Los germinados son alimentos muy saludables y con un alto poder nutritivo. El germinado encierra en su interior toda la energía que hará surgir una nueva planta. Es fácil incorporarlos a nuestra alimentación en todo tipo de platos, especialmente en ensaladas y salteados. Es muy sencillo hacer germinados en casa, con la ventaja de salen muchísimo más baratos que los comprados y además podemos preparar una mayor variedad, ya que podemos germinar muchísimos semillas y productos que es fácil encontrar en el supermercado pero no es tan habitual encontrar en forma de germinados. Además de la judía mungo que es fácil encontrar ya germinada (lo que habitualmente llamamos brotes de soja son en realidad brotes de judía mungo) podemos germinar todo tipo de legumbres (lentejas, garbanzos, otros tipos de judías, etc), cereales (trigo, avena, cebada) y todo tipo de semillas (sésamo, girasol, semillas de verduras y hortalizas, así como de especias y plantas medicinales).
El proceso de germinado es muy sencillo. Consiste en mantener las semillas que queremos germinar en las condiciones adecuadas de humedad y temperatura para que comience a desarrollarse la nueva plantita, el brote. Seguro que todos hicimos en el cole el experimento de mantener unas lentejas o alubias entre algodones húmedos para ver cómo brotaban. El proceso es básicamente el mismo. Necesitaremos mantener las semillas húmedas durante varios días para obtener nuestros germinados (la judía mungo por ejemplo necesita 5 días), pero apenas tendremos que dedicarle un par de minutos cada día para volver a humedecer nuestros brotes.
Yo germino habitualmente semillas de judía mungo. Aunque os parezca un producto desconocido lo que habitualmente llamamos brotes de soja son en realidad brotes de judía mungo, que a veces también se denomina soja verdes (aunque no sea soja). Es una legumbre asiática en forma de bolitas de color verde oscuro (las bolitas que se ven en la primera foto en el bol del fondo). Aunque se puede usar perfectamente para hacer potajes su uso más habitual en nuestro país es la preparación de germinados. Desde hace unos años se encuentra fácilmente en muchos supermercados. Yo uso habitualmente las de La asturiana, que cada vez es más sencillo encontrar en el supermercado junto al resto de legumbres. El paquete de medio kilo cuesta menos de un euro y da para hacer germinados para un regimiento, por lo que la diferencia de precio respecto a los brotes comprados es terrorífica, compensa enormemente dedicarle un par de minutos a enjuagarlos y mimarlos. Como curiosidad en este caso comentar que en la parte delantera están etiquetadas simplemente como "LEGUMBRES". Imagino que la gente busca soja en vez de judía mungo y han optado por suprimir directamente el nombre.
Durante el proceso de germinado las semillas aumentan notablemente su tamaño, puede llegar a aumentar 10 veces su peso. Con 25 gramos de judías mungo obtendremos brotes suficientes para 4 personas (para hacer una ensalada con muchos brotes). Con el paquete de medio kilo y menos de un euro tenemos para preparar germinados un montón de veces.
Los germinados de judía mungo caseros alcanzan un tamaño mayor que los que habitualmente compramos. Tienen un sabor un poco más marcado pero agradable. También les crecen unas hojitas y pequeñas raíces que no hay en los brotes de bote, al fin y al cabo son una mini plantita que plantada en tierra crecería hasta formar una planta. Estas hojitas y raíces se comen junto con el resto del brote.
El germinador
Un germinador es un aparato que nos permite mantener las condiciones de temperatura y humedad para poder germinar semillas. Los germinadores comerciales están formados habitualmente por varias bandejas hondas superpuestas, con una forma que a mí me recuerda las vaporeras chinas de bambú. Estas bandejas están agujereadas en su base, de forma que el agua no quede estancada. Al tener varios niveles podemos germinar distintas semillas a la vez o simplemente semillas de la misma variedad en distintos estados de germinación, para tener asegurado siempre nuestro suministro. Son muy cómodas además porque normalmente basta con añadir agua al recipiente superior y al estar agujereadas las bandejas se distribuirá por todas ellas.
No es necesario tener un germinador para poder hacer geminados caseros. Si queremos probar esta técnica o vamos a prepararlos solo de vez en cuando podemos fabricarnos un germinados casero. Podemos emplear cualquier recipiente en el que podamos agujerear la base o la tapa. A mí me resultan muy cómodo los envases de yogurt de medio litro. A mí me resulta más sencillo hacer agujeritos en la tapa (los hago con una punta grandecita) y dejar el tarro patas arriba que hacerlos en la base, eso depende de la pericia de cada uno o de lo resistente que sea el material. Lo importante es que los agujeros tengan tamaño suficiente para que pueda salir el exceso de agua, de modo que las semillas estén húmedas pero no quede agua encharcada.
