estirar la masa hasta dejarla de un espesor de entre 1 y 2 centímetros. Las más tenían alrededor de de un centímetro y medio.
Para cortarlas se necesita un cuchillo afilado de modo que los cortes sean limpios y no aplaste los bordes. En otro caso no subirán bien. Yo he empleado la rasqueta rígida de panadero, la que se emplea para cortar.
Cortar los 4 bordes, que estarán un poco desiguales.
Cortar la masa en rectángulos. Colocarlos un poco separados sobre una bandeja de horno cubierta con papel antiadherente. No es necesario separarlos mucho ya que no van a crecer hacia los lados.
Procurar que los cortes sean limpios y no aplasten los bordes para que suban bien.
Precalentar el horno a 200 grados.
Poner las hojaldrinas en la parte central y bajar la temperatura a 180 grados en cuanto las metamos en el horno.
Hornear durante 30 minutos. Bajar la temperatura a 160 grados y hornear durante 25-30 minutos más para que se sequen bien.
Sacar la bandeja del horno.
Dejar que se enfríen un poco y todavía calientes espolvorearlas con abundante azúcar glass. Debe quedar una buena capa sobre cada una, ya que es el único azúcar que llevan. Con el calor de las hojaldrinas el azúcar se humedecerá y endurecerá, casi como si fuera un glaseado.
En el corte se ve que han quedado bastante huecas por dentro.
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