Me encantas estas galletas de avena (oatmeal cookies) para la merienda o un tentempié a media mañana. Son unas galletas gorditas, con los bordes más crujientes y un centro que se mantiene blandito y jugoso. Los copos de avena al hornearse dan a las galletas una textura fantástica, que unido a un fantástico sabor a canela y naranja hace que estas galletas sean absolutamente irresistibles.
Este tipo de galletas de avena son muy populares en Estados Unidos, donde la avena es un cereal bastante más consumido que en España. Son muy distintas a las galletas con avena que solemos encontrar en el supermercado, que son muchas veces galletas de tipo Digestive con avena totalmente triturada. Estas galletas son mucho más rústicas, más bien gorditas en su parte central, lo que hace que el centro quede siempre húmedo y jugoso (el azúcar moreno también ayuda que que queden húmedas), con los bordes un poco más finos y crujientes. La textura de la masa es mucho más rugosa que en otras galletas, con los copos de avena enteros que quedan riquísimos al hornease.
Para dar más sabor a las gallegas de avena me gusta añadir canela y un poco de ralladura de naranja. Para mí gusto le dan un sabor fantástico. Quedan genial también con vainilla.
Esta receta es la base a partir de la cual se pueden preparar distintas variedades de galletas de avena añadiendo algunos tropezones. Son muy habituales las pasas, nueces y frutos secos diversos y las pepitas de chocolate. Quedan muy bien las combinaciones de pasas y nueces y la de chocolate con frutos secos.
Existen distintos tipos de avena. En primer lugar están los "normales", los tradicionales. Se elaboran con los granos de avena enteros y aplastados, y tienen una forma ovalada y plana. Normalmente se etiquetan como copos de avena, sin más, o como copos de avena integrales. Habitualmente se encuentran también otra variedad de copos de avena cortados en trocitos más pequeños. Dependiendo de la marca vienen etiquetados como copos de avena suaves, finos o con nombres similares. Al ser más pequeños y finos necesitan menos tiempo para hidratarse y ablandarse, aunque a mí personalmente me gustan menos, porque si los dejas demasiado en remojo se quedan muy pastosos para mi gusto, prefiero los normales. Es fácil encontrar los dos tipos en herbolarios y en cualquier supermercado un poco grande, normalmente junto con los productos dietéticos. En países con más tradición de consumo de avena es muy habitual otra variedad de copos rápidos que han sido precocidos, pero aquí salvo en supermercados muy grandes no son fáciles de encontrar.
Para preparar las galletas de avena se suelen usar los copos "normales". Al ser más grandes le dan esa textura tan especial que tiene el interior de las galletas de avena. Si habitualmente usas copos suaves o finos se pueden emplear sin ningún problema para la receta. La textura no será la misma, será más lisita, pero quedarán igual de ricas de sabor.
Con las cantidades de la receta sales unas dos docenas de galletas grandecitas. Se conservan muy bien en una caja hermética durante una semana. Se pueden dividir los ingredientes por la mitad para preparar una docena de galletas.
He reducido un poco la cantidad de azúcar y mantequilla que llevaba la receta original. Indico en la receta las cantidades originales y las que yo uso.
- 24 galletas aproximadamente.
- Una taza y media de harina (190 gramos).
- Una taza de mantequilla (230 gramos). Yo uso unos 190 gramos.
- Una taza de azúcar moreno (200 gramos). Yo uso 175 gramos.
- Media taza de azúcar blanco (100 gramos). Yo pongo 50 gramos.
- 2 huevos grandes.
- 3 tazas de avena (240 gramos).
- Una cucharadita de sal.
- Una cucharadita de levadura de repostería.
- Una cucharadita de canela (opcional).
- Ralladura de una naranja (opcional).
Para preparar las galletas se necesita que la mantequilla esté blandita, aunque no fundida, por lo que será necesario sacarla de la nevera con al menos un par de horas de antelación.
Poner en un bol la mantequilla y batir hasta que esté cremosa.
Añadir los dos tipo de azúcar (blanco y moreno) y continuar batiendo hasta que esté bien integrado.
Incorporar los huevos y la ralladura de naranja si se usa. Batir hasta que esté todo bien mezclado.
Poner en un bol pequeño la harina, la sal, levadura y canela. Remover un poco para que se mezcle bien.
Añadir la harina al primer bol y mezclar bien con una cuchara o una lengua de cocina hasta que toda la harina se mezcle con los ingredientes húmedos y no quede harina suelta. Es una masa muy densa.
Añadir la avena y mezclar bien hasta que la masa sea homogénea.
Meter la masa en la nevera al menos 30 minutos hasta que se enfríe y endurezca. Así es más manejable para formar las galletas. Puede dejarse reposando en la nevera hasta 3 días. Si la dejamos en la nevera más de 3 horas es conveniente sacarla con 30 minutos de antelación antes de formar las galletas para que se atempere un poco.
Formar bolas de masa de unos 35-40 gramos. Se pueden hacer con ayuda de dos cucharas, una cuchara de helado si tenemos una de tamaño adecuado o haciéndolas rodar entre la palmas de las manos, que para mí es la opción más cómoda. Al estar fría la masa se maneja muy bien.
Colocar las bolas de masa en una bandeja de horno. Yo no he usado nada, pero se puede colocar una hoja de papel de horno o un silpat sobre la bandeja. Dejar bastante espacio entre las bolas para que no se peguen al expandirse en el horno. Lo ideal es poner como mucho 12 en una bandeja (3 filas de 4 bolas), así tendrán espacio suficiente para extenderse.
No es necesario aplastar las bolas. Se expandirán ellas solas al calentarse en el horno, adquiriendo forma de galleta redondeada. De esta forma quedan con el centro más gordito y jugoso.
Con las cantidades de la receta salen unas 24 galletas, por lo que tendríamos para 2 bandejas.
Mientras que formamos las galletas precalentar el horno a 180 grados.
Colocar la bandeja con las bolitas de masa en la parte central del horno.
Hornear hasta que los bordes comiencen a dorarse. El centro de la galleta seguirá estando blandito al apretar con el dedo. La mayoría de las recetas que he visto indicaban 13-14 minutos de cocción, pero en mi horno suelen necesitar un par de minutos más. En ningún caso deben cocerse hasta que la parte central de la galleta deje de estar blanda al tacto, ya que al enfriarse quedarán muy duras. La parte central se irá endureciendo a medida que se enfríen. Si hemos horneado las dos bandejas a la vez es posible que la bandeja inferior necesite un par de minutos adicionales después de retirar la otra bandeja.
Sacar la bandeja del horno y dejar reposar las galletas en la bandeja durante 5 minutos. Transcurrido ese tiempo pasarlas a una rejilla hasta que se enfríen del todo.
Se conservan en perfecto estado alrededor de una semana en un recipiente metálico hermético.
Buenísima la receta!
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