Lavándolos bien entre los distintos usos se pueden reutilizar varias veces.
Respecto al tamaño tened en cuenta que los germinados crecen mucho, alcanzando un tamaño muchísimo mayor que la semilla de la que proceden. Yo suelo emplear unos 25 gramos de semillas de judía mungo y el último día ocupan el tarro de medio litro por completo.
- 4 personas.
- Semillas de judía mungo. Con 25 gramos sale una buena cantidad de brotes para 4 personas. También se puede emplear otra variedad de semillas.
Aclarar bien las semillas bajo el grifo.
Poner las semillas en un bol o en un plato hondo. Es preferible que que queden un poco extendidas. Añadir agua de forma que queden completamente cubiertas.
Dejar en remojo toda la noche.
Escurrir las semillas, aclararlas con agua fresca y ponerlas en el germinador.
Si estamos empleando un germinador casero recordad que hay que dejarlo siempre con la parte agujereada hacia abajo, para que salga el exceso de agua, de modo que las semillas estén húmedas pero no encharcadas. No está de más asegurarse al principio de que los agujeros permiten que salga todo el exceso de agua.
Mantener el germinador en un lugar fresco y a poder ser oscuro, ya que germinan mejor, siempre con la parte agujereada hacia abajo. Hay que tener cuidado si se ponen las semillas en un armario buscando un sitio oscuro porque a veces al estar cerrados la temperatura puede ser un poco alta o no estar suficientemente ventilados, con lo que las semillas pueden acabar fermentándose antes de germinar.
Repetiremos el proceso de aclarar las semillas 2 veces al día. Con semillas pequeñas cuando no hace mucho calor puede ser suficiente con enjuagarlas una sola vez, pero a mí me resulta más cómodo hacerlo siempre las dos veces, al mantener la rutina no se me olvida hacerlo.
Para enjuagar las semillas las pongo en un colador y las pongo bajo el grifo de agua fría.
En el caso de las semillas de judía mungo (lo que habitualmente llamamos soja) el crecimiento es muy rápido. Al día siguiente ya empieza a aparecer el brote y en 5 días tienen ya un par de hojitas y raíces y están listas para comer.
La pielecilla verde de la judía mungo se va desprendiendo cuando germinan y empieza a crecer el brote. Para eliminarla lo más cómodo es poner los brotes en un bol bien cubiertos con agua, los brotes se van al fondo y las pielecillas frotan, con lo que es muy cómodo eliminarlas.
Os voy a mostrar todo el proceso en imágenes.
No tengo fotos de las semillas el primer día. Son simplemente las bolitas verdes que se ven al fondo en la imagen del inicio del post.
A las 24 horas (día 2) ya han empezado a germinar y los brotecitos son bastante largos. Lo judía mundo germina con mucha rapidez.
El tercer día han aumentado bastante de tamaño y ya ha aparecido alguna hojita. Al aclararlos he aprovechado para empezar a retirar las pielecillas que se iban desprendiendo.
El cuarto día han crecido mucho y casi todos los brotes tienen un par de hojitas de color amarillo-verde clarito. Están empezando a aparecer pequeñas raíces.
Este es el aspecto después de 5 días. Los brotes son ya muy grandes, bastante más que los que vienen envasados.
A partir de este momento ya no tiene sentido dejarlos germinar más tiempo. Esto en el caso de la judía mungo, otras variedades pueden necesitar más tiempo. Si los dejamos más adquirirán un sabor más fuerte, con un deje un poco amargo (signo de que nos hemos pasado con el germinado) pero no van a crecer más.
Los brotes ya se pueden consumir. Si no os hace mucha gracia ver las raíces se pueden retirar. Yo elimino con los dedos alguna que es más larga pero el resto las dejo.
Es aconsejable poner los brotes un par de horas en un sitio con mucha luz (yo los pongo directamente delante de una ventana en la que dé bien el sol) para que las hojitas se pongan más verdes. Esto no se hace por una cuestión estética, es para que sinteticen clorofila por acción del sol, lo que hará que sean todavía más nutritivos.
Se conservan en la nevera en un tupper hermético durante una semana en perfectas condiciones. Yo suelo poner un par de servilletas de papel en la base para que absorba la humedad.
Listos para añadirlos a nuestras ensaladas, salteados y nuestras recetas favoritas.
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