Los churros son uno de los desayunos más tradicionales de nuestra gastronomía. Probablemente no el más frecuente, pero sí el más tradicional. Aunque sea habitual tomarlos en bares y cafeterías pará mí siempre estarán relacionados con desayunos de domingo en mi casa.
Desde que yo era muy pequeña mi madre solía hacer chocolate con churros algunos domingos para desayunar. Y también para merendar en los cumpleaños, pero yo recuerdo más los desayunos. No los hacía de forma muy habitual, pero yo recuerdo perfectamente esos desayunos. Y sobre todo recuerdo la churrera de metal que empleaba para hacerlos y que todavía seguimos empleando. Mira que es un artilugio simple, pero a mí me fascinaba.
El único inconveniente de los churros es que para hacerlos necesitamos una churrera, pero no es contratiempo grave, la verdad. En mi casa hay desde que yo tengo memoria una de metal, pero he visto en El corte inglés la versión actualizada de la misma marca en plástico alimentario blanco por menos de 10 euros. Me hizo mucha gracia porque en la caja está dibujada la caja de la que tiene mi madre. Supongo que es para que los que recordamos esa churrera de nuestra infancia piquemos y la compremos. La verdad es que con ese precio con dos o tres veces que se hagan churros en casa en vez de comprarlos se amortiza la compra. Los ingredientes no pueden ser más simples: agua y harina. Y no es que sean fáciles de hacer, es que son facilísimos.
Yo preparo siempre los churros rectos y alargados dejándolos caer directamente en la sartén. Yo lo hago así porque es como siempre lo hacía mi madre. También he visto gente que hace una espiral en la sartén y luego los corta con unas tijeras. Lo que me parece más complicado de hacer en casa, no lo he intentado nunca, la verdad, son los churros con forma de medio lazo que venden.
Hace unos días hicimos churros acompañados de un buen chocolate para celebrar el cumpleaños de mi padre.
- 4 personas.
- 1 tazón de agua.
- 1 tazón de harina.
- Media cucharadita de sal.
- Un litro de aceite para freir (sobrará mucho). A mí me gusta usar aceite de oliva, pero si te resulta muy suerte puede usarse aceite de girasol.
- Azúcar para espolvorear los churros.
Poner el agua al fuego con la sal.
Cuando el agua comience a hervir apartarla del fuego y volcar toda la harina de golpe sobre el agua. Mezclar bien con una cuchara de madera hasta que esté bien integrado y toda la harina esté perfectamente hidratada. Al final deberá hacer bola (o algo parecido) y separerse un poco de las pareces del cazo. Cuanto más lisa y sin grumos quede la masa más finos serán los churros. La masa es una especie de engrudo muy espeso que se pega a todas partes. Aunque pueda parecer mentira te garantizo que esa argamasa se convierte en unos churros nada pesados. Así que paciencia y brazo para removerla.
Cuando la pasta está lisa rellenamos el cuerpo de la churrera con ella ayudándonos de una cuchara de madera. Empujar la masa hacia abajo con la cuchara para que no queden huecos. Colocamos el elemento para dar forma a los churros que más nos guste y la cerramos según las instrucciones.
Mientras rellenamos la churrera ponemos al fuego una sartén con abundante aceite.
Cuando el aceite esté caliente comenzamos a hacer los churros. Giramos la manija de la churrera hasta que aparezca un poco de masa por la abertura. Sujetamos la churrera a cierta altura sobre la sartén. Vamos girando la manivela hasta que haya salido una cantidad de la longitud de un churro. La cortamos al ras de la base de la churrera con el dedo y la depositamos con cuidado para que no salte en el aceite. Continuamos haciendo churros de la misma forma hasta completar la sartén. Tienen que quedar holgados para no pegarse y freirse convinientemente.
En la foto puede verse a mi hermana haciendo los churros. Yo además de la foto estaba haciendo el chocolate con que los acompañamos.
Cuando estén doraditos les damos la vuelta para que se hagan por los dos lados.
Cuando estén bien hecho los sacamos y los colocamos en un plato cubierto con papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite.
Continuamos haciendo churros de la misma forma hasta agotar la masa.
Pasamos los churros a una fuente de servir y los espolvoreamos con azúcar antes de llevar a la mesa.
Servirlos bien calientes café con leche, con un rico con chocolate a la taza como el que hicimos nosoras o con lo que se desee, pero mejor si se pueden mojar.
Ah, que buenos recuerdos.
ResponderEliminarMi abuela también hacía a veces churros, aunque tampoco era muy frecuentemente. Y yo, que de chiquilla ya apuntaba maneras, siempre me animaba a echar una mano. Creo que porque me hacía mucha gracia que de aquel aparatito que parecía de juguete saliesen churros :D
Los hacíamos más pequeños, pero de la misma forma que tú.
Pues sí, qué recuerdos! De hecho creo que por lo que me gustan tanto los churros caseros es precisamente por los recuersos que despiertan.
EliminarLos churros son un clásico de los desayunos y meriendas tradicionales, especialmente recordados por su vínculo con momentos familiares y celebraciones.
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