La manzana es sin duda uno de los ingredientes que más a menudo utilizo en repostería, de modo que creo que lo más adecuado para celebrar que con la llegada del frío he vuelto a encender el horno será otro postre más con manzana, en concreto un pastel de manzana. Esta es sin duda una de las tartas de manzana más sencillas de preparar que conozco. Sencilla, rápida, bonita y buenísima. No hay excusa para no prepararla ya.
Es una tarta sencillísima de preparar, ya que no lleva ningún tipo de base. Está formada por una masa similar a las que se usan para los bizcochos que también lleva manzana triturada, de hecho a veces me parece más un bizcocho que una tarta, aunque no tiene esa estructura tan aireada y ligera de los bizcochos, es más densa y húmeda, más cremosa al morder. Sobre esta base se coloca una capa de láminas de manzana bien ordenaditas, con esa estructura tan familiar de las tartas de manzana. Para darle un toque especial la tarta se glasea con mermelada de albaricoque al sacarla del horno, una cobertura muy habitual para las tartas de fruta que le da un brillo muy bonito y elegante.
Es una receta estupenda, de esas que van bien para cualquier ocasión. Una tarta lo suficientemente sencilla como para prepararla de forma frecuente para merendar, pero que a la vez es suficientemente sofisticada como para servirla de postre tras una comida. Una tarta que igual se puede comer con cubiertos tras una comida que con la mano en meriendas y situaciones más informales.
- 6-8 personas.
- 4 manzanas.
- 180 gramos de harina de repostería.
- Medio sobre (unos 8 gramos) de levadura de repostería.
- 4 huevos.
- 150 gramos de azúcar.
- 200 ml. de leche.
- 30 gramos de mantequilla.
- Una cucharadita de canela en polvo (opcional).
- 2 cucharadas de mermelada de albaricoque.
- Unas gotas de zumo de limón.
- Mantequilla y harina para vestir el molde.
Poner en un bol más bien amplio la harina, la levadura, los huevos, el azúcar y la leche. Añadir también la canela si la ponemos.
Pelar y descorazonar dos de las manzanas. Trocearlas y añadirlas al bol.
Triturar bien hasta obtener una pasta homogénea.
Fundir la mantequilla suavemente en el microondas o en un cacito al fuego y añadirla a la masa.
Batir un poco hasta que se integre bien.
Preparar un molde desmontable de 20 centímetros (valdría también uno de 22) untándolo con mantequilla y espolvoreando con harina, sacudiéndolo bien para eliminar el exceso.
Verter la masa sobre el molde.
Pelar las otras dos manzanas restantes, cortarlas en cuartos y descorazonarlas.
Partir los cuartos de manzana en láminas muy finas.
Colocar las láminas de manzana sobre la superficie de la tarta en círculos concéntricos, solapándolas bastante. Empezar colocando la manzana por el borde del molde. Si las manzana son muy grandes es probable que nos sobre un poco de manzana laminada.
Mientras se prepara el pastel prepalentar el horno a 180 grados.
Colocar el molde en la parte central, sobre la rejilla.
En el molde de 20 centímetros necesitará una hora hasta que esté hecha. Si el molde es un poco más grande al quedar más plana necesitará algo menos de tiempo, unos 45 minutos. Para probar si está hecha insertar un palillo o una aguja gruesa de hacer punto en el centro. Si sale limpia está lista, en caso contrario hornear algún minuto más.
Sacar el molde del horno y colocarlo sobre una rejilla.
Calentar las dos cucharadas de mermelada de albaricoque con una cucharada de agua y unas gotas de limón, removiendo bien que quede una textura homogénea. También puede calentarse en el micro, removiendo bien al sacarla. Si te da mucha pereza puede emplearse directamente la mermelada sin calentar, directamente del tarro, pero al calentarla se extiende mucho mejor y queda un brillo más elegante.
Con ayuda de un pincel de cocina distribuir la cobertura de albaricoque sobre la manzana, procurando que toda la superficie quede bien cubierta.
Esperar a que se temple un poco y desmoldar. Dejar que se enfríe del todo antes de servir.
Servir cortada en porciones.
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