Este año ha tardado en llegar, pero no os creáis que este invierno va a faltar mi habitual repertorio de recetas con alcachofas. Como ya os he dicho otras veces es una de mis verduras preferidas, por lo que la consumimos mucho a lo largo de toda la temporada y para no se aburran de ella trato de buscar siempre recetas nuevas. Estas alcachofas salteadas al ajillo de hoy son una de las formas más sencillas de prepararlas que puede haber, y resultan perfectas como acompañamiento o guarnición para cualquier plato de carne o pescado o servidas como entrante.
- 8-12 alcachofas (2 o 3 por persona, según queramos servirlo como primer plato o como guarnición).
- 8 dientes de ajo.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal y pimienta negra molida.
Eliminar las hojas exteriores y duras de las alcachofas hasta que aparezcan las hojas más claritas y tiernas. Cortar los extremos duros de las hojas. Eliminar el extremo del tallo (a mí me gusta dejar parte del tallo, pero puede eliminarse por completo) y raspar la porción del tallo que queda para eliminar la primera capa.
Cortar cada alcachofa en cuartos y eliminar la pelusilla central. Cortar cada cuarto otra vez por la mitad.
Se pueden frotar los trozos de alcachofa con un poco de limón para que no se pongan negros. En recetas en las que van guidas pongo las alcachofas según las voy cortando en un bol lleno de agua con un poco de perejil o una rodaja de limón, pero en esta receta como van salteadas prefiero no mojarlas porque se queda agua entre las hojas y saltan mucho.
Pelar los ajos y laminarlos si se quiere. Yo los dejo enteros.
Poner al fuego una cazuela amplia con el fondo cubierto con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
Añadir los ajos.
Cuando el aceite esté caliente y los ajos comiencen a dorarse, pero sin coger demasiado color porque entonces amargan un poco, añadir las alcachofas troceadas.
Poner sal y pimienta negra molida al gusto.
Remover bien para que se mezclen por igual.
Bajar un poco el fuego (lo dejo en 5 sobre 9 en mi vitro) y cocinar durante 15-20 minutos hasta que las alcachofas estén tiernas. Remover con frecuencia para que se hagan por igual. Para comprobar si están tiernas se puede pinchar con un cuchillo en el corazón.
Servir recién hechas como entrante o guarnición.
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