Hoy 16 de octubre se celebra un año más el Día Mundial del Pan y un año más este blog se une a esta gran celebración de los panaderos caseros de todo el mundo. El anuncio del evento en español puede encontrarse en Gastronomía & Cía.
Para celebrar este evento quería preparar un pan algo festivo, y al final me he decantado por unos Chelsea buns, bollos de Chelsea, unos bollitos ingleses para el té que llevaban tiempo en mi larguísima lista de panes pendientes.
El Chelsea bun es un bollito de masa enrollada (son como las caracolas) relleno de pasas y una mezcla de azúcar con mantequilla y especias. Normalmente se cubre con un glaseado de agua y azúcar, pero yo reconozco no ser muy aficionada a los glaseados y los suelo eliminar. Fue creado en el siglo XVIII en el Bun House, en el barrio de Chelsea, en Londres, un establecimiento al que acudían frecuencia miembros de la casa real hasta que fue demolido en 1839.
Una particularidad de estos bollos es que se suelen hornear dejando poco espacio entre ellos, por lo que al crecer se unen entre sí, con lo que apenas tienen corteza lateral y su forma acaba siendo más o menos cuadrada en vez de redonda. La cuadratura del círculo hecha pastelito para el té.
Lepard indica que en origen en el relleno de los Chelsea buns se empleaba nuez moscada, pero que a principios del siglo XX la canela pasó a ser la especia prefecida. Yo pongo las dos especias, me encantan las dos, pero si alguna de las dos nos es de vuestro agrado se puede eliminar.
Estos bollitos suelen ir aromatizados también con limón. He encontrado recetas que lo añaden en la masa y otras que lo añaden en el relleno. Yo lo pongo en el relleno, pero se podría poner en la masa perfectamente.
- 12 unidades.
- 500 gramos de harina panadera (que no tenga mucha fuerza).
- 270 ml. de leche.
- 60 gramos de mantequilla.
- 60 gramos de azúcar.
- Un huevo.
- 15 gramos de levadura de panadero fresca.
- 7 gramos de sal.
- 35 gramos de mantequilla.
- 40 gramos de azúcar moreno.
- La ralladura de un limón.
- Una cucharadita de canela molida.
- Media cucharadita de nuez moscada molida.
- 100 gramos de pasas.
- Leche para pintar los bollos.
- Azúcar para pintar los bollos.
- Harina para la encimera.
Poner en un bol amplio la harina. Añadir la leche, la mantequilla cortada en trocitos (no hace falta que esté blanda), el huevo ligeramente batido, el azúcar, la sal y la levadura desmenuzada.
Mezclar bien con ayuda de una rasqueta, una cuchara o la mano hasta que se absorba todo el líquido.
Volcar la masa sobre la encimera y amasar hasta que se vuelva lisa y brillante. Necesitará unos diez minutos. Cuando la mantequilla comienza a integrarse en la masa se vuelve un poco pegajosa. En ese momento se puede seguir amasando hasta que deje de ser pegajosa o podemos taparla con el bol invertido y dejarla reposar un par de minutos. El reposo hace maravillas con la masa.
Hacer una bola con la masa y colocarla en el bol. Taparla bien. Me parece muy cómodo meter el bol en una bolsa de plástico y atarla bien para cerrarla.
Dejar reposar unas dos horas en sitio cálido.
Mientras que fermenta la masa vamos a preparar el relleno.
Poner en un bol la mantequilla, que deberá estar muy blanda, el azúcar, la canela y la nuez moscada (o sólo una de las dos si preferimos) y la ralladura de limón. Mezclar bien hasta formar una pasta homogénea. Reservar.
Forrar un molde rectangular con papel de horno. Para hornear 12 bollos debería tener unos 25x40 cm. Yo tenía preparada la fuente grande de Pyrex (unos 23x32 de medida interior), pero cuando la estaba llenando he visto que no cabían todos, así que he colocado 8 en esta fuente y los otros 4 han ido a otra fuente más pequeña cuadrada. Reservar el molde preparado.
Volcar la masa sobre la encimera y dar un suave amasado para desgasificarla.
Espolvorear una nube de harina sobre la encimera y sobre la masa.
Con un rodillo extender la masa hasta formar un rectángula de unos 40 x 30 centímetros, intentando que las esquinas queden más o menos rectas.
Colocar el rectángulo con un borde largo hacia nosotros (como un folio apaisado).
Con ayuda de una espátula o un cuchillo de punta roma extender el relleno sobre la masa, dejando un pequeño borde vacío en el lado más próximo a nosotros. Repartir montoncitos de relleno por toda la masa y extenderlos para hacerlo con más comodidad.
Repartir las pasa por encima del relleno.
Empezando por el lado más alejado de nosotros enrollar la masa hasta formar un cilindro. Para cerrarlo bien untar un poco de agua en el borde que hemos dejado libre.
Con un cuchillo afilado o la rasqueta cortar el rollo en 12 porciones de tamaño parecido. Colocar las porciones en la bandeja, dejando un par de centímetros de separación entre ellas. No dejar una distancia excesiva porque la gracia de estos bollos es que se peguen al crecer y no tengan casi borde.
Tapar la bandeja y dejar reposar algo más de una hora en sitio cálido.
Mezclar media tacita de leche con una cucharada de azúcar y pincelar con esta mezcla los Chelsea buns justo antes de meterlos al horno.
Precalentar el horno a 190ºC.
Colocar la bandeja en la parte central y hornear durante 35-40 minutos.
Sacar del horno y dejar enfriar la bandeja sobre una rejilla.
Sacar los bollos de la bandeja levantando el papel.
Separar los bollitos cuando se vayan a comer.
Están mucho más ricos comidos en el día, pero aguantan bien un par de días más pasándolo unos segundos por el micro, apenas 15 segundos a media potencia.
¡Me encantan estos bollos! Te han quedado perfecto. Gracias por participar en WBD.
ResponderEliminarGracias a tí por organizar cada año el WBD!!!
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