Las madeleines son uno de los productos más característicos de la repostería francesa. Son la versión francesa de nuestras queridas magdalenas, unos pequeños bizcochitos individuales que en este caso se caracterizan por la forma de concha de su base y la joroba que presentan en su superficie, similar a la de las magdalenas. Por su forma resultan muy elegantes para acompañar la merienda o un café.
Se hornean en unos moldes especiales con varias cavidades en forma de concha. El mío es de silicona (cortesía de pyrex) con 10 cavidades de tamaño mediano. Es muy cómodo de usar porque después de un par de usos no se pega nada de masa y al desmoldarlas las madeleines quedan perfectas. Los hay también metálicos.
Hace unos meses publiqué la versión básica de las madeleines. En esta ocasión se trata de unas madeleines de chocolate, que incorporan en la masa cacao en polvo y pequeños trocitos de chocolate. ¡Irresistibles! Están basadas en las que publicá Cristophe Felder en su libro Repostería, una maravilla de libro.
Las madeleines quedan preciosas con su forma de concha, pero si no disponemos de molde podemos disfrutar de todos modos de esta receta preparándola en cápsulas de magdalena. Un poco menos vistosas pero igual de ricas.
- 20 madeleines.
- 140 gramos de harina.
- 140 gramos de mantequilla.
- 125 gramos de azúcar.
- Extracto de vainilla (yo no he puesto porque he usado azúcar vainillado).
- 20 gramos de cacao en polvo.
- 2 huevos.
- Un pellizco de sal.
- Una cucharadita de levadura de repostería.
- 40 gramos de chocolate de cobertura.
Poner en un cazo la mantequilla troceada. Ponerlo al fuego hasta que se funda. Continuar cociendo la mantequilla hasta que adquiera un color y olor a avellana. Es lo que se llama mantequilla avellana. Apartar del fuego y dejar enfriar antes de usarla.
Poner el chocolate sobre la tabla de partir y picarlo en trozos muy menudos con ayuda de un cuchillo. Reservar.
Poner en un bol los huevos, el azúcar y el extracto de vainilla y batir hasta que esté muy espumoso.
En otro bol unir la harina, el cacao en polvo, la levadura y un pellizco de sal. Remover para mezclar bien.
Tamizar la harina sobre el primer bol. Mezclar bien con una cuchara de madera o una espátula de silicona hasta que la mezcla sea homogénea. Es una mezcla bastante densa.
Añadir la mantequilla fundida y fría, procurando que no caigan los residuos blancos que flotan sobre ella y sin rascar el fondo (puede ser útil filtrarla a través de un colador fino). Continuar mezclando hasta que esté perfectamente integrado.
Tapar y dejar reposar a temperatura ambiente un par de horas.
Precalentar el horno a 200 grados, calor arriba y abajo.
Untar el molde con mantequilla. El mío es de silicona y no se pega (aun así le pongo un poco de mantequilla o aceite), pero si es necesario se puede espolvorear también un poco de harina en cada cavidad.
Poner una cucharada de masa en cada cavidad. No deben quedar llenas del todo ya que en el horno la masa crece y si está muy llenas desborda y quedan un poco más feas
Poner el molde en la parte central del horno y hornear durante 12-14 minutos.
Sacar el molde del horno, despegar las madeleines y dejarlas enfriar sobre una rejilla.
Si nos queda más masa (a mí me han salido 20 madeleines en dos tandas en mi molde de 10 cavidades) volver a llenar el molde (untar de nuevo un poco de mantequilla si es necesario) y hornear de la misma forma hasta que se acabe la masa.
Deliciosas para acompañar un café o un té.
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