La salsa de tomate es uno de los básicos de la cocina que no debería faltar en ningún recetario.
Además de los numerosos usos que tiene la salsa de tomate sola (una buena salsa de tomate puede convertir unos simples spaguetti en una gran comida), la salsa de tomate unida a diversos sofritos es parte fundamental de numerosas salsas y guisos, por lo que siempre nos será útil tenerla lista.
El sabor de la salsa casera no tiene comparación con la que venden y ahora que hay abuncancia de tomates en huertos y fruterías es un momento perfecto para su elaboración.
La salsa de tomate se puede conservar durante largo tiempo. Si tenemos una gran cantidad de tomates porque tenemos la suerte de tener un huerto o simplemente porque aprovechemos que en verano el tomate es muy abundante podemos embotarlos en frascos de cristal y esterilizarlos con la olla express. De esta manera nos durarán hasta un año. Esto es lo que hacía mi madre hace años, muchos años, cuando mi abuelo tenía huerto. Así luego tenía salsa de tomate para el resto del año.
Otra buena opción para cantidades más pequeñas es congelarlo. Yo lo distribuyo en recipientes de plástico o cristal de un tamaño mediano. Me gustan para esto los tarros de mermelada, que además de ser cerrar bien tienen un tamaño parecido a los bricks que venden. Es una cantidad adecuada para añadir a un guiso de 4 raciones o para tenerla en la nevera unos días para ir añadiendo poco a poco de acompañamiento. Para usarlo lo dejaremos que se descongele lentamente en la nevera. Si lo hacemos para usarlo en unos días simplemente se guarda en la nevera en un bote de cristal que cierre bien.
Para hacer la salsa de tomate puede usarse cualquier tipo de tomate, pero si hay que comprarlos a mí los que más me gustan son los de pera, porque son más compactos, con menos líquido y a mí por lo menos por su forma me cuesta menos pelarlos.
Al preparar la salsa de tomate debemos tener en cuenta que va a mermar mucho durante la cocción por la evaporación de gran parte del agua contenida en el tomate, por lo que necesitaremos bastante más cantidad de tomate crudo que la cantidad de salsa que queremos obtener. Dado lo bien que congela creo que es conveniente preparar una buena cantidad de golpe y así lo tenemos listo para una temporadilla. A mí lo que me da pereza al prepararla es pelar los tomates, pero una vez que se pone uno ya da igual pelar unos pocos más. 2 kilos de tomates me parece una buena cantidad. Es manejable en cualquier cazuela mediana y después de cocer nos saldrán unos 3 tarros de mermelada de salsa de tomate.
Es muy común añadir a la salsa de tomate una cucharadita de azúcar para neutralizar la acidez. Yo no lo pongo nunca porque a mí no me resulta ácido (bueno, ya os he contado alguna vez que soy fan total del tomate), pero lo pongo por si queréis añadirlo.
- 3 tarros (un litro aproximadamente).
- 2 kilos de tomates.
- Aceite de oliva virgen extra (unos 100 ml.).
- 1 cucharadita de sal.
- 1 cucharadita de azúcar (opcional).
Pelar los tomates y partirlos en trozos, no hace falta que sean pequeños ni regulares. Para pelar los tomates fácilmente se pueden escaldar sumergiéndolos unos segundos en agua hirviendo. Luego se hacen dos cortes en forma de cruz en la base y la piel saldrá fácilmente.
Poner el aceite a calentar en una sartén o cazuela amplia (mejor si son antiadherentes, ya que el tomate tiende a pegarse).
Cuando esté caliente añadir el tomate, la sal y el azúcar en caso de que lo pongamos (yo no lo pongo nunca).
Dejar cocer a fuego medio-bajo durante 25-30 minutos. De vez en cuando dar vueltas con una cuchara de madera y romper un poco los trozos con el canto de la cuchara.
La salsa deberá hacer chup-chup muy suavemente y se irá espesando poco a poco.
Cuando esté a nuestro gusto triturar pasándola por el pasapuré o la batidora hasta que no quede ningún trocito.
Si empleamos la batidora notaremos que el color de la salsa se vuelve más clarito tras triturarla. Esto se debe a que la batidora mete mucho aire a la salsa. Para solucionarlo y que vuelva a tener un olor más intenso se vuelve a poner al fuego y se deja cocer un par de minutos más.
Ya tendríamos nuestra salsa de tomate casera lista para usarla como más nos guste. Podemos usarlo inmediatamente, conservarlo unos días en la nevera en un tarro de cristal bien cerrado, congelarlo o embotarlo para tener nuestra provisión de salsa de tomate casera siempre a mano.
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