Me gustan muchos los mejillones y los preparo como entrante con mucha frecuencia. Además de esta muy ricos tienen una característica poco habitual en el marisco, su precio es económico, lo que nos permite disfrutar de este fantástico producto con frecuencia. Buscando una receta diferente hace unos días preparé estos mejillones gratinados, con bechamel, son en cierta forma similares a los populares tigres, pero con el mejillón entero y doraditos en el horno en vez de fritos.
La mayor parte del mejillón que consumimos procede de Galicia, donde el cultivo del mejillón, la acuicultura en general, es una importante industria. El mejillón está disponible todo el año, pero su temporada óptima va de septiembre a abril. Es en estos meses donde encontramos los mejores ejemplares, con mejor tamaño y conchas más llenas.
El fundamento de esta receta de mejillones gratinados es muy sencillo. Después de limpiar lo mejillones (siempre la parte más tediosa) se abren al vapor, como es habitual en la mayoría de recetas de mejillones. Una vez que están cocidos se retira una de las conchas, dejando únicamente la que tiene unido el mejillón. Se rellenan las conchas con una bechamel preparada con leche y el caldo de cocer los mejillones, para darle más sabor. Se espolvorean con pan rallado y se gratinan en el horno para formar una costra crujiente y doradita. Ricos y sencillos de preparar.
- 4-6 personas.
- Un kilo de mejillones.
- 50 gramos de mantequilla o aciete de oliva virgen extra.
- 50 gramos de harina.
- 400 ml. de leche.
- Una cucharada de tomate frito.
- Sal y pimienta negra molida.
- Nuez moscada.
- Pan rallado
En primer lugar vamos a limpiar y abrir los mejillones
Lavar bien los mejillones bajo el chorro de agua fría, retirando los elementos adheridos a las conchas con ayuda de un cuchillo o el estropajo.
Poner los mejillones limpios en una cazuela, añadir un par de dedos de agua y poner a fuego vivo hasta que se abran.
Según se vayan abriendo los vamos sacando a un plato.
Si algún mejillón no se abre debemos tirarlo porque no está en buen estado.
Apartar del fuego y reservar el agua de cocción.
Cuando se enfríen un poco para poder manejarlos retirar una de las dos conchas de cada mejillón, dejando únicamente la que tiene el bicho unido.
Colocar las conchas con los mejillones en una fuente de horno, procurando que queden en una sola capa.
Colar el agua de cocer los mejillones a través de una gasa fina o una servilleta de papel mojadas. Medir 100 ml., que son los que vamos a usar para la bechamel. El resto se puede guardar para añadir a un fumet.
A continuación vamos a prepara la bechamel.
Poner en una sartén al fuego la mantequilla o el aceite y esperar a que se funda completamente y se caliente.
Añadir la harina de golpe y remover bien para que se mezcle con la mantequilla. Dejar que se fría un par de minutos para que la bechamel no sepa a harina cruda, pero sin dejar que tome color.
Bajar un poco el fuego y comenzar a añadir la leche muy poco a poco, removiendo sin parar para que no se formen grumos.
Una vez que hayamos añadido la leche incorporar de la misma forma los 100 ml. de caldo de cocer los mejillones que tenemos reservados.
Poner pimienta negra molida y nuez moscada al gusto. Comprobar cómo está de sal para vez si es necesario añadir un pellizco, ya que el caldo de los mejillones suele estar bastante salado y puede que no haga falta, yo normalmente no pongo.
Dejar cocer unos 10 minutos a fuego muy suave, removiendo la bechamel con frecuencia.
Incorporar por último el tomate frito, removiendo bien para que se distribuya por igual y la bechamel coja un color un poco rosado uniforme.
Rellenar las conchas con la bechamel caliente, procurando que el mejillón quede bien cubierto para que no se reseque en el horno. No hace falta llegar a todos los rincones de la concha con la bechamel, en el horno se fundirá y llenará todo el hueco.
Espolvorear pan rallado sobre los mejillones.
Colocar la fuente con los mejillones en el horno precalentado y con el gratinador encendido.
Hornear hasta que el pan rallado se dore, necesitará unos 10-15 minutos, pero conviene vigilarlo porque depende mucho del horno.
Servir inmediatamente.
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